En pleno 2024 resulta difícil encontrar una propuesta que sea disruptiva. El cambio de epoca sumado a las redes sociales, el algoritmo y impactante epoca del shock rock de los 70 y luego devenido en parafernalias variopintas de los noventa en plan nu metal dejo poco resto a la imaginación. El resurgimiento a nivel mainstream llego hace algunos años de la mano de Ghost, que primero cercano al doom y luego virado al rock clásico de riff con gancho y estribillos de estadio alcanzo la popularidad. Hace tan solo dos años, Dogma, una suerte de versión femenina o al menos de la misma familia de la banda de Tobias Forge, nació para conquistar público y escenario por igual.
Antes que Dogma vuelva a salir al escenario del Abasto, Bloodparade domino la previa durante un poco más de una hora con un repertorio que permitió hacer corear a metaleros y metaleras con clásicos de los ochenta como «Love Is A Battlefield» de Pat Benater y «Self Control» de Laura Branigan y parte de su discografía como «By my side». Única propuesta de metal industrial local, por intentar encasillar de alguna manera, y que al día de la fecha no entiendo como no tiene mayor alcance. Base solida, guitarras afiladas y una carismática frontwoman como Brenda Cuesta de amplio rango vocal que articula con potentes guturales.
Dogma surge como una sirena mitológica que llama a todos los viajeros perdidos en los mares de la conformidad. Este enigmático grupo, conformado por Lilith (voz), Lamia (guitarra), Nixe (bajo) y Abrahel (batería), mezcla el hard rock y el metal para crear una experiencia musical única y provocadora. Así reza la gacetilla con la cual se presenta la banda ante el desembarco de cada misa en territorio. Argentina tuvo la particularidad de tener dos encuentros. El primero junto a Wind Roses, una banda que se define como dwarlf metal el 13 de julio. Sobre fin de mes, las monjas dieron una última misa, nuevamente en Uniclub.
La banda dice ser un culto al individualismo y a la rebelión contra la opresión de las normas sociales y religiosas. Esto, obviamente, teniendo en cuenta que es un espectáculo armado para los amantes del hard rock y el heavy metal más convencional y de lugares comunes bien ejecutados. El show debe continuar y el resultado es contundente.
El disco debut y homonimo de Dogma fue lanzado en 2023 a través de MNRK Heavy (antes eOne) logra imponer himnos desde el inició. Principalmente, Temas como “Forbidden Zone”, “Bore to the bones” y «Father I have sin» donde el puñado de seguidores que se acerco a verlas por segunda vez, o capaz primera si no llegaron a Wind Roses, festejo con baile, salto, grito y puños en alto.
Como producto Dogma es contundente. Las canciones están y el público responde. Ahora bien, la ejecución es dispareja. Sin dudas, las cinco monjas son músicas increíbles y pifies en vivo son variables a las que cualquier profesional se somete. Sin embargo, lo que llama poderosamente es la voz de Lilith. ¿Canta bien? Si ¿Canta en vivo 100%? Tengo mis dudas. No sería algo netamente negativo debido a sus seductores bailes durante todo el recita. La utilización de pistas en bandas de este estilo es moneda corriente, pero en más de una ocasión la confusión asomaba confusión en vibratos. ¿Playback? ¿Lipsinging? Toda una incógnita así como las verdaderas identidades. Lo único certero es que una misa ha llegado para quedarse.
Por Jonatan Dalinger
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