Todo año nuevo es como un libro que se va llenando de momentos a medida que avanza. El pasado sábado, este libro llamado “2024” tuvo una página muy importante. Comencemos.

Con su formación consolidada y un disco en la calle la gente de Oscura obsesión se encargó de poner en marcha la noche con su hard rock bien rutero. Estribillos gancheros. Frontman carismático. Armonías vocales excelentes. Todos los ingredientes necesarios como para un gran show de Rock & Roll. “Quemando asfalto”, “Virtualidad” y “Rutas al sur” son de esas canciones que invitan a subirse a una moto para dejarse llevar hasta donde te lleve la vida.

Abrir una fecha es una tarea difícil. Tenes que atrapar a la gente y generar el suficiente impacto como para que se queden. Una táctica infalible son los covers de clásicos. Con sus versiones de “Fool for your lovin’”, de Whitesnake y “The final countdown”, originalmente escrita e interpretada por Europe, lograron la aprobación masiva del público. Se dice que estarían sacando la moto del garage para emprender el camino hacia su próximo material. Desde nuestra redacción estamos felices de seguirles el rumbo.

Si tuviéramos que definir a los brasileros Armored Dawn en una sola palabra, sería eclecticismo. “A brand new way” tiene un sabor muy Fear Factory. “S.O.S.” se acerca bastante al sonido Nu Metal. Y “Ragnarok” contiene tintes del Metal Gótico grabado en Finnvox Studios. Todo ejecutado con naturalidad, como si fuesen reptiles cambiando su piel para mostrar una nueva capa de su identidad. El mes que viene, la banda se volverá a presentar en Buenos Aires. No hay duda que allí estaremos.

Con 29 años y 6 discos en la ruta, Azeroth se maneja sobre las tablas como si fuese su casa. Recorriendo desde la habitación más antigua (“Campaña del desierto”), echando un vistazo a las siguientes para asegurarse que todo siga en orden (“Randall Flagg”, “Y sus máscaras caerán”, “Más allá del caos”) hasta llegar al ambiente con la remodelación más nueva (‘’Senderos del destino’’). La casa Azeroth tiene una estructura y solidez impecable. Siempre es un placer recorrerla. Una de las tareas más contemplativas que debe tener toda banda al tocar en vivo debe ser como armar el setlist. Impacto. Climas. Ritmo. Trabajo digno de relojería. Sobre todo cuando le sumas piezas a un artefacto armado hace varios años.

Asombrando piezas nuevas (“Vencedor en la derrota”, “Fantasmas del ayer”) con algunas que ya tienen su tiempo, pero siguen funcionando como el primer día (“Bajo la cruz”, “Aún sigo latiendo) hasta la corona inoxidable (“Vida eterna”) Lorihen coronó la noche. Hubo un momento en el que el tiempo pareció detenerse. Estábamos en el lugar perfecto e instante preciso para poder presenciar magia en forma de música. Escuchar “El viaje” interpretado solamente por teclado y voz fue onírico. Este capítulo finalizó de manera hermosa. Anhelamos que las próximas páginas de este libro nos siga llevando por rumbos fascinantes.

Cronista: Alejandro Williams
PH: Leticia Villalba

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