CUANDO LOS GRITOS LLEGAN. Pentagram – Uniclub (25-03-2025)

Bobby Liebling, es el único miembro original Pentagram y es considerado una leyenda viva del heavy metal. Precursor, como así también supo serlo Black Sabbath, regreso a la Argentina dos años después para presentar su último trabajo de estudio y celebrar los más de 50 años de carrera el 25 de marzo en Uniclub.

El peso historico de Pentagram es impresionante. Sin dudas, es un pilar de la escena oscura y pesada, pero en una versión del submundo, del underground y lejos del estrellato. Bobby Liebling es conocido por ser libinidoso, por consumir drogas que dificultaron el camino de su banda, pero por sobre todo quien lo conoce, lo conoce por ser una figura clave dentro del metal. Con guiño a la foto devenida en memes en los últimos en la que se lo ve, bromeo

Durante la década de los 70, la banda mantuvo un perfil bajo debido a las complicaciones en poder firmar contratos con discograficas. Recién una decada después, Bobby y cia lograron publicar el debut homonimo o como su reedición llama Relentless (1985). Catalogado como uno de los ‘cuatro grandes del doom metal’, junto con CandlemassSaint Vitus y Trouble la influencia fue, y es, total para propios y ajenos.

En redes sociales, una fanatica contó que en un viaje a Nueva York tuvo la oportunidad de ver a Pentagram por primera vez. Tuvo la oportunidad de hablar con Bobby y le comentó que definitivamente tenía que venir a la Argentina a lo que el músico repregunto ‘¿Conocen a Pentagram allá?’ Finalmente, el primer viaje a sudamerica llego y Pentagram debuto en 2023. Dos años y medio después, y con el flamente Lightning In A Bottle (2025) bajo el brazoBobby volvió y agoto dos funciones.

Siguiendo la linea de la influencia, las bandas que oficiaron como apertura van de una punta a otra. Wicca propuso la vieja escuela con sonido más cercano a los años setenta y el manto oscuro propio de Pentagram. Monje, por su parte, aporto más oscuridad y pobredumbre. Y guturales viscerales, desgarradores de la concepción del death metal, pero con la densidad del doom. Y si de influencia hablamos, personalidades como Marcelo Pocavida, Pato Strunz y Dillom, además de músicos de Avernal, Undermine y Piras, entre otros, estaban entre el público.

De más está decir que el único miembro constante de Pentagram es Bobby Liebling. Dedicado completamente a escribir las letras de sus canciones, actualmente esta acompañado por músicos de un calibre descomunal que mantienen aggiornado el sonido caracteristico del grupo. Pasaron quince minutos de las nueve de la noche y en un Uniclub que ya no entra más nadie, pero sigue ingresando gente sobre la hora, el guitarrista Tony Reed, el bajista John “Scooter” Haslip y el baterista Henry Vasquez. Segundos después, y ante una ovación, Liebling, llegó al escenario. «Live Again», al igual que el nuevo disco, comenzó el set como si se tratase de un resurgir de la banda y del propio cantante a diez años de lo que hubiese sido su último material de estudio. Porque a sorpresa de todos Lightning In A Bottle es uno de los disco del año y codearse de personas más jovenes traen un bocadana de frescura sin perder la escencia.

Con una lista completamente renovada a la visita anterior, y basada en el nuevo material, sonaron 13 canciones a lo largo de una hora y cuarto. Lo justo y necesario para un hombre que pisa los 70 años con una vida llena de excesos basados en el opio y otras sustancias. Así y todo, Bobby es un sujeto completo. Habla poco, pero dice mucho. Presenta las canciones y esboza algún que otro chiste. También camina con tacos y camisa de encaje violeta semiabierta mientras hace monerias, se le saltan los ojos hacia adelante e intenta un duelo con Reed.

El calor fue agobiante y el pogo, incesable. Con «The Goul» y «I spoke the Devil» las más de 600 personas que agotaron las entradas estuvieron saltando y transpirando a más no poder. Los coros de riff divirtieron a Reed y Bobby saludo a más de uno que le pedía la mano y hasta llego a agarrar una tanga roja que llego al escenario. No obstante lo cual, cuando un fanatico llego al escenario no fue tan bien recibido. «Sign of the Wolf (Pentagram)», un clásico absoluto, potenció la velada y «Walk the Sociopath» oscurecio aún más el repertorio.

El bis fue solo de dos canciones más, pero dos canciones que marcan la escencia más pura de Pentagram. El primero «Forever my queen», tras una última ovación con cantos populares a Bobby y al resto de la banda. Reed arengó, sonrió y siguió bebiendo Jägermeister, como desde el inicio del concierto. Finalmente, el himno, la defición de Bobby: «20 Buck Spin»

Un día después de este recital, Pentagram va a dar un show más, pero en Centro Cultural Bula. La lista va a ser exactamente la misma, pero la intensidad de estar más cerca en un sotano y tan solo rodeado de 100 personas es otro cantar. Hasta la próxima.

Por Jonatan Dalinger
PH: Ce Principe

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