
Def Leppard tuvo que superar que su baterista, Rick Allen, pierda uno de sus brazos en un accidente y, además, la muerte de uno de sus guitarristas, Steven Clark, por sobredosis de drogas y alcohol. A 40 años de su nacimiento, y a veinte de su última visita, regresó a la Argentina y se presento en el Luna Park.
Con el Rock In Rio en el país hermano Brasil, muchas de las bandas que participan del festival cruzan la frontera para realizar conciertos en Argentina. Def Leppard fue una de ellas. Joe Elliott, frontman indiscutido, arengo a las distintas generaciones que se acercaron al estadio Luna Park.
Carlos Gardel cantaba que 20 no son nada, pero para los seguidores de una banda es mucho tiempo. Leppard regreso al país y recorrió hits de todas sus épocas. De «Dangerous» a «Armageddon It», de «Hysteria» con una extensión de «Hereos» de David Bowie hasta «Pour Some Sugar On Me».
La convocatorio no fue la esperada. A pesar que los gritos ante los cambios de lugar de Phil Collen y Vivian Campbell de izquierda a derecha, el pedido de aplausos de Elliot y Rick Savage entre tema y tema y al presentar a Rick Allen fueron ovaciones, el vacio se percibió fácilmente. El campo estuvo a medio llegar, y las plateas estaban ocupadas a tres cuartas partes de su capacidad.
Los clásicos son infaltables, «Let’s Get Rock», «Pour Sugar On Me» y «Photograph» arremetieron el final de un show de no más de una hora y media de duración que contó con un sonido parejo y una pantalla de led gigante detrás de Allen con diferentes animaciones y fotos de la historia de la banda.
Cronista: Jonatan Dalinger
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