Heavy Noise Festival – Teatro Vorterix (28-07-2018)

El Heavy Noise Festival pisa fuerte en cada una de sus ediciones. En esta oportunidad, la vara aposto mas alto. La unión entre sonidos de la nueva camada del metal como Nvlo y la trayectoria de artistas como O’connor despertaron sentimientos encontrados en el público.

En tiempos donde la palabra grieta parece estar de moda no sería un problema aplicarla al metal nacional. El Heavy Noise es un festival que desde sus cimientos tuvo la idea de dar espacio a las nuevas – o no tanto – propuestas de la escena emergente. En dos años de vida, hubo cuatro ediciones y pasaron más de 20 bandas. De Uniclub paso a The Roxy y el fin de semana dio el salto mas alto: el Teatro Vorterix. Y como si fuera poco, por primera vez incluyo a un pilar de la escena pesada nacional: O’connor.

Nvlo y Num son bandas jóvenes. La primera esta dando sus primeros pasos mientras que la segunda sigue presentando su tercer disco de estudio Lo Que Sangra (2017). Entre el escenario y el publico, el vallado con la seguridad del local y los fotógrafos. Entre el vallado y el público, espacio libre. Sorpresivamente el público estuvo lejos. Decidió por unanimidad hacer el aguante con aplausos pero lejos del calor que bajaba del escenario.

Para Dragonauta y Avernal la situación cambio. El público estuvo cerca. Más aún con Avernal. Ambas son banda de trayectoria, inclusive de culto. Las dos tuvieron varios cambios de formación. Dragonauta llego al escenario del Vorterix con «Crystal Trident» el primer adelanto de Entropicornio, el nuevo álbum tras cinco años de silencio discográfico. Avernal, con 25 años años de carrera, fue la banda más solida de la noche. Tanto en propuesta como en sonido. Si bien el repertorio hizo pie en temas del primer disco -«Catalepsia»- no faltaron piezas de La Quimera de la Perfección (2016) como «Mediador».

Finalmente llego el turno de O’connor. En los últimos meses, la formación sufrió nuevos cambios de integrantes. Tras la partida de Hernan Garcia llego Karlos Kuadrado (Malón) y después de las partidas de Fernando Cosenza e Iván Iñiguez se incorporo Lisardo Alvarez (ex- D-mente) en guitarra. Dentro del recinto se volvió a vivir otro cambio. A pesar de la lluvia y el frío a medida que temas de su basta discografia fueron sonando el público se fue diluyendo. Lamentablemente, también muchos de sus seguidores entraron a verlo exclusivamente a él. Pero, ¿Es excusa para irse? ¿Hay una excusa para entrar tarde? Veto a saber decía el chavo del ocho. Las propuestas son distintas. Las cuatro anteriores apuntan a un sonido fresco que se acerca a los nuevos tiempos. O’connor que si bien cuando la apuesta era el groove y el nu metal se la jugo por las raíces – no por menos realizo el cover de «Supernout» de Black Sabbath en Hay Un Lugar (1999) su primer disco solista – hoy vuelve al tintero. Hasta el famoso baila la hinchada baila baila de corazón somos los negros somos los grasas pero conchetos no no tuvo apoyo. Aún así los pogos mas intensos de la noche estuvieron en clásicos como «Canibal», «Hasta ser libre» y «Se extraña araña».

El heavy metal argentino busca (in)conscientemente un cambio. Ninguna época supera a otra, pero los tiempos son otros. Es verdad que las propuestas deben estar a la altura de las circunstancias. Pero así también el público. Dos bandas jóvenes abrieron la velada, dos bandas con peso en la espalda – y una de ellas con 25 años de vida, casi lo mismo que Ácido Argentino (1991) de Hermética – estuvieron a pie de cañon. O’connor se arrimo a estas propuestas y cerro el festival ocupando el puesto de anfitrión.

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Cronista: Jonatan Dalinger
Fotográfo: Julian Quinteros

 




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