
Cerbero, Malon, Visceral, Razones Concientes. Y una que sepamos y esperemos todos. Él, a sus 52 años, de obrero batallador del metal y su obra, la esperaba más que a nadie.
A la noche del 9 de enero, calurosa, gomosa, insoportablemente porteña el Teatro de Flores sudaba y mostraba claros. Claro, la fecha calendario, no atrae, pero el que atrae es él. “El Tano”, a secas y transpirando, con los ojos cerrados y el corazón abierto, como hace tres décadas. Porque la excusa eran los 30 años, sobre el violero de esa letra muda que es grito de guerra. Cerrada la etapa viva de “La H”, el Tano la rememora, la recorre, la desanda, como esos dedos en las cuerdas creando el sonido, un sonido, su sonido, más sentimental que virtuoso porque más vale un Tano en mano que cien, mil o un solo Satriani masturbando.
Así pasadas las 21 hs., El Tano Romano y su banda, que fue mutando con el devenir de los temas, arrancó la noche que él espero 30 años con una declaración de principios, más que una canción: “Ayer deseo, hoy realidad”. Nada más que compartiendo su noche y qué mejor que empezar con eso de “Se me cumple hoy el sueño pendejo de ayer. Y fue por rebelde que al metal pesado me aguanté”.
Entonces de empezar a aguantar, a poguear, como cuando éramos pibes, como esos pibes que sí son pibes, y al metal pesado le aguantan, te dejan la cerveza por la mitad para que se la sostengas y se zambullen en el remolino de cuerpos y cráneos candentes. Que sigue con esa declaración anti falso metal titulada “Buscando razón” y acomete con “Hospitalarias Realidades” también de “Víctimas del Vaciamiento”, tercer y último disco de estudio de Hermética, al que le pegarían ese himno inoxidable y cada vez más actual titulado “Por las calles de Liniers”, tres estaciones ferroviarias más allá rumbo al Oeste donde está el agite, aunque el agite hoy cope Flores, ésta vez junto al primer amigo que sube, Tito García de Lethal.Letal es lo que se viene porque El Tano y su banda encadenan “Olvidalo y volverá por más”, “Ocultando la verdad”,”Ciegos del Mundo”, “Atravesando todo límite”, “Gatillo Fácil” con Cristian Bertoncelli, la voz del power argento. “Del Colimba” y “Te quiero contar”, antes que El Tano le dé lugar a la banda de su hijo Randy, batero él y muy potente, y “Sentencia” con un cantante para tener en cuenta, acometa con un tema propio y “Mala Entraña” de Malon.
Promediaba la noche y fue momento de rememorar a Cerbero, la primera banda de Romano, bien blacker, donde el sonido hizo mella, como en gran parte de la velada. Pasó “Muerte al Pecador” con la voz de Willy Caballero y fue hora de recordar a Visceral con “Los Ojos de los Cuervos” y la ovación posterior para Carlos Kuadrado, compañero de ruta rockera del Tano, en muletas y sentándose para hacer “Cancha de Lodo” del grupo donde Cuadrado, Romano y un ausente O’Connor comparten escenario.
El Tano adelantó “3772” de su próximo disco y luego el sprint final antes de los bises. “Endeudando nuestro sol” de su etapa en Razones Concientes, y tres de la H para agitar a los herméticos de ayer, hoy y siempre: “Vida Impersonal”, “Evitando el Ablande” y “Robó un auto” con Turu Paredes y Marcelo Bracalente en los dos primeros.
Tras dos horas más que generosas, “Moraleja” y su impronta folclórica pesada preludió a “Tu eres su Seguridad” para dar por seguro que El Tano se dio y nos dio un gusto. Ese que cráneo cuando era un pibe, 30 años atrás. Y que se plasmó en la letra de esa banda, “la banda del metal argento”, letra muda, “La H” pero grito primal y de eternidad con la que abrió la noche: “Salir de gira para llevarte en vivo el concierto. Exalta mi vida, cumple con lo que fue mi deseo”. Ayer deseo, hoy realidad. Tres décadas. 30 años después, El Tano nos dio y se dio un gusto. El gusto de un Sobreviviente.
Galería de Fotos:
Cobertura: Sergio Corpacci
Fotografías: Pablo Gandara
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