
Hay un dicho popular que dice que en la cancha se ven los pingos. En la mini gira de Ahínco por Capital Federal, banda de death metal marplatense, hubo de todo: piquetes, frío, problemas técnicos, camaradería, fans que viajaron de lejos, ebriedad, pogo, mosh y slam. Dos noches, primero junto Pleia y Burden Rage en El Emergente de Gallo (Once) y luego finalmente en Planta Alta (Flores) en compañía de Adrengore y Everything Collapsed. Todo de la mano de Oeste Producciones.
Si bien, a pesar de las complicaciones de la llegada a Capital Federal pudieron tocar en el pequeño escenario de la calle Gallo, todavía la aventura de Ahínco daba para más. El recital programado a las 21 horas en el bar Planta Alta de Flores se iba a demorar una hora. Esta vez, no cabía en los parámetros de lo que se conoce como un problema. Sobre Avenida Rivadavia, esa misma a la que Manal supo homenajear, pequeños grupos de personas con remeras iban a copar la puerta del bar hasta que sea la hora de que suene heavy metal, mientras un tacho de basura se convertía rápidamente en un cementerio de latas variopintas de cerveza.
Llegado el momento, Everything Collapsed dio el inicio de la velada. Solo hay una palabra para definir al quinteto: aplanadora. Por momentos brutal death metal, por otros coqueteos al djent y todo sin dejar de lado breakdowns que tomados prestados del metalcore. Una combinación jugada que no parece problema para Jose Acosta (voz) que va del castellano al ingles sin dificultad aparente, como de «Asking for» a «Despertar», mientras los riffs de Lucas Landriel (guitarra) y Emmanuel Trimigliozzi (guitarra) con guitarras modelos Schecter y Maslow invitan al headbanging. Las bases de Matías Garay (batería) y Emmanuel Di Giacomo (bajo) son otro punto alto de la banda que al estar en vísperas de lanzar nuevo material presentaron el flamante tema «Vil».
Otra banda que está preparando material es Adrenogore y por eso este parece ser el último recital por un tiempo. EL cuarteto conformado por Angie (voz), Pat (bajo), Mudo (guitarra) y Alex (batería) y tan solo tiene dos años de vida. El set se baso en ocho canciones a puro death metal duro y parejo. «Pobres contra pobres», «Soldados de segunda» y «La venganza» como ejemplo de lo más contundente del set. Dos puntos a destacar: el primero el claro mensaje antipolicial y el segundo el carisma de la vocalista: no importa cuando gutural o growl escupa, la simpatía con movimientos más propios de un baile feliz y pop parecen ser marca registrada de la perfomance.
Finalmente, desde Mar del Plata llego Ahínco para dar cierre al evento. Un set largo que calentó la fría noche de un otoño que tiene más pinta de invierno. Capaz por pura casualidad, pero Ahínco es un trío. Es decir, que a lo largo de la noche la cantidad de músicos por bandas fueron reducidos set a set. En esta oportunidad, Lucho Alippi (bajo y voz), Hernan Chave (guitarra) y Ariel Sánchez (batería). Aquí, el death metal no es el convencional. Partiendo desde el nombre de la banda el cual implica poner un fuerte empeño en el hacer. El trío se empeña en hacer death metal, pero sin repetir formula. Letras oscuras, pero más relación a la filosófico, a lo social y con referencias históricas culturales varias, más que a las tripas y lo social. Así se destacan «La Revelación de samsa» con guiño a La Metamorfosis de Kafka, «No hay pactos entre leones y hombres» con revisión a la Guerra de Troya e «Irremediablemente iguales» que en su videoclip hace referencia a Travis Bickle, el personaje de Robert De Niro, de la película Taxi Driver. Más allá de todas las referencias, el recital impacto logrando festivos y violentos pocos en el pequeño tugurio de Flores en el deambulaban botellas de cervezas entre el agite desmedido y la unión de un publico metalero y otro no tanto. Alrededor de las dos la mañana, los equipos debían cesar y dejar de reproducir música en vivo. Sin embargo, el festejo de una noche extrema seguiría unas horas más.
Cronista: Jonatan Dalinger