
Ya hace un buen tiempo que Plan 4 se encuentra establecido como uno de los actos en vivo más importantes de la escena metalera argentina. Contando (ahora) con cinco discos de estudio, con numerosas participaciones en diversos festivales, junto a artistas nacionales y extranjeros – de hecho, ya tienen confirmada su participación en el próximo Monster of Rock junto a Megadeth, Anthrax, Rata Blanca y cía – y con una trayectoria que ya ronda los quince años, la banda se encuentra aceitada cual máquina en perfecto funcionamiento. Así lo dejaron demostrado ése sábado en el Teatro Vorterix (recinto del cual ya hicieron su hogar) cuando presentaron su nuevo disco; “Lleva tu mente al límite”.
A las 21.00 horas exactas se apagaron las luces y, después de la intro, los músicos tomaron sus posiciones en el escenario de la misma forma que los fans hicieron lo propio en el círculo del Vorterix el cual estaba lleno casi en su totalidad. “¡Somos Plan 4!” grita el cantante Javier “Knario” Compiano “¡y esto es ‘Mi Religión’!” y con dicho tema arrancó la masacre sonora que duraría dos horas. Desde la primer nota hasta el final del show, Plan 4 conformó una pared inquebrantable con un sonido potente y nítido, y con un despliegue escénico que es el fruto de la experiencia que brindan los años. Gonzalo Espejo (batería) y el “Lechu” Maharbiz (bajo) no dejaron lugar a fisura alguna mientras que Pehuen Berdun (guitarra) disparaba riffs y solos que mutaban desde el Thrash hasta el Metalcore, pasando por el Groove panteroso y hasta el Nü Metal. Pero es Compiano quien se hace dueño y señor de todas las miradas ya que es un frontman que no para un minuto de agitar constantemente a su público, ni de saltar de un lado al otro del escenario, sin que todo ello afecte su poderoso caudal vocal el cual le permite romper su voz hasta el límite o suavizarla según lo requiera la ocasión.
Después pasaron una atrás de otra “El Verdugo”, “Un Nuevo Rey”, “Reacción en Cadena” y “No me des por Muerto”, prácticamente sin pausa y sin anestesia, demoledoras y potentes, exigiendo al máximo la resistencia física de los presentes que gustaban de poguear y hacer mosh. Quizás el primer respiro llegó de la mano de las debutantes “En la Eternidad” y “Lleva tu Mente al Límite” pertenecientes al nuevo disco homónimo, y fue sobre todo en el primero de esta dupla que los climas más relajados y las voces limpias marcaron un (leve) descenso en la adrenalina. De todas formas no iba a durar demasiado, ya que el tridente del álbum “Dos Caras” (2007) conformado por el tema que le da título a la placa, junto a “Condena” y al hitazo “Ardientes Corazones”, se ocuparon de levantar nuevamente la temperatura.
Hubo tiempo para más clásicos como “El Nido de La Serpiente”, “La Mejor Arma” y “Destino”, y para más canciones del nuevo disco como “Listo para Matar” y “Ojos del Destructor”. Para el final el tándem “Hasta que Puedas Oírme” y “Último Recurso” pasaron por arriba cual tsunami tempestivo. Si el show hubiera finalizado en este punto nadie tendría derecho a réplica alguna; fue una auténtica demostración de un poder para nada vulgar. Pero aún faltaba más.
Antes de los bises ocurrió algo de lo más emotivo: el baterista Gonzalo Espejo tomó el micrófono y pidió que su novia suba al escenario para que todos los presentes le cantemos el feliz cumpleaños. Cualquiera pensaría que eso sería suficiente muestra de afecto pero por si faltaba más, acto seguido, Gonzalo invitó a su novia a mirar la enorme pantalla que estaba detrás de la batería y ahí nomás apareció el cartel “¿Te querés casar conmigo?”. Tremendo estallido de aprobación por parte del público y entre besos, abrazos, aplausos, lágrimas y la guitarra tocando la marcha nupcial, Knario tomó el micrófono y dijo jocosamente “¿Vieron que en el Metal también hay ternura?”. Sin dudas, este suceso fue otro de los hitos de la velada.
Ahora sí, los bises; Los cuales arrancaron bien arriba con un medley que contó con “Iron Man” (Black Sabbath), “Walk” (Pantera) y “Roots Bloody Roots” (Sepultura). El resto quedó en manos de “Entre la vida y la muerte”, “En mil Pedazos”, “Mi Falta de Fe”, “La Jaula” y la emotiva “Ella” le terminaron de poner el broche a una jornada fantástica. Mientras sonaba de fondo “Symphony of Destruction” de Megadeth, cantada por todo el teatro, los músicos no paraban de agradecer y no podían disimular su aprecio para con su gente. Con un nuevo disco abajo del brazo, Plan 4 demostró que están más fuertes que nunca y que nunca habría que perdérselos en vivo cada vez que se tenga la posibilidad de verlos.
Coberura: Juan Manuel Guarino
Fotografías: Giselle Sosa











