
El power trio volvió a presentarse una vez más en Palermo. Esta vez, bajo el marco de su gira barrial «Canciones Olvidadas«. El show en general tuvo un nivel de volumen acorde, las luces sobre el escenario de varios colores y flashes que enceguecieron a más de uno fueron los componentes a destacar del simple escenario que contó el show. Solo tres personas a la vista, Andy elevado en la batería y sobre los costados, Tery y Corvata.
El repertorio arrancó a las 21, horario que había sido pactado, cuando las luces fueron apagadas mientras que comenzaba a sonar «Trágico Mundo Caído», canción que abre su última placa. El segundo lugar fue para «Drama», que abrió paso a los primeros temas de antaño de la noche, «Inocencia Perdida» y «La Cima del Depredador». Como si fueran volviendo tras sus pasos, tras una pequeña interacción de Corvata con el público, «La Guerra y La Paz», de su primer disco homónimo, se hizo presente. Volvieron a Frente A Frente con «Tracción a Sangre», para cerrar la primera mitad con «Estilo de Vida».
Atrapasueños, segundo disco de la banda, está cumpliendo 10 años. Por eso, la emoción al escuchar temas como «Hacerse Cargo» y «Algo En Qué Creer» es difícil de describir. Golpes sobre el pecho, gritos, corridas, rondas y mucho agite son claves para entender lo sucedido y que harán refrescar la memoria a aquellos que estuvieron presentes. Por otro lado, «El Que Ama Lo Que Hace», «Fluir» y «El Llanto Espiritual» también tuvieron fuertes repercusiones, invitando a un festejo más amistoso y logrando apaciguar el fuerte calor que hacía en el club de Palermo. Ya sobre el final de la segunda parte, la excitación nuevamente acaparó a los jóvenes, mientras de fondo culminaban «Pruebas» y, luego, «Shock». Acto seguido, volviendo a bajar los decibeles, «El Mar de las Almas» cerró la lista de, hasta el momento, 20 canciones.
La siempre esperada vuelta al escenario solo demoró unos 2 o 3 minutos. Las luces desaparecieron para que «Ácido», con su respectiva intro, reviviera el pogo. El clima se mantuvo más calmo con la llegada de «Luna Herida», pero no por eso desapareció el agite. «Libres» y «Joder» cerraron la noche, haciendo derramar las últimas gotas de sudor que quedaban. Un show aplanador, en el que Carajo, una vez más, demuestra porque tiene el lugar que tiene, manifestando un poder único, fuerte y agresivo, dejando en claro que cada recital suyo es una fiesta. Vivir es Festejar.
Galería de Fotos:
Cobertura: Jonatan Dalinger
Fotografías: Cynthia Zelarayán
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