
Cuando Metallica anunció una serie de fechas bajo la temática “By Request”, en la que los asistentes al show elegirían la lista de temas mediante votos online, era imposible no ilusionarse con escuchar canciones que no suelen tocar seguido o que no han sido jamás interpretadas en vivo. Sin embargo, a medida que el público general iba dando sus veredictos, quedó bien en claro que lo que íbamos a escuchar (al igual que en todos los recitales con esta modalidad) iban a ser sus clásicos y canciones más conocidas. Una pena desaprovechar tal oportunidad para hacer debutar, por ejemplo, a “The frayed ends of sanity”, pero en definitiva lo que más pesó en la balanza fue volver a ver a Metallica después de cuatro años de su última visita a la Argentina (si descontamos la reciente experiencia antártica), en esta ocasión con dos conciertos en el Estadio Único de La Plata los días 29 y 30 de marzo.
El sábado 29 abrieron la jornada Cirse (desacertada elección) y la Orquesta de Insturmentos Reciclados Cateura, desde Paraguay, por pedido expreso de la banda. Minutos pasadas las 21:30 se apagaron las luces y todo era pura ansiedad. Tras el video introductorio de la gira Metallica by request, y la introducción como en cada show “The ectasy of gold” de Ennio Morricone, salieron los cuatro jinetes del apocalipsis al escenario con “Battery” y se desató la hecatombe. Arranque potente si los hay, y ni hablar si es enganchado al igual que en el álbum con “Master of puppets”, la canción más votada para ambas fechas. El sonido no arrancó del todo bien, pero rápidamente se equilibró. Tras bajar un poco el pie del acelerador con “Welcome Home (Sanitarium)”, que continuó con la seguidilla del Master of Puppets, arremetieron nuevamente con la furia thrashera con “Ride the lightning”. A continuación fue el turno de “The Unforgiven” del álbum negro, tocada en Argentina por primera vez desde 1993, fue uno de los momentos más emotivos de la noche, con el destaque especial del solo de Kirk Hammett, uno de los mejores de la banda.
No me caben dudas que el Único es el mejor estadio para albergar este tipo de shows grandes: supera ampliamente al Estadio de River Plate (donde se presentaron en 2010 y 1999), tanto desde el techado que ayuda a mantener una mejor calidad de sonido hasta su tamaño más reducido que permite que se vea perfectamente desde todas las ubicaciones. Claro que a esto ayudó (y mucho) la pantalla G-I-G-A-N-T-E que ocupaba todo el escenario, aún desde la cabecera del fondo se los sentía al lado, principalmente a los pilares fundadores de la banda: James Hetfield, con un mejor estado vocal que años atrás, y como siempre muy carismático e interactivo con el público en un buen español y un inglés pausado; y Lars Ulrich, el danés que lo que con el tiempo pudo haber perdido en técnica tras los parches, lo mantiene en actitud.
Otro de los puntos más interesantes de esta gira fue la presentación de “Lords of Summer” un tema nuevo que no se sabe si finalmente será incluido en el futuro disco (de los temas presentados en 2006 solo dos entraron pequeñas partes en distintos temas de Death Magnetic). Esta canción los encuentra en buena forma, con reminiscencias a “Leper Messiah”, siguiendo el estilo de su último disco que pretende ubicarse como una especie de eslabón perdido entre el abrupto salto existente entre Justice y el Black Album. “Fuel” fue la única representante de ReLoad, de esa etapa cuestionada por muchos pero que en mi caso personal me hubiera gustado escuchar más material. Los integrantes del club de fans tuvieron el privilegio de presenciar el show desde arriba del escenario a un costado, y uno de ellos fue el encargado de presentar “Sad but true” (la otra fue “Creeping death” más avanzado el show), clasicazo del disco homónimo que incita a revolear las cabelleras al ritmo lento y pesado de la banda.
Rob Trujillo tuvo su pequeño momento personal con el solo de bajo, aunque bien sabido es que podría mostrar mucho más sus habilidades con el instrumento, algo contenidas en Metallica. En una noche cargada de temas lentos, no podía faltar “Fade to black” (¿la primera balada hecha por una banda de thrash?), con James encargándose de la acústica desde la tarima al fondo del escenario. Pero el momento culmine de la noche fue indudablemente “…and justice for all”, la épica pieza de casi diez minutos ubicada estratégicamente en la mitad del setlist, interpretada por primera vez en nuestro país. Otro clásico infaltable fue “One”, esta vez (afortunadamente) sin los fuegos artificiales característicos de la intro. La eterna sucesión de clásicos brindaba una fuerte intensidad, del disco Ride the lightning, “For whom the bell tolls” y “Creeping death” continuaban desatando la locura general. Tras un breve solo de Kirk, llegó el momento que en otra época hubiera rebosado de encendedores prendidos con “Nothing else matters”, para engancharla y retirarse con “Enter Sandman”, el clásico que aunque parezca haber aburrido a muchos, en vivo no deja de ser el tema más festejado y saltado por todo el mundo.
Ya solo restaban los últimos tres encores. “Whiskey in the jar”, cover de la canción tradicional irlandesa interpretada por Thin Lizzy, fue tocada por primera vez en nuestro país e hizo rugir a todo el estadio. Y como fue a lo largo de la gira, el penúltimo tema sería el ganador del “voto del día”, elegido mediante mensajes de texto entre los últimos tres temas que luchaban por un lugar en la lista. En este caso, hubo un ganador abismal y fue “Orion”, la genial pieza instrumental de Master of Puppets, aunque muchos nos quedamos con todas las ganas de escuchar Blackened. Por último, el cierre fue como ya es costumbre con “Seek and destroy” (¡con las pelotas cayendo sobre el campo!), la única elegida de Kill ‘em all, del que se extrañaron algunas canciones más como para equilibrar un poco la balanza para el lado thrasher. En conclusión, la cuarta visita de Metallica a nuestro país (totalizando ocho recitales) fue un gran éxito. Más allá de algunas críticas que suelen recibir, el sonido de la banda en su conjunto es demoledor y la puesta en escena es magnífica. La mayoría de sus canciones, particularmente las más viejas, son himnos eternos, que fueron la puerta de entrada para muchos a este mundo, y por eso guardan ese valor sentimental. Indudablemente, y como no podía ser de otra forma, éste va camino a ser el evento del año. No por nada son la banda más grande del heavy metal.
Galería de Fotos:
Cobertura: Sebastian De la Sierra
Fotografías gentileza de Fernando Serani – MetalEyeWitness
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