El tiempo es sabio. Si Argentina tuvo que esperar 34 años para que Converge piso el territorio, es porque así tenía que ser. A veces, la ansiedad es tal que cuando llega el momento la exitación es a flor de piel y hasta desmedida oportunamente. La banda a mando de Jacob Bonnnan y Kurt Ballou dio lo que puede llegar a ser uno de los conciertos del año en lo que respecta a la música pesada. La ejecución fue aplastante, la interpretación a carne viva y los mosh como vitalidad de un público que merece ser rescatado de música violenta porque violenta es la vida.
Como primer acercamiento a la pobredumbre, Miserere apelo a la mezcla de estilo. Marcada por los gritos de bronca y dolor de Renata (voz) con furia cargada denotan la vibra depresiva y mala onda. Miserere crece a pasos agigantados en muy poco tiempo de vida. Goza de buena salud y buen crecimiento. Undermine, por su parte, mostró el lado más corrosivo del hard core con canciones propias y ajenas como «Negligente» de Muy lejos de encontrar la paz y «Hoy» de Fun People.
Las entradas estuvieron al limite de agotarse, pero el caos se respiraba desde todo punto estrategico dentro del recinto. Minutos antes de empezar el set de Converge sonó por los parlantes un clásico del heavy metal que rompe toda estructura posible «Breaking The Law» de Judas Priest. El recinto estaba a oscuras y las linternas anunciaban la apertura del telón, pero este no se abría. Fueron segundos, pero paracio una eternidad. Un pequeño desencuentro. Finalmente, el telón se abre. Allí están Bannon que ayudo a correr la tela, el guitarrista Ballou, el bajista Nate Newton y el baterista Ben Koller. «Eagles Becomes Vultures» despacho como primer tema y las más de 400 personas se volvieron locas proyectas en golpes al aires, golpes en el cuerpo y marea y caídas sobre el escenario.
La banda repaso seis de sus nueves discos de estudio. La base estuvo en Axe to Fall seguido por el emblematico Jane Doe y You Fail Me. Un total de 16 canciones en las cuales Newton golpeo su bajo y salto cuantas veces pudo, en las que Ballou y Koller jugaron para con su publico con gestos, risas y entrega de palillos. Bannon, la cara de la banda, jugo con gestos y un poco de arenga. Intimista, pero acogedor. La potencia de la gestualidad sumado a gritos desaforados son clave para la conmoción, para la conexión de un sentimiento frío, pero revitalizador. Bannon canta con el corazón y también, parafreaseando a un procer del metal local, lo que el corazón debe. «I can tell you about the pain», es una declaración de principios, de resistencia y resiliencia, de guerra interna con el fin de obtener victoria. Así como tridente «Axe to fall», «You fail me» y «All we love we leave behind».
Como en casi toda la gira, el cierre, luego de casi una hora y veinte minutos, estuvo a petición de la audiencia. Algunos pedían «Wolverine blues» de Emtombed, otros el colosal «Jane Doe». Finalmente, Converge arremetió con la imponente «The saddest die», paradogicamente, para claudicar y definir al nueve de noviembre como todo lo contrario, el día más feliz para los fanaticos de Converge en Argentina.
Por Jonatan Dalinger
PH: Cuervo Deth
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