Balls to the Wall (1983) es una de las gemas absolutas del heavy metal clásico. La solidez de sus composiciones no solo son una cabal muestra de todo lo que puede ofrecer el género sino también un hito en la historia del heavy metal alemán y de Accept en particular. Pioneros en su propia escena, los teutones fueron refinando su estilo placa a placa hasta llegar a su quintaesencia en estas 10 canciones cargadas de riffs, melodías y coros de la más pura calidad. Como si fuera poco, sus letras cumplen un rol fundamental, tocando temáticas como la discriminación, la unidad y cuestiones sexuales y de género. Escritas por Deaffy (Gabi Hoffmann, en ese entonces esposa de Wolf), las líricas aportan una perspectiva no muy usual en el metal de ese momento (se los llegó a catalogar con la etiqueta «gay metal»), constituyendo un disco no solo fundacional sino sumamente único e interesante. Por estas razones, presenciar un homenaje a tamaño disco es algo digno de valorar, más si es en manos de 2 de sus creadores: Udo Dirkschneider y Peter Baltes (miembro de U.D.O. desde 2022), junto al resto de la sólida banda. ¿Qué mejor opción para cortar la semana un miércoles de noviembre?
Los encargados de abrir el fuego fue Helker. Su set comenzó con «El Bien y el Mal», directo de su último trabajo, Cara O Cruz (2023). Mientras el recinto se iba poblando poco a poco, sonaron temas como «Lágrimas de Sangre», «Viento y Fuego» y «Falsos Profetas», entre otros, despertando paulatinamente una cálida recepción de la gente. Más allá de algunos detalles técnicos que afectaron al sonido, la performance de los comandados por Matías Ochoa estuvo a la altura de su propia leyenda. Cerraron su show con «Basurero Nuclear» y «Redención», dejando las tablas entre aplausos y vitoreos.
A eso de las 21 hs se apagaron las luces para dar lugar a la legendaria intro que abre el ultraclásico álbum Restless And Wild (1982), dejando todo listo para que el filosísimo riff de «Fast As A Shark» prenda fuego el recinto. Así comenzaba el show de Dirkschneider en Argentina ante un Teatro no lleno, pero sí muy activo y entusiasta. La masterclass de metal puro y duro continuó con «Living For Tonite» y «Midnight Mover», la dupla del disco Metal Heart (1985) que subió la apuesta mientras la respuesta era total y completamente eufórica. Continuaron «Breaker» y «Flash Rockin’ Man», como para pulverizar todo atisbo de duda entre los presentes. Uno de los primeros puntos altísimos se materializó en la epiquísima versión de «Princess of the Dawn», con la gente coreando en llamas y la banda disfrutando a pleno mientras sus gigantescas melodías embelesaban la gala metálica. El cierre de esta primer porción del show fue con la monstruosa «Metal Heart», generando igual o mayor locura que la versión de Accept en este mismo local este mismo año, en mayo.
Tras una breve ausencia de los músicos, una intro hablada (bien estilo 80s), anunciaba el comienzo del auténtico plato fuerte: Balls to the Wall de principio a fin. Andrey Smirnov y Dee Dammers demostraron su calidad como interpretes al entonar ese poderosísimo riff y las subsecuentes melodías y solos. Se destacó particularmente el apartado de los coros, se los notaron más orgánicos que los de Accept (¿sampleados?). Las comparaciones no se detuvieron en «London Leatherboys», mucho más festejada por los heavies. «Fight It Back» fue un disparo a nuestro corazón metálico con su velocidad y coro de puño apretado. El bajo de Baltes dió el puntapié inicial de la interpretación de «Head Over Heels» y ese bellísimo coro gentilmente entregado por Dirkschneider, un momento para atesorar en la memoria. Presentado como un tema jamás interpretado en vivo, «Losing More Than You Ever Had» fue inolvidable, con su inifinito estribillo y ese brillante juego de batería a cargo de Sven Dirkschneider (hijo de Udo). La seguidilla de los temazos «Love Child», «Turn Me On» (¡qué gema!) y «Losers And Winners»(monumental coro) y «Guardian of the Night» fue otro gran tema con un entretenido juego de guitarras entre Smirnov y Dammers mientras intercambiaban sonrisas con los fans. «Winterdreams» fue algo que apenas nos animábamos a soñar ver en vivo, un medio tiempo sentido pero metálico que vino bien para dar un pequeño respiro, cerrando la mayor porción del recital. Ante la locura de la gente Udo y los suyos nos regalaron dos temas más: «Up To The Limit» y «Burning», como para que tengamos y guardemos.
Los músicos se tomaban fotos, arrojaban souvenirs y agradecían, los heavies manifestaban su felicidad y eterna fidelidad a los alemanes y su historia. 40 años después de su lanzamiento Balls To The Wall se erige como un disco de lo más cercano a los corazones heavies, siendo todo un símbolo entre los muchachos de cuero de Buenos Aires cuando el heavy metal todavía daba sus primeros pasos en nuestro país. Eso no es casualidad, esa noche quedó más que demostrado. Cualquier tipo de escepticismo sobre el impacto de esta obra (si existiera) quedó aplastado, contra el paredón.
Por Boris Bargas
PH: Leticia Villalba