LA CALMA Y LA TORMENTA. Textures – Bula (13/03/25)

Cuando sea el momento de hacer el balance del año a nivel musical, marzo será recordado como un mes en donde la sobreoferta puso a competir un sin fin de recitales con resultados poco felices, atentando incluso contra la realización de los mismos. La oferta era variada, por supuesto, con bandas que regresaban al país con una buena actualidad, otras que ligaban un empujoncito gracias a un meme, alguna que otra fogoneada hasta el hartazgo en Tik Tok, pero también, hubo bandas que hacían su debut en el país, siendo eventos con un mayor atractivo.

En su regreso a los escenarios, Textures pisó suelo argentino por primera vez el pasado jueves 13 de marzo. El Club Cultural Bula prestó sus instalaciones, mientras que los locales Bolo fueron los encargados de darle una cálida bienvenida a aquellos que se tímidamente se iban acercando. El ahora trío se despachó con un ajustado set de metal grave y lento, como ellos se definen, con Criptobiosis (2024), su disco debut, como punta de lanza. En épocas donde los actos de apertura poco tienen que ver con la banda principal, la elección de una banda como Bolo resultó totalmente acertada y es de agradecer la curaduría.

La tarde le dio paso a la noche, y tras algunos ajustes, los neerlandeses rompieron el silencio con «Surreal State of Enlightenment» dando comienzo a una verdadera celebración. Rápidamente la gran «Storm Warning» allana el camino para que «Reaching Home» sea el primer bombazo de la noche, logrando una conexión entre banda y público que poco abunda en bandas de este estilo. Las primeras impresiones daban cuenta de un sonido impecable desde el primer acorde (algo que se mantuvo toda la noche), una banda afilada que sin desatender todas las florituras de sus canciones invitaban al agite y un público entregado a cantar y a poguear cuando la canción lo requiera  (¡Hasta hubo un wall of death!)

Sin nuevo material bajo el brazo, la banda recorrió sus cinco discos con principal foco en Silhouettes (2008), pero sin dejar de lado ninguno de ellos. Ya para el final «Singularity» le dio paso a «Laments of an Icarus», encargada del ponerle fin a la noche con broche de oro. Aquellas pocas almas que dimos el presente fuimos partícipes de algo que quizás no vuelta a repetirse, un viaje de emociones y sensaciones, íntimo, que perdurará por mucho tiempo y que poca justicia le hacen estas líneas.

Por Martin Tula
PH: Cuervo Deth

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