Noiseground Festival (Día 3) – Uniclub (09-08-2015)

K0WfPxlEl domingo 9 de agosto, después de las elecciones primarias, tuvo lugar la tercera y última fecha de la cuarta edición del Noiseground Festival. Las tablas del Uniclub habían quedado en llamas de la noche anterior por los explosivos shows de Avernal, Sauron y las demás bandas. El principal atractivo de esta jornada era sin dudas el regreso de Dragonauta a los escenarios después de casi 10 meses, estrenando nueva formación.

La primera banda fue Los Asterioide, un trío de la zona oeste del conurbano que ya tuvo el privilegio de girar por el viejo continente. Alan Mikkelsen (batería), Mariano Cerbasi (bajo) y Lucas Vecchio (guitarra) se destacaron gracias a un sonido único de corte netamente instrumental. Se mueven por las arenas del stoner aunque incorporan elementos más experimentales y múltiples cambios de ritmo que aportan aires progresivos. A lo largo de media hora de show, plasmaron su arte de manera casi ininterrumpida ante los aplausos generalizados del público fiel que se congregó desde temprano, pese a la lluvia y al deber cívico.

A continuación llegaron Los Sprengers, que presentaron una de las propuestas más llamativas de todo el festival, con ocho músicos en escena. Su sonido está inspirado en la variante más setentosa y desértica del rock, con inspirados riffs, una fuerte presencia de los teclados hammond y voces femeninas (sin la presencia del Topo Armetta, ex Dragonauta y Massacre entre muchos otros). También se destaca como elemento particular y distintivo la sección de vientos y las variadas percusiones, algo muy poco visto dentro de este círculo de bandas y que les agrega un toque muy personal.

La tercera banda de la noche fueron los platenses Güacho, otro trío que recientemente giró por Europa y editó en formato vinilo su último trabajo Volumen II. Tras haber participado de eventos internacionales, abriendo para como Radio Moscow, The Flying Eyes, este fue su debut en el aclamado festival. En un show de 40 minutos de duración, Hernán Torres, Lisandro Castillo y Joaquín Castillo se encargaron de plasmar su poderoso rock psicodélico, entre stoner y experimental, muy reminiscente de los gloriosos años 70. Sin dudas es una banda que apunta muy alto y tiene todo para llegar.

Los chilenos Hielo Negro fueron la única banda internacional del festival, que siempre se caracterizó por incluir bandas del continente sudamericano en su grilla (recordemos el paso de bandas como los uruguayos Motosierra, los brasileños Fuzzly o los venezolanos Cultura Tres). El conjunto originario de la magallánica ciudad de Punta Arenas, que cumplió 18 años de trayectoria,  está integrado por los históricos Marcelo Palma en guitarra y voz, Cristian MacDonald en batería y Matías Alarcon en bajo, quien se sumó a sus filas en 2011. Su sonido tiene algo de stoner pero mucho más del rock retro más tradicional, logrando lo que ellos denominan “rock patagónico”. Sonaron varios temas de su reciente disco El Gran Camino (2014) y viejas como “Perros de la noche” y “Lobo estepario”. Un momento especial fue la invitación a compartir escenario con Jeremías Stutz, guitarrista de Sick Porky, banda con la que en 2012 grabaron el Split Cofradía.

A continuación fue el turno de Luz París, banda oriunda de la ciudad de Mar del Plata, integrada por Diego Montoya (guitarra, teclado y voz), Hernán Légora (guitarra), Matías Arano (bajo), Matías González (batería) y Rubén Montoya (guitarra y coros). Su estilo basado en el post-rock (un género muy poco desarrollado por estas latitudes) con aires indie y experimentales los distinguió en un festival signado principalmente por propuestas más pesadas. No obstante, obtuvieron una gran aprobación del público gracias a las intensas atmósferas creadas con guitarras y sintetizadores en conjunción con psicodélicas imágenes en la pantalla de fondo. Cambios de ritmo y sorpresivos arranques le agregaron un condimento de impredecibilidad a sus canciones, algunas nuevas y otras de su gran álbum instrumental Tierra de Conejos (2011).

Ya eran casi las 23 hs cuando finalmente Sick Porky subió a las tablas del Uniclub. Luego de haber filmado recientemente su primer DVD en La Trastienda, en la que fue una de las fechas más importantes de su carrera, regresaron una vez más al Noiseground Festival, evento al que cuentan con asistencia perfecta a lo largo de sus cuatro ediciones. Su set estuvo basado en su último disco Los Descarnados (2013), en el que sumaron una gran variedad de influencias y matices al stoner más clásico de sus comienzos, y los confirmó como una de las bandas más importantes de la escena. Así sonaron temas como “Ephemerol”, “Los que no temen”, “Dilema del cautivo”, “Último caído” y “Hordax”. El sexteto conformado por Carlos Villafañe (voz), Leandro Spatola (bajo),  Manuel Sibona (batería), Jeremías Stutz, Mariano “El Tata” Martinez y Leandro Mousseaud (guitarras) también dejó espacio para viejos clásicos como “Purasangre” de Orígen de fuego (2009) y “Buitro” de Ancestral (2006)

Finalmente, ya pasada la medianoche llegó Dragonauta, banda que desde hace más de quince años constituye uno de los pilares de la escena argentina. Su retorno a los escenarios se hizo esperar casi diez meses y la expectativa era grande, sobre todo por el estreno de la nueva formación. Ésta se hallaba cubierta bajo un halo de misterio para la gran mayoría de los presentes dado el hermetismo con el que la banda se maneja desde las redes sociales. Luego de la salida de la banda del Topo Armetta (bajista y cantante en sus dos últimos álbumes de estudio), Dragonauta llevó adelante sus dos últimos shows durante 2014 con la participación en tiempo completo del cantante histórico de la banda, Federico Wolman, y Martín Rodriguez de Poseidotica en el bajo. Y después poco y nada se supo hasta el mes de Marzo cuando anunciaron su regreso en el marco del Noiseground Festival, con cinco meses de anticipación. En ese lapso, el baterista original Ariel Solito también abandonó la banda, dedicándose de lleno a Metamórfica, el otro proyecto del que forma parte.

En definitiva, se abrió el telón y el bombo que daba comienzo a “Frozen Neptunian Demons” de Omega Pentagram (2013) ya daba la pauta de la bomba que se vendría. La magia estaba intacta. Se desató la furia almacenada en forma de riffs infernales para enloquecer a todos los presentes. Se reveló que la nueva encarnación de la banda la conforman el cantante y bajista Lucien Anello (ex Dead Rooster) y el baterista Leonardo Yegros (Aether), junto a los viejos guitarristas Alejandro Gómez y Daniel Libedinsky, siendo éste el único integrante fundador remanente en la banda. Nos encontramos con un Dragonauta más extremo y más crudo, con un mayor uso del doble pedal y con la brutal y desgarradora voz del nuevo cantante que lleva el seudónimo de Kurgan. El show se basó fundamentalmente en los dos últimos discos, dándole una pequeña vuelta de rosca a grandes canciones que van desde el stoner doom psicodélico hasta el heavy más crudo y oscuro: Así de Omega Pentagram ejecutaron “I. The Talking Snake II. The Witch Hammer”, “Nautilus 666”, “Seven rings of Saturn” y “Iron Planet”, y de Cruz Invertida (2010) sonaron “Muerte y destrucción”, “World of violence”, “God half blind”  y “Poseidon’s blood”. Hacia el final del show sonaron viejas gemas de la era Wolman, como “Necrogalaxia”, “Trasmutado” y el gran cierre con “El festín”, todas de Cabramacabra (2006). Aunque en esta ocasión el antiguo cantante no fue de la partida como usualmente solía colaborar con la banda a la hora de ejecutar estos temas. En conclusión, Dragonauta cerró el festival de la mejor manera tras una hora y cuarto de show, dejando a todos con ganas de la próxima fecha, y confirmando que una vez más están de regreso con toda la furia. Como el ave fénix, resurgieron y con mayor fuerza.

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Cobertura: Sebastián De la Sierra
Fotografías: Julian Quinteros




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