FESTIVAL INFERNAL. Hellfest – Clisson (15/16/17/18-07-2023)

Cualquiera que tenga la oportunidad debe aprovechar para ir al menos una vez en la vida al Hellfest: uno de los festivales más importantes de la música pesada en Europa. Este evento en tierras francesas atrae decenas de miles de personas cada año a la comuna de Clisson, ya sea los típicos metaleros de a pie enfundados de negro en forma de ropa de cuero o de remera negra y bermudas, punks callejeros o simples fans de la música.  También a la gente capaz de ir disfrazada de tiburón, banana gigante, personajes de Disney y demás bizarreadas.

Seis escenarios se dividieron al público, con los más chicos Altar y Temple siendo mucho más grandes y mejor iluminados de lo que uno se esperaría, además de un muy buen sonido general. Llamó la atención cómo ninguno de los escenarios se sintió despoblado, con todos ellos teniendo una cantidad bastante nutrida de gente incluso en los horarios más tempranos, sin importar el estilo.

DÍA 1

Los estadounidenses Coheed and Cambria fueron los encargados de comenzar las presentaciones en el escenario principal del primer día. Sé que no es una banda para todo el mundo, con la voz a lo Geddy Lee y la exagerada historia conceptual que une sus discos de títulos alargados pergeñados por el guitarrista y líder Claudio Sánchez como mayores barreras de entrada, pero hay algo en la propuesta de los estadounidenses que me llega y poder verlos es siempre un placer, aunque el público fuera un tanto frío incluso para ser el primer grupo de la fecha. No importó, y el cuarteto demostró su habilidad para combinar grandeza progresiva y melodías pop punk en este recital, parte de su gira Neverender: No World for the Waking Mind. Como el nombre indica, el tour los tiene tocando sus discos Good Apollo I’m Burning Star IV, Volume Two: No World for Tomorrow y Vaxis II: A Window of the Waking Mind, pero en el contexto de un festival es complicado meter un set de dos horas, así que el grupo toca un set adaptado con menos canciones pero incluyendo composiciones de In Keeping Secrets of Silent Earth: 3 y Good Apollo I’m Burning Star IV, Volume One: From Fear Through the Eyes of Madness (¿Ven lo que les dije con los títulos de los discos?). Bien podría considerarse un mini Grandes Éxitos por parte del grupo, y a pesar de la antes mencionada frialdad de la gente lo más seguro es que hayan ganado algún fan, con su propuesta tan particular.

El jueves 15 siguió con unos veteranos del rock con Generation Sex, una suerte de tributo doble que rinde homenaje a los punk / new wave Generation X y a los siempre controvertidos pero influyentes Sex Pistols, incluyendo en sus filas a nada menos que al cantante Billy Idol y al bajista Tony Jones representando a los primeros y al guitarrista Steve Jones y el baterista Paul Cook aportando de parte de los segundos. El setlist está compuesto por canciones de ambos grupos, con clásicos como “Pretty Vacant”, “Kiss Me Deadly”, “God Save The Queen” y “Dancing With Myself”, esta última más conocida como una canción solista de Billy Idol pero que se publicó primero en 1980 en el disco Kiss Me Deadly de Gen X.

La base de Cook y los dos Jones es sólida como una roca y Idol sigue siendo todo un showman a pesar del paso de los años. Sin embargo, está claro que la propuesta glam-punk no está hecha para escenarios multitudinarios y mucho menos para tocar de día; un detalle que hizo complicado meterse de lleno en la “onda” del cuarteto. Indudablemente, un escenario más íntimo hubiera funcionado mejor, pero para un tributo a la nostalgia pura y dura el trabajo de hacerle pasar un buen rato a quien esté dispuesto fue contundente.

Tras una hora de espera, arriba del escenario principal tuvimos a otro tributo: Hollywood Vampires. Al supergrupo encabezado por Alice Cooper, Joe Perry (Aerosmith) y el actor Johnny Depp, ahora se sumo el colaborador de Cooper, Tommy Henriksen. Habiendo tenido la oportunidad de escuchar sus dos discos puedo decir que la idea detrás de la banda, creada por Cooper para rendir homenaje a un club de borrachos que tenía en los setentas y a los miembros que murieron por sus excesos, me parece mucho más interesante que el producto final, al menos en cuanto a su producción en estudio. HV es una experiencia para ver en vivo, sin la sobreproducción en la que caen en sus grabaciones, donde se nota que todos los involucrados disfrutan de darle rienda suelta a estos clásicos del rock y los riffs que los acompañan, a lo que se suma el considerar que todos ellos fueron conocidos por sus adicciones, por lo que tributar a aquellos que quedaron en el camino tiene su valor sentimental. La gran mayoría del atractivo del grupo viene de parte de Alice Cooper, quien con siete décadas y media sobre sus hombros sigue con la misma energía que en los setentas y justificando su estatus como leyenda viva del rock’n’roll. El resto sonó poderoso de principio a fin tocando clásicos de David Bowie, The Who, MC5 y demás. En vivo me dan ganas de escuchar las originales, pero en vivo la idea del tributo cuaja muchísimo mejor.

Ya de noche, era momento de terminar el día con una bomba, en este caso con nada menos que KISS. ¿Y qué se puede decir? Ya están viejos, el setlist es inamovible, todos los años anuncian que va a ser la última gira, Paul Stanley ya casi no canta y hay una cantidad alarmante de pifies en la guitarra… y por otro lado, lo suyo es un espectáculo prolijo más allá de lo musical. Es la misma descripción que se podría hacer de cualquier recital de los cuatro de Nueva York, pero es indudable que Simmons y Stanley (más quien sea que ocupe los otros dos puestos en ese momento) saben cómo entretener. Y la lista de canciones estará tallada en piedra, pero más de la mitad de los álbumes están representados y hay para todos los gustos. Así que fuera que les gustara el hard rock glam de los inicios, sus devaneos de música disco, la decadencia de los ochentas o lo que hayan hecho en las últimas dos décadas, la gente no debe haberse ido insatisfecha, aunque ser fan de KISS sea una de esas cosas siempre difíciles de defender. Cerrar el primer día del Hellfest con ellos no habrá sido un broche de oro ni nada parecido, pero ciertamente fue digno.

DÍA 2

El viernes 16 arrancó temprano a las 11:05 con la presencia local de P-Troll. La propuesta de los oriundos de Tolón es un heavy / hard rock con énfasis en el rock y letras en inglés y a veces en francés que con títulos como “Fat Bottom”, “Pussy Hunter” y “We Sweat (Cum)” dejan en claro el sentido del humor del grupo. Pero creo que no hace falta conocer la lengua de Shakespeare o la de Voltaire para disfrutar la música de la banda (no me sorprendería de que para más de uno esa ignorancia sea un plus), siendo que el cuarteto rockea lo suficiente como para que cualquiera pueda romperse la cabeza con sus riffs.

El hard rock siguió su presencia en el escenario principal con The Quireboys. Hay que aclarar que se los debe mencionar con el artículo incluido, debido a la disputa legal con el cantante Spike que hizo que ahora haya dos formaciones disputándose el nombre y legado de estos sucios rockanrolleros londinenses. A pesar de todas esas tramas legales de por medio, la formación liderada por el guitarrista y ahora cantante Guy Griffin sabe que lo que importa es la música, y apenas comenzaron su set con “I Love This Dirty Town” la atmósfera de bar se apoderó de todo el campo. Puro rock’n’roll, blues y buenos tiempos con sus riffs de guitarra y acompañamiento de piano, una máquina bien aceitada de rock como para recordar qué es lo que hace tan atractivo este sonido.

Seguimos el día con el set de la banda solista de una leyenda como es Steve Harris. Recuerdo años atrás cuando Harris anunció su primer lanzamiento solista y tenía curiosidad por ver qué se sacaría de la manga el bajista y líder de Iron Maiden al alejarse del molde de los reyes de la NWOBHM. Sin embargo, British Lion es de los discos que me han dejado más fríos, con su hard rock sin la más mínima identidad y una producción que dejaba bastante que desear. Habiéndolos visto en vivo en 2018 mi opinión mejoró, pero fue menos “volverme un fan” y más un “pasar de un 4 a un 5”.
Desde aquella época el quinteto lanzó por fin su segundo álbum The Burning, pero no puedo decir que ni ese disco ni su presentación en Hellfest hayan cambiado mi opinión acerca del grupo: no parece haber manera de agarrarlos por ningún lado, algo preocupante si hablamos de un grupo de hard rock melódico, un estilo que me suele gustar mucho. La banda suena bien, Richard Taylor es un cantante decente y todo está hecho de manera profesional, pero simplemente no es para mí.

Hablando de proyectos de leyendas del metal, el viernes mantuvo el ritmo con la aparición de Elegant Weapons. Este grupete reúne a gente bastante dispar: el cantante chileno Ronnie Romero (Rainbow, Lords of Black y un sinfín más de grupos), Richie Faulker en guitarra y Scott Travis en batería (Judas Priest) y a Rex Brown (Pantera) en bajo, aunque Travis y Brown se retiraron tras completar el disco y sus puestos fueron ocupado por Christopher Williams (Accept) y Dave Rimmer (Uriah Heep), respectivamente. Incluso con esos cambios sigue siendo un rejunte bastante particular, pero su flamante disco debut Horns for a Halo es una muestra de puro heavy metal sin más pretensiones que las de riffear y solear, algo que se traslada muy bien al escenario: groove, baterías poderosas y un Romero en forma fueron suficientes para redondear una buena presentación. Repasaron su debut con canciones como “Blind Leading the Blind” y la canción que le da título. Un regalo para los que sean fans de este heavy metal cuadrado pero no por eso falto de cariño, y que el público recibió con aplausos.

No creo que muchos le tuvieran fe a Skid Row tras sus dos discos mediocres sin Sebastian Bach. Dieciséis años sin LPs nuevos y el recambio de cantantes que vivieron en los últimos tiempos (sale el recientemente fallecido Johnny Solinger, llega Tony Harnell de TNT y casi inmediatamente es reemplazado por el ex Dragonforce ZP Theart, hasta que este también sale y llega el sueco Erik Grönwall, ex H.E.A.T), pero The Gang’s All Here (2022) terminó siendo sorprendentemente bueno.

Los problemas de salud del nuevo cantante provocaron la cancelación reciente de algunos de sus recitales, pero por suerte llegaron a presentarse en el Hellfest dando una presentación que apenas tuvo una canción de su último disco y se centró en los primeros Skid Row y Slave To The Grind. Obviamente estas cosas se dan por las limitaciones del tiempo, pero estas leyendas del glam metal tienen lo suyo para dar un gran recital y Grönwall tiene el talento y la energía para cargarse en los hombros semejante legado.

Alter Bridge mantuvieron la seguidilla de hard rock en el escenario francés, aunque con un estilo mucho más moderno que el rock dinosaurio de Skid Row. El cuarteto se encontraba en su gira Pawns & Kings presentando su nuevo disco, pero nuevamente las limitaciones de tiempo hicieron que sólo pudieran tocar “Silver Tongue” de aquel como intro, dedicando el resto a material viejo. Dieron un set más que decente, aunque sin mucho como para realmente destacar. Sin dudas, es una de las bandas más talentosas del rock pesado de los últimos años, no por nada su cantante Myles Kennedy es parte de la banda de Slash,

Pasadas ya las 20:00 era turno de otras leyendas vivientes del sonido de los ochentas, con la llegada de los ingleses Def Leppard al escenario, con “Heroes” de David Bowie sonando de fondo. Lamentablemente, las animaciones de fondo y el espectáculo de luces no llegaron a tapar el hecho de que esta estuvo lejos de ser de las mejores presentaciones de los oriundos de Sheffield, sobre todo en lo referente a su cantante Joe Elliott, quien este año cumple 64 años y su voz está claramente deteriorada luego de años de giras y conciertos. Repasando clásicos como “Love Bites”, “Rock of Ages”, “Pour Some Sugar on Me” y tantos otros será una delicia para los fans más fans, pero el tener que depender tanto de los coros de los otros miembros y quedarse bastante estático es algo que llama la atención y es bastante obvio.

El final del día se dio con Mötley Crüe, otras leyendas vivientes de los ochentas. Y lamentablemente el tiempo también ha afectado a los californianos: en los meses previos tuvimos la salida del guitarrista histórico Mick Mars como miembro activo en las giras, siendo reemplazado de manera definitiva por el actual John 5 y más tarde demandando a la banda, pero la llegada de algo de sangre relativamente nueva a las seis cuerdas de los Crüe no puede tapar el hecho de que la voz de Vince Neil está destruida, y las constantes sospechas acerca de la banda haciendo playback los ponen en una posición todavía peor que Def Leppard. Aparentemente el grupo está ultimando detalles de un nuevo disco. Esperemos que el ambiente de estudio les sienta mejor que lo que se vio en Hellfest, aunque ciertamente llamó la atención la aparición del demasiado dispuesto Machine Gun Kelly para tocar “The Dirt”, como para agradar a los jóvenes.

DÍA 3

Ya en el tercer día estuvimos más concentrados en lo realizado en el segundo escenario, y casi estuvimos completamente ausentes del escenario principal, tanto por cuestiones de tiempo como de organización del lugar. Uno de los que más esperábamos era el cuarteto sueco Enforcer y obviamente a Iron Maiden, pero se nos hizo imposible.

A quienes sí pudimos ver fue a Puscifer, el particular proyecto de Maynard James Keenan, cantante de Tool. Con todos los músicos vestidos de rigurosos trajes y maquillaje ridículo, el grupo dio rienda suelta al inicio con “Fake Affront”, canción de su último Existential Reckoning, disco en el que se basaría la mayor parte de la presentación. Personalmente a veces se me hace complicado entender todas las bandas de MJK y cuál es la línea que separa la actuación de la sinceridad del cantante, pero hay algo en los ritmos repetitivos industriales del grupo que se traslada muy bien a la actuación en vivo, y termina de convencer hasta al más escéptico.

DÍA 4

El domingo fue el último día del festival y nuestra experiencia en el escenario principal comenzó con la presentación de los hardcore Hatebreed. Con una bandera enorme detrás detallando la portada del último Weight of the False Self, los liderados por Jamey Jasta escupieron riff tras riff llenos de groove y furia, con la gente dejándose el cuello haciendo headbanging. Está claro que el estilo del grupo es, a falta de un mejor adjetivo, repetitivo en grandes dosis, y las diatribas de Jasta en las canciones de Hatebreed no ayudan, pero está claro que hay razones muy obvias detrás del éxito de quinteto, dando la banda sonora perfecta para intercambiar golpes con tu vecino en el pit.

Y hablando de grupos con los que tengo una relación complicada, la tarde siguió con Amon Amarth. Los suecos se presentaron con una escenografía gigante que incluía un casco enorme con cuernos en el lugar de la batería y dos drakkares gigantes a los lados, yendo de la mano con la temática vikinga del grupo. Hará década y media que la banda no saca un disco que de verdad me llame la atención, tal vez por haberse quedado atrapados en un nicho tan específico como el del “death metal melódico con letras sobre vikingos”, pero en vivo la mezcla de esa temática, la escenografía digna de Spinal Tap y la misma actuación del quinteto, con un setlist limitado, pero lleno de energía con canciones como “The Way of Vikings” y “Raise Your Horns”, seguramente dejó contentos a todos los fans de la banda que se amucharon en el campo.

Y ya que mencionamos antes a Spinal Tap ¿Qué mejor manera de seguir con algo de comedia voluntaria? El dúo Tenacious D es otra banda con la que he tenido mis idas y venidas, pero cuando su chiste me llega lo hace con toda la fuerza. Jack Black y Kyle Gass tienen una química enorme y escucharlo tirar un “Merci beaucoup!” al final de “Video Games”, su homenaje country tanto a los videojuegos como a Red Dead Redemption 2, es encantador, y lo mismo pensó la gente, con los aplausos que se llevaron.

El dúo fue el último acto que pudimos ver en el campo del escenario principal de Hellfest, pudiendo disfrutar de clasicazos como “The Metal”, “Tribute”, su delicada y romántica balada “Fuck Her Gently” y su cover extrañamente serio de “Wicked Game”, la canción country pop de Chris Isaak, hicieron de las delicias de la gente, que pasó un buen rato pudiendo reírse un poco de los típicos clichés del público metalero más cuadrado pero con canciones pegadizas.

Cronista: Roxanne Flament
PH: Paul Bouaziz




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