Cada vez que estoy frente a Avernal quedo impactado por la grandilocuencia de sus presentaciones. No me canso en decir que es la banda más pesada del metal argentino y la encargada de representar al espacio más extremo de nuestra escena. Cada show es una propuesta nueva ya sea por tecnica o por perlas en el repertorio. Esta noche fue especial: era la última presentación antes de ir nuevamente al viejo continente y conquistar España y Portugal.
Hërpes salió al escenario de frente march. En tiempo record, y con un parete en el medio que derivo en un cambio de formación, en una de las bandas más interesantes del circuito emergente. Por momentos, heavy metal. Por el contraste, en otros coquetean con el doom. Porque tanto la rapides del primer Iron Maiden y la oscuridad de Black Sabbath comviven en el cuarteto de Buenos Aires. La base fue Gran Brujo el flamante nuevo disco, pero «Fiebre Matinal» y «Nabucodonosor» fueron los puntos altos. Lamentablemente, Pablo Abal (guitarra y voz) no pudo cantar a gusto debido a problemas de sonido y Leandro Bajar (guitarra y voz) se vió obligado a cambiar su guitarra por un problema en las cuerdas. Nada impidio que hechicen a los primeros devotos que deambularon por El Teatrito.
Técnicamente fue la mejor de las noches. Avernal había prometido un set especial antes de su gira por Europa y hubo perlas para destacar. En primer lugar, la perla fue la puesta visual. Por momentos, sangrientas, pero también conceptuales oscuras y azuladas más propias de Tzompantli. Además, las imagenes estuvieron marcadas por las diferentes tres decadas del grupo.
En cuanto a la lista de temas, la banda prefiero ir, como suele ocurrir en los últimos recitales, comenzar de lo último hacia atras. «Hilera de craneos» arrancó y la hilera de blastbeats, riffs violentos y guturales brutales serían parte de la partida. Después, «Habitantes de cadaveres» y «Mediador» de La Quimera de la perfección (2016). La primera sorpresa, y no tanto poque hasta minutos antes de que den puertas era un secreto a voces, fue «Solo ante la muerte», con videoclip de fondo y audio aislado de Pato Larralde mediante. Dificilmente, el punto máximo de la noche con emoción a flor de piel, con una partida temprada de un pilar de perfil bajo y sentida en toda la comunidad. Menester tributarlo de esta manera. En el medio, el ya clásico «La tormenta después de la calma.» Como segunda perla, «La resurreción», un tema que suele ser parte de la lista, pero no regularmente y en cada interpretación pone la vara, aún, más alta.
La violencia escalo en cada pogo, en cada salto y en cada grito. Pero también en cada grito y en cada orgullo de los seguidores de una banda que lleva 30 años de carrera y actualmente viaja por segunda vez al mediterraneo para ponderar al heavy nacional. Hoy Avernal, y quizas desde siempre, es banda de exportanción y de representación nacional y un show semejante como este solo confirma el poderío del metal extremo. Como cierre, «Hoy podes pudrirte», cortito y al pie, como broche de oro, como frutilla del poestre, como carne para la bestia.
Por Jonatan Dalinger
PH: Cynthia Zelarayan
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