Kamelot – Teatro de Flores (04-02-2014)

01 flyerEn el año 2011 Kamelot iba a brindar su primer show en Argentina como cabeza de cartel. Lamentablemente, unos meses antes, Roy Khan (voz) se fue de la banda por asuntos personales que hasta el día de hoy no quedaron muy claros, aunque se sabe que su partida fue en buenos términos. Como resultado de esos sucesos, Kamelot terminó uniendo su fecha con Iron Maiden, que se iban a presentar ese mismo día, terminando siendo el acto de apertura de los británicos con Fabio Leone de reemplazo momentáneo, salvándole las papas al resto de la banda. Por la suma de todos los cambios (de cantante, de lugar donde se iba a realizar, por pasar a ser sólo el acto de apertura, etc.) el día anterior al show había decidido no ir, con la ilusión de algún día poder tener la chance de verlos en vivo como todo fan se merecía verlos.

Tuvieron que pasar tres años, pero al fin había llegado ese día. Hora antes del comienzo del show el clima estaba raro. Afuera del Teatro Flores por momentos amagaba a llover e incluso soplaba una leve y fresca brisa cada vez más frecuente. En cambio adentro por alguna razón uno transpiraba con tal solo respirar. Entre las personas presentes eran mayoría quienes rondaban los 25/30 años de edad y me sorprendió particularmente la cantidad de mujeres e incluso familias (padre, madre e hijos, todos juntos) que se acercaron esa noche, dejando en claro que Kamelot es una banda consagrada que posee un público amplio y diverso.

El inicio del show fue algo tibio, pero no confundan: la banda fue entrando poco a poco colocándose cada uno en sitio, incluida la bella Alissa White-Gluz (cantante de The Agonist y corista/segunda voz en esta gira de Kamelot) con un vestido blanco que contrastaba y brillaba desde su oscuro rincón. El público empezó a amontonarse delante del escenario, impacientes por que comience a sonar la primera canción, hasta que Tommy se hizo presente, agarró el micrófono, y el público ardió en llamas. La inicial “Torn” no me pareció acorde para abrir un recital de tal magnitud por más que sea una buena canción. Fue recién con las consiguientes “Ghost Opera” y “The Great Pandemonium”  que se terminó de despertar la bestia interior de los presentes, desatando algún que otro pogo esporádico en las partes más pesadas y mucha, pero mucha, gente coreando e intentando seguirle el ritmo a las frenéticas melodías, llegando al punto máximo con el clásico “Center of the Universe” (festejada y cantada por todos), a la que le siguió la majestuosa “Soul Society” (otra imprescindible, no podía faltar).

Desde el primer segundo cada instrumento sonó perfecto, ajustando rápidamente algunos pormenores. Lo único lamentable fue el volumen de las voces (tanto de Tommy, como de Alissa) que por momentos sonaban muy bajo y se perdían entre los instrumentos. A mitad de la noche Casey Grillo (batería) realizó un solo algo regular mientras la banda descansaba unos minutos para volver a con otro clásico: “When the Lights are Down”, seguida de “Sacrimony (Angel of Afterlife)” (de “Silverthorn”, último disco de la banda hasta la fecha y motivo de la gira), donde Alissa y Tommy hicieron una dupla única, hasta me los imaginé grabando un disco a dúo como hicieron hace un par de años Michael Kiske y Amanda Somerville. Luego del solo que hizo Oliver Palotai (teclados) y de que la banda toque “Forever” (festejada por todos los presentes, desde su inconfundible intro hasta el último segundo), dieron fin a la primera parte del acto retirándose para descansar unos minutos. El único que permaneció inmóvil fue Sean Tibbetts, quien hizo un solo de bajo de lo más entretenido, demostrando con todo esplendor su habilidad con dicho instrumento. Ya para el final del show sonaron “The Haunting (Somewhere in Time)”, “Karma” (en donde el público se entregó completamente al pogo generado de forma natural gracias a sus machacantes riffs y los ritmos impuestos por el teclado) y, por último, dando cierre a una noche excelente sonó la imponente y oscura “March of Mephisto”.

Y así fue el final del recital que todos los seguidores de Kamelot esperaban y se merecían hace muchos años. Thomas Youngblood bajó del escenario para saludar a quienes estaban apretujados contra la valla, mientras el resto de la banda se retiró luego de saludar y agradecer con una sonrisa lo vivido en nuestras tierras. Ya fuera del Teatro Flores la alegría en el rostro de la gente, los comentarios positivos sobre la performance de la banda y el setlist armado para la ocasión, dieron por sentado el éxito de un show muy bueno. Personalmente esperaba más público (la parte superior del Teatro Flores estaba cerrada y abajo podías circular tranquilo) y, si bien mucho se debe al mal momento económico que está atravesando el país, pienso y quiero creer que tal vez el cambio de cantante y la poca repercusión que tuvo “Silverthorn” fueron las otras causas que hicieron que muchos decidieran no asistir al show. Sólo queda que los que fuimos corramos la voz de que Kamelot sigue siendo una banda excelente, tanto de estudio como para disfrutar en vivo, y que la próxima vez que vengan sea una fiesta aún más grande de la que se vivió en esta última visita.

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Cobertura: Sebastian Giardino Meligrana
Fotografías: Pablo Gándara




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