Una oda a los 70. Noiseground Festival – Uniclub (01-12-2022)

Cuando Noiseground inicio su ciclo de festivales todavía no existía Lucifer. E inclusivo más allá de eso, no estaba en el imaginario colectivo encontrar en el Festival y en todo lo que rodea a este grupo de trabajo llegar un evento como lugar de pertenencia diez ediciones después. En aquella primera vez, Los KahunasHorror Vendetta, Culpables Directos, Afortunados Perdedores y Baby Rockers fueron los encargados de dar inicio. Luego con el correr de los años bandas del calibre de Poseidotica, Cultura Tres, Los Antiguos, Avernal, Motosierra, The Shire, Yajaira, entre otros fueron parte de las grillas. Todo para que llegada la década ganada se la coronación con Lucifer y las representaciones locales de Amulett, Mephistofeles y Dragonauta, una vez más, en Uniclub.

La velada estuvo tenida de un manto negro durante toda la noche. Sonidos estridentes que deambularon entre lo rápido y lo lento dependiendo del contexto arriba del escenario aporto a la creación de una atmosfera oscura y pesada. El sonido de heavy rock clásico de la mano de Amulett con Sebastian Braddock a nivel vocal, las guitarras de Leandro Bajar Pablo Abal, Max Álvarez en los graves y Agustín Morelli tras los parches funcionó como un fuerte puntapié inicial. «Babylon Fire» primero, «El Barquero» a la mitad y la reversión de un clásico como «Alguien más en quien confiar» de El Reloj para el cierre afirmando que se puede hacer reminiscencia a décadas pasadas, honrar a otra camada y sonar actual.

Otro ejemplo claro de como sonar actual y aún así pareciera ser un tema creado en una sala de ensayo bajo los efecto de Black Sabbath es el que propone Mephistofeles. Próximos a cumplir diez años de existencia, esta banda supo aprovechar los climas del rock psicodélico, el drone, el stoner, el doom y el metal. Teniendo cuatro discos de estudio y gran cantidad de singles, demos, vivos y splits, Mephistofeles es uno de los principales exponentes de mantener viva la esencia del primer Black Sabbath en formato trío. Fue un set de seis temas que entretuvieron por largos, cortos, con tiempos muertos y la incertidumbre de un técnico entre hacer señas como último tema, querer cortar y entender, finalmente, que el viaje de los oriundos de Entre Ríos va por actos. El cierre estuvo a cargo de “Damnation or Salvation?» de su flamante último disco Violent Theather (2022).

Como última representación local de la noche, Dragonauta repaso varias de sus distintas etapas. Como es de público conocimiento, Dragonauta jamas fue de mantener una misma formación durante tiempo prolongado. En el último tiempo fue el Topo Armetta quien ingreso y volvió a irse, esta vez para radicarse en España, y motivar un nuevo cambio en las filas. Para esta nueva formula Lucien Kurgan, vuelve a estar a cargo del bajo y las voces. La otra nueva incorporación es la de Agustin Lomez a cargo de teclado. Una suma que sorprende en la propuesta oscura y pesada de Dragonauta. El quinteto se completa con Bajar, DCon puntos en alto con temas como «Orbital Coffins» de Entropicornio (2018) donde se luce la suma de las teclas, la impactante «Frozen Neptunian Demons» de Omega Pentagram (2013) y la siempre contundente e infalible «Muerte y destrucción» de Cruz Invertida (2010) Dragonauta deja en claro que ante cada alteración, resurge como ave fénix.

Finalmente, luego de una grata exposición de la escena nacional llego el turno del acto central de la noche: Lucifer, desde Suecia y para todo el mundo. La banda irrumpió el escenario para hacer un repaso tres de sus cuatro discos. El inició se dio con «Ghost» y «Midnight Phanton». Allí estaba el quinteto de ese rock oscuro oda a los años setenta, pero que no deja de lado el hecho de ser una banda contemporánea. Desde el fondo con una batería pequeña y bases simples, Nicke Andersson (cantante y guitarrista de The Hellacopters y fundador ex baterista de Emtombed) logra su cometido. En conjunto Harald Göthblad (bajo) la base de la banda es solida no obstante minimalista. Por otra parte, las guitarras gemelas de Linus Björklund como de Martin Nordin, expusieron esos riffs y melodías coreables como «California Sun». Última, pero no por menos importante, vale destacar la figura de Joana Sardonis. Al frente y al medio con un catsuit de cuero negro pegado al cuerpo, melena rubia al movimiento del viento del ventilador frente a ella sedujo con su impronta teatral a cada uno de los presentes. Porque su labor más allá de voz es también lo que hace a la práctica escénica, su figura. Gestos a la gente, guiños entre sus compañeros y expresiones en su rostro hacen que «Reaper on your hells» sea el clímax de noche.

Ya para el momento del bis, llego el turno de una de las piezas fundamentales del repertorio de Lucifer. “Dreamer” tiene un manejo ritualístico, cuasi hipnótica por su cadencia oscura. Acto seguido, y sorpresivamente, la banda decidió cerrar el show que promedio la hora diez, con el cover de “(Don’t Fear) The Reaper” de Blue Öyster Cult. 

Cronista: Jonatan Dalinger
PH: Cuervo Deth 

 




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