Por supuesto que hay tugurios en los que un rejunte se lumpenes se juntan a tomar cerveza, poguear y escuchar heavy metal. Hay en provincia y en capital federal y obviamente en distintos puntos del resto de las provincias que conforman el país. En este caso, Artax, Maniaka, Herpes, Mercurio y Velocidad 22 se reunieron en Club Cultural Bula.

Artax es joven. Lautaro viene de Serxenar, Martín es parte de Mercurio y Rouse se desprende de Filosa. Heavy metal clásico y sin vueltas. Rápido y agudo.

Maniaka es thrash. Un thrash especial conformado tres mujeres y un varón. También están dando sus primeros pasos y es una propuesta a la que hay que parar la oreja para quien guste el sonido con violencia.

En vísperas de un nuevo disco Herpes, siempre con las capuchas puestas, recorrió su álbum debut y El club de los monstruos, anticipo una canción nueva y se despachó con «Symphony of the universe» de Black Sabbath.

Sin dudas, una de las bandas que mejor creció exponencialmente dentro del under es Mercurio. Un cuarteto que a pesar de los continuos cambios de formación siempre están bien parados y erguidos en el escenario. Melodías gancheras que oscilan entre el heavy metal tradicional y el hard rock. Más allá de lo musical, ma banda tiene identidad y eso es difícil de encontrar. Una identidad no sólo a la hora ejecutar las canciones sino también para esquivar baches, improvisar una versión de cappella de «Libre» de Nino Bravo y coronar la noche.

A seis meses de la presentación de Alcohol y gasolina, Velocidad 22 sigue de gira. Una gira que hace que las canciones de la última placa se conviertan en nuevos himnos. Himnos propios de un sentimiento de pertenencia que pocos géneros musicales lo permiten. Si «Vandalos de cuero» define quienes son; si «Alas Metalizadas» es la canción de guerra, «El Heavy es violencia» lo intensifica. No solo a ellos si no a toda esta camada de bandas. Y más en un show especial donde Marty de Mercurio estuvo como tercer guitarrista.

Por Jonatan Dalinger
PH Leticia Villalba

Galería Completa