
Los franceses Mars Red Sky, formados en la ciudad de Bordeaux en el año 2007, son una banda relativamente nueva en el mundo del stoner y la psicodelia. En ese lapso, apoyados en su excelente debut homónimo del 2011, el Ep Be my guide dos años más tarde y el flamante Stranded in Arcadia (2014), ya nos han visitado en dos ocasiones, una frecuencia pocas veces vista para una banda relativamente chica de este género. Su primera visita fue en el año 2013, y en esta ocasión repitieron de la mano de Noiseground en el Uniclub, pactando la cita para el día 26 de Mayo.
La banda invitada para abrir la noche fueron los ascendentes Elefante Guerrero Psíquico Ancestral, un power trío instrumental que tiene más que merecido este reconocimiento. Parten desde una base bien riffera y rockera, con momentos netamente stoner, cortes muy progresivos e incorporando diversas fusiones, intercalando secciones calmas y otras muy poderosas. El guitarrista Eduardo Torales se luce con sus solos que incorporan una asombrosa diversidad de recursos y matices, el baterista Mauro Albornoz mantiene a la perfección complejas y cambiantes estructuras rítmicas, y el bajista Juan Ricossa, de gran movilidad escénica, destaca por sus originales arreglos a lo largo y ancho del diapasón y el uso del slap que aporta un toque funk. Sin embargo, son más que una suma de individualidades y el grupo como un todo se muestra muy conciso. Brindaron un set de 50 minutos donde ejecutaron canciones nuevas como “Metamorphosis” o “Heisenberg”, y varias incluidas en su EP como “Emperador elefante” con que abrieron el show, “Entre dos mundos”, “Caleidoscopio” y “La venganza de los zombies II”, con la cual se despidieron entre fuertes aplausos.
A las 22:40 hs se corrió el telón y pronto salió a escena Mars Red Sky, iniciando con “Falls” todo un viaje astral de 90 minutos de duración. Más extendida que en la versión original en su álbum debut, realzan así la experiencia del vivo en la tradición más setentosa. Ante unas 200 personas que contemplaban atentamente el espectáculo, prosiguieron con “Be my guide” del EP editado en 2013, con un sonido realmente muy bueno, muy fiel a lo que uno escucha en estudio con las desérticas guitarras de Julien Pras cargadas de fuzz y efectos que conforman una experiencia de hipnosis psicodélica. También encargado de las voces, maneja un registro agudo que encaja muy bien para consolidar melodías contagiosas que redundan en un sonido muy distintivo. El conjunto lo completan el baterista Matgaz y el bajista Jimmy Kinast, encargado éste de interactuar con la audiencia en inglés y también con rudimentos de español.
Siguieron con varias canciones de su reciente Stranded in Arcadia, que muestran diversas facetas del trío: “Hovering Satelites” dominada por un riff muy pesado de su marca registrada, “Join the race” con una base más melódica y la colgada instrumental “Arcadia”. Comenzando con un bajo atronador y un riff de antología proveniente de la mejor escuela sabbathica, “Strong reflection” se alza como uno de los mejores momentos del show. “Marble sky”, con el bajista Kinast al frente del micrófono y “Up the stairs”, los temas que cierran su primer disco, contribuyeron gracias a sus grandiosos riffs a puro doom a elevar los ánimos del público, que si en un primer momento se mostró algo frío, con el correr de las canciones y el aumento de la intensidad no paró de ovacionar. Incluso un pequeño grupito se movía frenéticamente en las inmediaciones del escenario. “The light beyond” del nuevo album, fue otro gran momento con su paso bien lento y sus melodías etéreas y ensoñadoras. Luego de “Clean White hands” del EP Be My Guide, presentaron un estreno absoluto, por primera vez ejecutado en vivo, que seguro formará parte de su próximo material. Finalmente, habiendo pasado ya varios minutos de la medianoche, era hora de retirarse con “Way to Rome” (con una intro que casualmente recuerda a la de Spaghetti del Rock de Divididos) dejando los ánimos por el techo, totalmente extasiados de un show que quedará grabado en la memoria de todos los presentes. Realmente un lujo tener bandas de este calibre visitando nuestro país, en su plena época de auge compositivo, que se empiece a hacer costumbre.
Cobertura: Sebastian De la Sierra
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