Nada más importa. Metallica – Campo Argentino de Polo (30-04-2022)

Después de 40 años, y siendo está la decima vez de tocar en el país, Metallica reafirmó mediante clásicos, fuego – mate – y cinco pantallas de alta definición porque es la banda más importante del heavy metal y su relación intacta con el público argentino.

Si se hace un repaso por todos los shows que la banda de James Hetfield y Lars Ulrich dio en el país muchos de los fans acérrimos eligen el de Vélez en 1993 o incluso el doblete a estas tierras en el estadio de River en 2010 que hasta los llevo a la provincia de Córdoba. En el medio de aquellas y la festejada en el Campo Argentino de Polo el sábado pasado, hubo visitas individuales que incluyeron votación del público para la selección de temas, festivales como Quilmes Rock y Lollapalooza y hasta una cancelación por agotamiento físico y mental en el período más turbulento tras el alejamiento de Jason Newsted y el polémico álbum St. Anger (2003).

Las expectativas eran altas. Habían pasado dos años de postergaciones debido a la pandemia y con músicos rondando los 60 años, las dudas no se hicieron esperar. Como antesala, primero estuvo la artista local Marina Fages acompañada por Lu Martínez (bajo), Julia Árbos (guitarra) y Mailen Eliges (batería). Fages, con más de diez años de trayectoria, propone un indie rock alternativo que por momentos limita con tendencias hardcore punk e incluso arremete con guturales. Los metaleros más reacios mostraron su descontento por redes sociales, algunos gritos al principio del show, pero durante el set que recorrió temas como “Lo mejor de mi” y “El límite”, fueron claudicando sus prejuicios porque como ves, el límite siempre lo pone el otro. Finalmente, la aceptación de público que tiende a ser difícil, fue fácil. Después fue el turno de otra propuesta joven: Greta Van Fleet. La banda liderada por los hermanos Kiszka regresó con un poderoso show que rockeó The Battle at Garden’s Gate (2021), su último trabajo discográfico. De todas maneras, este retro rock familiar no dejo de lado los éxitos “Highway Tune” y “Black Smoke Rising”.

Ya para las 21 horas y luego de canciones de Limp Bizkit, System of  a Down y Foo Fighters, el himno de AC/DC “It’s a ling way to the top if you wanna rock & roll” daba la previa definitiva para la metallica family. Acto seguido, la infalible introducción de “The Ecstasy of Gold” de Ennio Morriocone con las imágenes del spaghetti western The Good, the Bad and the Ugly (1966) abrió paso para iniciar por primera en el país con “Whiplash” del álbum debut Kill Em All (1983). Y ahí estaban los cuatro jinetes: James Hetfield, Lars Ullrich, Kirk Hammet y Robert Trujillo. Cuatro tipos que lo mejor que saben hacer es dar un espectáculo de rock. Detrás de ellos unas cinco pantallas gigantes que van de piso a techo del escenario. Las mismas permites una visibilidad a más de 100 metros, por lo que no necesita pantallas junto a las torres de sonido. Capaz para el inicio del campo general y las plateas, un problema. En lo que concierne al set, hace mucho no se notaba una lista tan bien equilibrada. A pesar de obviar por completo St. Anger y Death Magnetic (2008), el cuarteto si revisito prácticamente todo el resto de la discografía. Lo destacable también fue que cada tres temas al palo, se colaba uno de menor velocidad, pero con la misma intensidad. Así, para destacar, sonaron “Holier than thou” como perla del álbum negro; “Fuel” con flamas en el escenario y el mangrullo que alcanzaban los cinco metros de altura con un calor que se extendía desde el vallado hasta el fondo; “One” con una visual bélica en alta definición que erizo la piel a más de un asistente;  “No leaf clover”, festejada por menos y “Spit out the bone”, como una de las representaciones más vieja escuela de la actualidad de la banda junto a “Moth into a flame”. De todas maneras, los clásicos no faltaron, pero tampoco estuvieron todos. A esta altura del partido, con 40 años de trayectoria, es difícil seleccionar canciones y que un show no suene repetitivo. “Seek & Destroy”, “Sad but true”, “The unforgiven”, “Master of puppets”, “For Whom the Bell Tolls”, “Nothing else matters” y el cierre con “Enter Sandman”, lo confirmaron dejando de lado, por ejemplo, “Battery”, “Blackened” o “Hit the lights”.

Sin dudas, quien se lleva todo puesto es James Hetfield. Tan solo su presencia de casi dos metros y una voz limpia por momentos, pero cruda las veces que es necesario, arremete con cualquiera que esté en frente. Sin mencionar, el dialogo, aunque esta vez escaso, con el público.

El regreso de Metallica a la Argentina estuvo rodeado de emociones varias. Desde criticas de oportunismo marketinero por Hetfield tomando mate a mitad del recital, aunque en los videos de estudio y ensayo de la banda siempre se puede ver un termo y un mate en la sala o Trujillo incitando a los fans cantar la clásica arenga a la selección “Vamos Argentina”, hasta las quejas por los eventuales falencias de Hammet y Ullrich. O incluso la locación – y el sonido depende la ubicación – y el siempre polémico campo vip. De todas maneras, Metallica deja en claro ante cada presentación que con clásicos y desempolvando algún que otro tema, y después de 40 años, sigue movilizando a las viejas y nuevas generaciones con visuales, fuego, pirotecnia, errores, intensidad, actitud y heavy metal. Metallica tocó ante más de 60 mil personas en el Campo Argentino de Polo y nada más importa.

Cronista: Jonatan Dalinger
PH: Cortesía DF Entertainment




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