HEAVY NOISE FESTIVAL – THE ROXY LIVE [DÍA 3] (04-02-2018)

Domingo 4 de Febrero.  Llego la jornada final de la tercera edición del festival Heavy Noise, un evento que busca reunir a los músicos más estruendosos del under bonaerense en el mismo escenario. Las últimas cinco bandas del line up tuvieron también al Roxy Live como marco para desplegar su sets distorsionados y revalidar votos con el publico porteño.

Protus fue la encargada de romper el hielo apenas pasadas las 19 horas. Lo de los muchachos es un metal moderno con detalles cercanos al thrash y algunas pinceladas melódicas entre los riffs. La respuesta del público fue sorprendentemente entusiasta, la gente que se acerco hizo caso omiso al calor y el cansancio dominical. En su set eligieron tributar a Gojira con un cover de “Stranded”, una elección peculiar pero efectiva y cargada de energía. Tuvieron que suplir a su baterista Marco Casella, quien se encuentra lesionado, pero el cambio de jugadores realmente no afecto la buena performance de la banda.

Pese a que el sol comenzaba a esconderse y el calor corría de local, Psicosfera subió con la intensión de desplegar un invierno parcial en el recinto con su black metal atmosférico. Disfrutar de una banda instrumental implica enfocarse y entregarse enteramente a las texturas de los instrumentos. El sonido del Roxy realmente colaboro para que los muchachos interpreten de manera efectiva tracks de su disco “AlphA” (todas ellas tituladas con números romanos) lanzado en 2015. El público se compenetro enteramente, tanto en las secciones melódicas como en las explosiones de blast beats. Si bien el set fue sorprendentemente corto y termino de manera abrupta, también fue efectivo y conciso.

Herpes es una banda que irrumpió en el under y tomo por asalto los escenarios con su mezcla particular de heavy metal clásico, cabalgatas dignas de Iron Maiden, estribillos punk que no desentonarían en “Valentin Alsina” y una personalidad única a la hora de componer. Los encapuchados salieron a por todo minuto antes de las 21 horas.  Pese a algunos problemas técnicos con la guitarra de Leandro Bajar, repasaron temas de sus dos discos de estudio. “Fiebre matinal”, “La iglesia universal”, “Pene de acero”, “Nabucodonosor”… un desfile de himnos subterráneos con olor a rata y brujerías, construidos con la materia prima del rock: buenos riffs.  Hasta hubo tiempo para una digna interpretación de “Fireball” de los míticos Deep Purple, un throw back valvular a la infancia de la música veloz. Los encapuchados son cosa seria y dejaron flotando una pregunta en las mentes de todo el público: ¿Para cuándo el próximo disco?

Con la noche ya avanzada tomo el micrófono NUM, la primera de las últimas dos bandas del festival. Su propuesta apunta a los sonidos más modernos del metal, con afinaciones graves y abundantes breakdowns, subidas de intensidad y tiempos extravagantes en los riffs. Con tres discos en su haber, la presentación de la banda fue el momento de mayor convocatoria y euforia de la noche. Se noto la conexión de NUM con su público y la reciprocidad de energías.

Dragonauta es una banda que supo ser punta de lanza del doom y la escena porteña a fuerza de grandes discos. Con casi dos décadas recorridas y múltiples cambios de formación, la precisión es lo último que les falta a la hora de tocar en vivo. Los comandados por Daniel Libedinsky se encuentran en una etapa particular, tocando en vivo y por completo un disco que aun no vio la luz del día pero que aparenta estar próximo a lanzarse. Este enigma se acentúa con los cambios musicales y las influencias renovadas que ostentan las nuevas canciones: Desde Beherit a Procession, de Yes a Celtic Frost y con el corazón en Tribulation. Si, en su mayoría son nombres que siempre resonaron en la paleta sónica de Dragonauta, pero nunca de esta manera. Con este contexto los muchachos salieron a la cancha para dar cierre al festival.

Con Lucien como bajista y portador de los alaridos, el cuarteto desplegó un set compuesto por canciones eclécticas que fluyen entre blast beats, acordes menores, riffs de Heavy Metal clásico y secciones rítmicas que bien podrían ser obra de Mantas o Tom G. Warrior, todos estos condimentos quedan ejemplificados a la perfección en el opus de 8 minutos «Crystal Trident». Cuando pudrió sus entrañas, el labor vocal de Lucien fue alucinante. Tiene un timbre de voz aguerrido y cavernario único en la escena. Otra es la historia cuando se trata de las secciones de canto “limpio”, donde algunas flaquezas restaron poder a la performance. Aun así no hicieron mella a la entrega y pudo suplir técnica con energía, tal cual lo hacia Rob Miller en Amebix.

Extrañamente, el público comenzó a retirarse durante el set de Dragonauta, tal vez la pesadez dominical comenzaba a cobrarse sus primeras víctimas, pero sorprendió el flujo de los asistentes. Aun así el show de la banda fue de alto nivel y dejo a todos aun más expectantes por el futuro material de estudio que plasme en disco estas canciones tan especiales.

Y es así como una nueva edición del Heavy Noise llego a su fin. Fueron tres días en los cuales pasaron quince bandas por el escenario del Roxy Live, una apuesta arriesgada que contó con géneros y propuestas diversas de grupos emergentes de Buenos Aires. Gran sonido, buena puesta en escena y un lugar más que acorde al evento. Esperamos la próxima edición con ansias de más ruidos pesados.

Cronista: Ian Undery

Fotógrafa: Norita Baca




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