Symphony X | El Teatrito (02/08/19)

Symphony X es una de las bandas insignia del Metal Progresivo/Sinfónico. Y ya con unas cuantas visitas a la Argentina en su historial, han sabido conquistar a un considerable puñado de fieles seguidores que se hicieron presentes en el Teatrito de la calle Sarmiento pese al crudo frío de aquella noche del primer viernes de agosto.  Lamentablemente, la situación actual del país atenta contra el bolsillo de los fans y seguramente eso también influyó a que el recinto porteño se encontrase concurrido aunque no explotado de gente.

De modo que para cuando Ariadna Project arrancó con su breve set acústico (un rito que se está tornando extrañamente habitual para los grupos locales que ofician como actos de apertura) la mayoría de los presentes ya se había ubicado en el local. Bien por la banda de Rodrigo Gudiña a quienes les sobra oficio para presentarse en condiciones de soportes, y que gracias a estas versiones “desenchufadas” de su repertorio dieron más espacio para que Emmanuel Gerbam se luciera con su inmensa voz.  Cerraron, como siempre, con “Las sombras quedarán atrás” dejando el ambiente más que ideal para el plato fuerte de la noche.

Un poco antes de lo pactado se abrió el telón y la sinfonía más metalera de todas salió a escena, con un público que desde el vamos se mostró muy efusivo. No era para menos; describiendo de una manera muy simplista al set list que Symphony X presentó aquella noche en territorio argento se pudo diferenciar una primera parte donde predominó el material más directo y pesado de la banda en contraste a una segunda instancia en donde relucieron su faceta más progresiva.  Si a eso le sumamos un correcto sonido en donde solo se vieron afectados los teclados de Micheal Pinnella que se perdían de a ratos en la mezcla general, podemos decir que la banda salió certeramente a pegar fuerte. Y vaya si lo logró. Meter tres mazazos de entrada como “Iconoclast”, “Evolution (The Grand Design)” y “Serpent’s Kiss”, casi sin pausa, hicieron que todo el Teatrito se sacudiera de un costado a otro.

Hablar a estas alturas de la performance de estos músicos es caer en una absoluta redundancia. Se sabe que estos tipos son unos artesanos con sus instrumentos y que buscarles un defecto desde la ejecución sería algo tan imposible como hallar nieve en el Sahara. Sí, quizás sea justo mencionar que a su líder, Michael Romero, se lo vió más entusiasmado y suelto que en oportunidades anteriores. Acostumbrados a la imagen parca que transmite el talentosísimo violero, en esta ocasión se lo notó con mayor predisposición a disfrutar del show y no en estar únicamente concentrado en sus pirotécnicos solos. Quizás por eso fue el más ovacionado de la noche. Aunque si me preguntan a mí no tengo duda alguna que el director de esta orquesta, al menos sobre las tablas, no es otro que el inmenso Russell Allen. Los años no parecen hacer mella en su prodigiosa voz, además de ser un frontman estupendo, y se mostraba muy feliz de interactuar con la audiencia argentina. Pero en donde Allen realmente le saca kilómetros de ventaja a otros cantantes es en esas majestuosas líneas vocales que logran quedar marcadas a fuego en la mente de los oyentes como ocurre en “Nevermore” o en “Sea of Lies”.

Como se dijo anteriormente, la primera parte del set estuvo dominado por el material más potente de la banda en donde sólo halló momentos de reposo en la relajada y melancólica “Without You”, la cual al finalizar inmediatamente fue interrumpida por la violenta “Domination”. Se coló por ahí también “Run With the Devil” y el broche de este primer tramo lo marcaría “Set The World on Fire (The Lie of Lies)”.

Pasada la hora y pico del show, ahora sí, llegó el momento de cambiar el chip metalero por el sinfónico para darle paso al único bis de la noche. ¿Uno sólo? Sí, señor. Porque de la mano de la opulenta “The Odyssey”, y su casi media hora de duración,  (“canción muy grande” dijo Allen en español) el quinteto haría gala de todos sus recursos sonoros. Esta auténtica odisea musical mostró todas las facetas que ofrece Symphony X en su menú y, en opinión de quien suscribe, marcó el punto más alto de la noche. Quizás lo único que haya para objetar es la duración del set list. Más allá del extenso bis, Romero y los suyos suelen jugársela muy poco con la lista de temas y hay algunos clásicos que a estas alturas ya están mirando el banco de suplentes pidiendo el cambio. Es una pena que, teniendo en cuenta que la banda no está presentando disco nuevo, hayan dejado pasar la oportunidad para meter aunque sea un tema de, por ejemplo, “The Damnation Game” (1995) y llegar a redondear así un set cercano a las dos horas de duración. Fuera de eso, el saldo de esta nueva visita de SX fue más que positivo y esperamos que no pase mucho tiempo para saciar estas ganas de más que nos dejaron.

Crónica por: Juan Manuel Guarino

Fotos por: Karina Parodi.     























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