01. Rumbo I
02. Slaanesh
03. Nuestras Voces
04. Isabella
05. Nacer
06. Rumbo II
07. Banderas Negras (Ft. David Ferreira)
08. Sueño Dolor
Años de esfuerzo muchas veces suelen pasar desapercibidos a la hora de concretarse o verse plasmados. Asimo, desde Morón, en las entrañas de Zona Oeste del Gran Buenos Aires, nos entrega por fin su primer disco de larga duración, tras años de recorrer la extensa nómina de bares de Capital y Gran Buenos Aires. Después de algunos vaivenes en la formación, ya hoy asentados como Jesús Nieva en viola y voz principal, Fernando Díaz en
guitarra, Lucas Nieva en batería y Lucas Coronel en bajo, la propuesta de esta banda – que inició allá por el año 2014 haciendo covers de la mítica banda Death –es simple y directa: death metal moderno. Y no hay dudas que en el presente disco lograron captar su sonido propio y bien actualizado, tomando elementos principalmente del thrash y del groove; y quizás paseando por el hardcore en momentos efímeros.
Entrando en las metáforas lingüísticas este capítulo 1 está desdoblado en dos grandes párrafos; el primero formado por la tríada inicial de temas, que en casos son viejos conocidos por la gente, ya que sirvieron de adelanto en sus plataformas de streaming, como lo es “Rumbo I”, que da inicio con una in crescendo con aires de progresivos, pero que deriva en un segmento death/thrash más bien tradicional, sin llegar a la brutalidad. Brutalidad que si se escucha en “Slaanesh”, en honor a El Señor de los Placeres de Warhammer, que arranca con un riff bien áspero, destilando odio desde el arranque y que llegando al tercio final del tema, nos deja un corte previo a un breakdown que es simplemente criminal: “Siguiendo mi paso en las sombras, en lo más profundo, me aniquilará”. Coronando este segmento, llega “Nuestras Voces”, que tiene la particularidad de contar con un juego de voces melódicas de parte de Nieva, haciendo que sea el tema más ganchero de la lista, además de contar con tonos más bien grooveros y convencionales. Sin embargo, es acá donde el disco se torna más interesante, con el track “Isabella”, un instrumental que pudiera servir de antesala al próximo tema, o tal vez solo dar un matiz distinto en la lista, pero que, con melodías cristalinas y una atmósfera ominosa, logra apaciguar los decibeles que subieron con tan solo tres canciones, pero no para relajarnos y dejarnos llevar, sino para potenciar el segundo párrafo de este capítulo, que es bestial.
Y es que en los temas “Nacer” y “Sueño dolor” parecieran arrancados de The Sound of Perseverance (1998). La primera de ellas en forma de una oda a la epifanía y el despertar de una cruel realidad, guiada por una bestial armada de riffs, que arranca con un desgarrador “Navegando en un mundo perdido y controlado sin
razón” y mantiene esa estética, a excepción de un pequeño interludio melódico donde Nievas suaviza con una tenue armonía, y el carácter pasa a un metalcore más bien noventero por unos instantes, antes de volver a despegar brutalmente. “Sueño Dolor”, por su parte, luego de dos temas, vuelve a caminar los senderos ochentosos que pavimentó Chuck Schuldiner con un tópico de sufrimiento onírico que pareciera encarar de forma eficiente con la ambientación musical, de voces hastiadas y guitarras bien filosas y así mismo lanzando brutales riffs, trémolos, punteos y todo artilugio en su haber. Todo esto, antes de encarar un interludio bien esquizofrénico coronado por un magistral solo de viola. Sin dudas es un tema ideal para dar cierre a este disco.
Por último y para destacar, está “Banderas Negras”, que tras una magistral intro de batería cargada con ruido de caos y destrucción, quizás haciendo alusión a la tapa del disco. En esta ocasión se suma David Ferreira de Impostor para ofrecer un contrapunto, si se quiere, y también para exponer su lado más brutal en este tema, que apunta al corazón de un thrash más bien groovero y oscuro, con un imponente solo de guitarra que marca un corte y da pie nuevamente a la destrucción. Sin dudas, este disco es un ‘arranque’ muy bien logrado, matizado y trabajado de forma soberbia por SL Studio, y que nos deja deseosos de sumergirnos en Capítulo II, donde sea que este nos lleve.
Cronista: Luis Gallucci
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