
Si tuviese que remitirme a cuando escuche por primera vez la voz de Evaristo Páramos, podría afirmar que fue en la secundaria. En aquellos días, la música como contención emocional e ideologica, me vio sacudido por bandas como La Polla Records y Gatillazo. Demás esta decir, que ya venía escuchando V8 y Hermetica en lo que respecta al metal argentino, pero la cuota punk, como esos primeros años de V8 que compartía espacios con Los Violadores, y la unidad heavy punk del conurbano bonaerense me fogoneaba.
Sin dudas, el puto amo es uno de los hombre más icónicos y controversiales de punk rock en español. Al frente de La Polla Records, Gatillazo, The Meas, The Kagas y Tropa Do Caballo, su más reciente proyecto, es ya considerado un legendario.
Nació el 3 de junio de 1960 en Guillarei, Pontevedra. Al poco tiempo, se traslado a Slvatierra, Alvara. En 1979 formó La Polla Records junto a Sumé, Txarly, Maleguin y Fernandito. Hubo un total de 13 discos de estudio hasta la separación en 2003. Formó The Kagas, luego devenido en The Meas sobre el final de La Polla. Finalmente, en 2019 retomo la actividad con La Polla Records aunque la gira reunión y despedida fue intervenida con la pandemia mundial del Covid-19.
Son las 21 y por el escenario del estadio abierto Malvinas Argentinas ya pasaron las bandas argentinas invitadas Q´Acelga y Lucho al Attaque. La primera es un trío femenino con Silvina Cendón, Valentina Concetti y Rocio Alvarado nacido en los primeros años 2000 que remite al punk rock callejero argentino clásico. El segundo, el grupo que lleva adelante Luciano Scaglione para mantener viva la llama de Ataque 77. Faltan diez minutos para arranque Evaristo, pero el ingreso al ahora estadio abierto (NdR el show estaba anunciado para el microestadio techado) por Gutumberg, llega hasta Av. Chorroarín y Bucarelli. Lejos de ser caotica, la fila respeta el orden y el protocolo. Nadie se sobrepone más allá de su metro cuadrado. No obstante lo cual, ante cada requisa, cacheo y muestra de entradas fisicas y digitales un vallado de efectivos policiales merodea la situación. Todo esto demoro 40 minutos el comienzo de una catarata de 42 canciones. De repente y casi sobre el inicio, el clima está tenso. La demora se vuelve impaciente y la poca cantidad de molinetes y problemas con la lectura de los codigos QR inquietan a los punks.
Ahora si, con casi todos adentro, los primeros acordes de la banda que acompaña a Evaristo en este repaso historico suenan a través de los parlantes. ¨Nuestra Alegre Juventud¨ abre dando paso a un sin fin de clásicos. El repertorio atravesó todas sus etapas musicales, una lista amplia y variada con himnos punks de: La Polla Records, Gatillazo, The Kagas, The Meas y su más reciente proyecto, Tropa do Carallo.
«Otra canción para la policia» llega en el momento justo. De diferentes puntos, llega la información que la situación afuera esta espesa. Periodistas avisan que el cordon policial es cada vez mas grande, desde la producción comentan que algunos sin entradas quieren entrar a toda costa y que volaban piedras y botellazos. Más tarde un fanatico de La Polla comentaría un amigo suyo termino detenido.
Lo increíble de Evaristo es que sigue al frente de un escenario. No porque no lo merezca, sino por la compleja vida que viene recorriendo desde hace por lo menos cuatro decadas. Ahí está vestido de blanco y apenas habla, apenas balbucea. Cuando canta «La solución final», lo canta desde las entrañas y con una radicalidad como columna vertebral de su propuesta. En este mundo que se prende fuego (hasta de manera literal) no esta para bollos. No cabe más nada, pero por lo menos, personajes como esté que aclama que «Hemos venido a divertinos» porque las desigualdades de un sistema opresor perdura «Toda la puta vida igual.» Evaristo no es el mejor cantante, y quizas tampoco el mejor frontman, pero es sin dudas uno de los mejores letristas del punk cantado en castellano y el más importante de Galicia y toda España. «Salve» y «Txus» uno de los puntos culmines de todo el concierto.
Siguiendo casi de memoria la lista de temas que el historico viene realizando en esta gira de celebración de 40 años de carrera, las 10 mil personas que estamos frente al escenario estamos a minutos de la recta final. Sin embargo, hay cortocircuito en el escenario. Un amplificador que va y viene, hasta que finalmente no vuelve más. La tolerencia del publico es total, el mal estar de los músicos se torna impaciente. Evaristo insulta y se defiende «Ya no se puede decir hijo de puta, pues busque otra palabra que diga lo mismo que estoy grande, joder»
Ya con el problema medianamente resuelto y con arengas de los fans, «Carne pa’ la picadora» arremete como el salmo que es. Inagotable fuente de albergo emocional y filosifico que siempre estuvo, pero recobra sentido en tiempos de indivualismo extemo y neoliberalismos gobernando en gran parte del mundo donde la rueda sigue y se acabó la juventud. Acto seguido, «Venta a la mierda»; luego «Esclavos del siglo XXI», el clásico de Gatillazo y finalmente la interpretación del himno de, al menos hasta ahora, dos o tres generaciones «Ellos dicen mierda» y nosotros, abajo entre saltos, patas, escupidas y botellazos, amén porque dentro de nuestro vacío solo queda el fiel orgullo y por eso
seguiremos de pie.Por Jonatan Dalinger
PH: Emanuel Vidal