Hay bandas que despiertan un interés popular en el ambiente muy notable. Ese interés empieza lógicamente con lo que la banda hace y propone, y es el boca en boca que va contribuyendo a que el interés aumente, y así se genera un círculo vicioso (en el buen sentido) y todo culmina en comentarios tales como “si viene tal banda no te los podes perder”, o “esta banda es increíble en vivo”, y frases del estilo. Así, la banda en cuestión se gana el mote de “banda imperdible en vivo”. Hace meses, cuando se confirmó que Leprous se presentaría en nuestro país nuevamente, después de su debut en el año 2019, varios de estos comentarios llegaron a mi oídos, por lo que la expectativa era muy grande.
De esta manera, el pasado jueves 16 de noviembre, Leprous se presentó por segunda vez en nuestro país, en lo que viene siendo su gira latinoamericana. Los noruegos desplegaron su música en El Teatrito, en pleno microcentro porteño, y fueron acompañados por los nacionales Karkaman y Presto Vivace y por los chilenos Saken.
Ya se podía ver mucha gente haciendo fila para entrar, previo a que abrieran las puertas del recinto. Esto hizo que durante las presentaciones previas a la banda principal, un gran número de personas se hicieran presentes. Los primeros en salir a escena fueron los rockeros Karkaman. Cabe aclarar que la previa a Leprous fue variada en cuanto a géneros y estilos. Así los recientemente mencionados, se despacharon con una descarga de rock n roll y/o hard rock contundente. Los siguientes, y quizás los más emparentados a los noruegos, fueron los Presto Vivace. Los comandados por Marcelo Pérez Schneider deleitaron a los presentes con su virtuosismo progresivo y melódico. La voz eximia de Brunella Bolocco Boye y el talento en el bajo de Pérez Schneider se llevaron todos los aplausos. Concluyendo la previa, los vecinos chilenos dieron un por demás breve show, en el que se pudo tener una idea de su propuesta al menos. Groove, algo de thrash, pizcas de death y una versión de “Mejor no Hablar de Ciertas Cosas” de Sumo, dieron punto final a la previa, frente a un Teatrito colmado en su totalidad.
Luego de una extensa intro instrumental y en off, las luces se apagaron, la expectativa aumentó y Einar Solberg quedó al descubierto y comenzó, casi a capella, con “Out of Here”, perteneciente a su último lanzamiento Aphelion (2021). La primera parte del tema sirvió como intro al show propiamente dicho, para explotar luego, con toda la banda involucrada, en su parte más explosiva y pesada. La banda hizo un recorrido por casi toda su discografía, haciendo foco en el último trabajo. Así, la tensa “Illuminate” del disco del 2017 Malina, y “The Valley” del Coal del 2013, continuaron con la presentación de los noruegos. El público se mostró, en todo momento, entregado al show, gritando, cantando y saltando cuando así lo requería la situación. En más de una ocasión se entonó el clásico “Ole Ole Ole”, que fue rápidamente agradecido por la banda. El sonido estuvo a la altura, y toda la banda pudo escucharse a la perfección. Los trabajos en las cuerdas de Tor Oddmund Suhrke (guitarra y coros), Robin Ognedal (guitarra) y Simen Daniel Borven (bajo) fueron impecables, pero lo que realmente resalta, además de la voz de Solberg, es el trabajo de Baard Kolstad en batería. Es realmente hipnotizante verlo tocar, incluso en momentos tranquilos, se lo puede apreciar dejándolo todo en cada golpe. Uno de los momentos álgidos llegó con un clásico de la banda, “From the Flame”, que desde el segundo inicial hizo delirar al Teatrito, llegando al punto cúlmine con el estribillo, épico como pocos. “The Flood» y “Alleviate” le dieron continuidad a la noche. Otro aspecto a destacar en Leprous es su presencia escénica. Desde la manera en que visten los músicos, sobria y minimalista, hasta las ubicaciones que van tomando casi de manera coreográfica y los movimientos epilépticos en aquellos, no muchos, momentos más tensos y movidos. Es lo que hace de un recital, una experiencia, sin dudas. “The Price”, del disco The Congregation (2015) fue otro de los momentos más altos de la noche, mostrando la fineza con la que la banda cuenta.
Llegando al final, la banda se despachó primero con “The Sky is Red”, para luego dar la última estocada con “Slave” y concluir dos horas y media de show, en la que se pudo apreciar a una banda que no por nada cuenta con el mote de “banda imperdible en vivo”, “una experiencia inolvidable” y demás similares.
Cronista: Juan Cordiviola
PH: Cuervo Deth
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