
Arraigo es indudablemente la banda referente del metal folklórico latinoamericano. Retomando la tradición de acercamiento entre el metal y el folklore/tango que introdujo Ricardo Iorio desde sus años de Hermética, Arraigo logró crear una fórmula sin limitaciones, fusionando diversos sonidos tradicionales con el metal e incorporando un variado caudal de instrumentos. El grupo acaba de comenzar un ciclo denominado “Fiesta del árbol” que tuvo su primera edición en el Asbury del barrio de Flores, el sábado 22 de Agosto. Este evento propone hacer confluir en un mismo espacio distintas propuestas, apuntando a romper barreras y profundizar la fusión entre la música pesada y los sonidos característicos de nuestra región.
La jornada arrancó temprano con vino y empanadas, y la presentación de Juanjo Abregu. Luego tuvo lugar una guitarreada en la que el encargado de las seis cuerdas interpretó, junto a Pablo Trangone de Arraigo, canciones como “Sobre madera rosa” de Gabo Ferro o “La añoradora” de Victor Ledesma, chacarera tradicional santiagueña. A continuación, la murga “Los calaveras de Constitución”, siempre presentes en los recitales de la banda, tuvieron su espacio propio durante media hora mientras muchos se copaban con su espectáculo.
Posteriormente se presentó Werken, en el momento más metalero de la noche. Los oriundos de Comodoro Rivadavia se están presentando asiduamente en la Capital, logrando atraer varios seguidores. El conjunto se aferra al sonido más tradicional del heavy de los ochenta, con una clara impronta indigenista tanto en sus letras como en su arte. Así pasaron canciones como “Tolderías” o “Sangre india”. Además, se destacaron temas como “Aluminé” en los que mostraron una faceta más relajada de la banda, en la que el cantante Sandro Siracusa se luce con un registro vocal que le sienta bárbaro, mientras ejecuta sentidas melodías con el piano.
Arraigo comenzó su extenso show pasadas las dos y media de la mañana, con la breve introducción de “Zamba del carnaval” de Cuchi Leguizamón, enganchada con su clásico “Zamba para los huérfanos”. Este show marcó además el debut en vivo del nuevo bajista Leo Pazos, quién cumplió con creces y se lució con su instrumento. Las filas de Arraigo están integradas por Pablo Trangone (voz, bombo, percusión, teclados), Federico Prieto (batería, bombo) Leandro Ramogida y Federico Bertoli (guitarras, voces y coros).
Luego sonó “Vidas comunes”, de loa murgueros uruguayos Agarrate Catalina, como siempre enganchada con “Cadenas y antifaces”. Este tema, generalmente ubicado al final del show, sorprendió al principio de la lista, y contó nuevamente con la participación de Los Calaveras de Constitución, quienes le aportaron el toque carnavalesco y oriental a la noche. “En el nombre del padre” los muestra en su formato más crudo y pesado. Luego, sorprendieron con un cover de Divididos, una fiel versión de “Paisano de Hurlingham”, en una línea similar al tema de Nirvana que habían tocado en su último show en el Roxy.
La noche contó además con varios de los covers que grabaron en el Ep titulado 5, como “Tu nombre y el mío” de Lisandro Aristimuño, “El témpano” de Adrian Abonizio y “Chicos y perros” de Attaque 77. También sonaron las dos canciones inéditas que vienen tocando hace años y formarán parte de su próximo material, que se titulará Nosotros ahora y acá. Estos temas en cuestión son “En tiempos de cueca, pañuelos negros” y “Tierra de bueyes”, con Yanina Reinoso de invitada en el acordeón. Junto a Julia Peralta en bandoneón, las artistas invitadas (que ya casi forman parte de la banda al presentarse en casi todos sus shows) se lucieron en “Crías de crías”, que contó con una interesante introducción. Y además se destacó Julia Peralta en el momento más tanguero de la jornada con “Que sangre madera”.
Por supuesto, su excelente disco Fronteras y Horizontes (2012) fue ejecutado casi en su totalidad, a excepción de “Dogo” y “Los gritos del sótano” que extrañamente fueron omitidas, estimo que por una cuestión de horarios. Así sonaron grandes canciones como “Te llamo eternidad”, “Para aquel que sabe oír” o “Vidala para que sigas”. Y para el final quedaron los dos clásicos más grandes del grupo: “Nehuén (fuego del alma)”, del que filmaron su videoclip y para el cierre la icónica “Carnaval de soledades” que abre su disco. Se despidieron mientras el reloj marcaba casi las cuatro y media de la madrugada y algunos pedían en tono de chiste Destrucción de V8. Otro grandioso y potente show de una banda que ha logrado como nadie una fusión perfecta con el folk latinoamericano, a diferencia de las tradicionales bandas que apuntan al folk celta o escandinavo. Esperamos nuevamente una nueva edición del festival.
Galería de Fotos:
Cobertura: Sebastián De la Sierra
Fotografías: Ariel Flomenbaum
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