Vientos de poder. La H No Murió – Teatro Flores (30-12-2022)

Desde que en 2019 Malón decidiera proyectar un alter ego como La H No Murió no había asistido a un show de esta estirpe. Actualmente, devenidos en dos ex Hermética, un Malón y un Trepanador y La Mancha de Rolando, la banda volvió al Teatro Flores para dar cierre, al menos en Capital Federal, a este ciclo.

La primera vez que vi a Malón fue el 18 de diciembre de 2011 en el micro estadio cubierto Malvinas Argentinas. Se trató de lo que se denominó El Regreso Más Esperado. Para cualquier persona que se haya criado con Hermética, Malón era la versión más cercana de la banda más importante del metal argentino. No por desmerecer los discos del grupo tras la disolución de la H, pero tres de cuatro integrantes era lo más cercano a ese deseo. Tal así que los seguí en cada recital que pudiese durante dos años. Luego, me limite hasta la salida de Nuevo Orden Mundial (2015) con su presentación en el Estadio Luna Park más los festejos por los 20 años del nacimiento de la banda.

Por cosas de la vida, tuvieron que pasar varios años para volver a ver y escuchar en vivo y en directo a Claudio Oconnor, Tano Romano y Karlos Kuadrado. Este regreso se da sin Pato Strunz, cuarto Hermética y Malón, que por desencuentros ya no comparte rutas con sus colegas. En su lugar ingreso Javier Rubio, una baterista que si bien tuvo paso por el heavy metal se lo conoce más como uno del palo del rock. Esto me sería reflejado a lo largo de las 20 canciones que la banda interpretaría en hora y media de show. Rubio cumple con su labor y hasta se destaca al arengar al público con un solo de batería. A su vez, también se distancia de la batería de Strunz apelando a otro sonido sin triggers, más bien un sonido más natural.

En cuanto al tridente de Malón los puntos fueron altos  y bajos. Lamentablemente, el bajo de Kuadrado estuvo opacado por desperfectos en el sonido. Por momentos acoples y de a ratos vaivenes entre algo y bajo volumen. Romano tuvo otra suerte. El Tano desde hace un tiempo hasta esta parte que dice que suena como quería sonar en los noventa. Y dicho y hecho. Lo que dice, se comprueba al estar tocando esos riffs y solos memorables como los «Predicción», «Victimas  del vaciamiento» y «Ayer deseo, hoy realidad», entre otros.  Y no solo, su audio sino también toda la propuesta de La H. Pantallas gigantes y torres de luces led de por medio. Indudablemente, una puesta de primer nivel. Por último, pero no menos importante, Oconnor se encuentra en una alta calidad vocal. La ruta, la gira y los años no vienen solo. El desgaste de una voz tan particular como la de él podría verse afectada. Sin embargo, en esta ocasión demostró que todavía tiene caudal para más  llevar en vivo el concierto el aguante del malón.

La fiebre mundialista también tuvo acto de presencia. Después de 36 años Argentina volvió a salir campeón mundial de fútbol y no es para menos. Desde cantos de cancha por parte del público desde antes que el telón se abriera hasta incluso con unas imágenes del seleccionado argentino con Messi y la copa al frente en pantalla gigante durante «Ayer Deseo, Hoy Realidad» y «Tu eres su seguridad».

Ahora bien ¿Qué se puede decir de escuchar canciones con las que uno se crío o mejor dicho, se  formó? Por un lado, es emocionante. Sin dudas, un concierto que inicie con «Evitando el ablande» asegura el pogo. El viaje a esas primeras escuchas de un disco emblemático como Acido Argentino (1991) es inminente. Es prácticamente imposible no emocionarse hasta las lagrimas con «Atravesando todo limite» cuando interpela a la propia historia personal. O no repensar una letra como «Otro día para ser» haya sido adelantada a su época. Capaz no haya sido el concierto más concurrido, más allá de haber agotado las localidades la noche anterior, y efectivamente sea  la versión más lejana de Malón o, en este caso, Hermética. Pero baila la hinchada baila y lo hace de corazón. Esa hinchada que promedia los 40 años. Porque si, si bien hay nuevas generaciones, el grueso del público de este concierto se concentró en fans de un target más longevo. Fuimos aquellos que no llegamos a presenciar a Hermética  en vivo y nos aferramos los proyectos que subsiguieron. Fuimos los que abrazamos en primera instancia el regreso más esperado. Fuimos y somos, pero hay una renovación que no sé genera. Gana la nostalgia y gana la ilusión, pero la juventud está dispersa. Dispersa en las nuevas hordas de chicos malos con sus camperas de cuero y metales brillan al sol que provocan el mundo nuevo. Pese a ello, uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.

Cronista: Jonatan Dalinger
PH: Cuervo Deth

 

 























 

 

 

 

 

 

 

 

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