Old School Fest part I – Sick Club (28-06-2014)

10402847_10152297736694620_6847162488236310763_nLa “Old school fest parte 1” tuvo lugar en el Sick Club, en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, y se destacó por la particularidad de contar con dos bandas que tocan death y dos que hacen thrash, fomentando así fechas con una grilla más diversa. Como plato principal estuvo Serpentor, que se presentaron en Capital por primera vez desde Enero (si exceptuamos los tres temas que tocaron en la fecha a beneficio de Diego Conte de Mastifal), y fueron acompañados por Malditos, Matan S.A. y Abducción.

Debido a que originalmente el evento fue citado a las 21 horas según rezaban los flyers que circularon, el inicio de la jornada se retrasó hasta la medianoche, mientras decenas de thrashers se congregaban en los alrededores del club. Abducción entonces comenzó con “El rapto”, ante una importante cantidad de público, desplegando un death técnico de gran calidad que sonó muy contundente. Oriundos de José C. Paz, la banda está formada por Javier Figueroa en las voces, Nicolas Montañez en la guitarra, David Paredes en el bajo y Matías Medina en la batería, destacándose principalmente la labor del bajo y la guitarra en cada solo. Otros temas que sonaron fueron “Humano experimento” y “Colapso”, y tras media hora de show se despidieron con un cover, un clásico del death melódico: «Heartwork» de Carcass.

Poco después de la 1am subió Matan S.A. y tras una intro grabada, se despecharon a toda máquina con “Vuelvo a saciar mi sed” de su álbum debut. En un escenario que estuvo muy poco iluminado a lo largo de su set, con imágenes proyectadas detrás, sobresalía la imponente figura del cantante Wata (que con un paño ensangrentado en su mano sostenía el micrófono) y su profunda voz gutural. Death metal hecho y derecho es lo que nos ofrece el quinteto que se completa con las guitarras de Norberto Oviedo y Nini Carabajal, permanentemente escupiendo riffs a toda máquina, y la brutal base rítmica conformada por Horacio Miguez en bajo y Martín Soria en batería. Su set de aproximados cincuenta minutos incluyó canciones de su primer álbum del 2010 Parte I: La Matanza está por comenzar como “Devorarte”, “Enveneno la vida”  o “Panic attack”, como de su sucesor editado el año pasado Parte II: El Silencio es salúd, del cual sonaron temas como “A decapitar”, “¿Estás enterrada?”, “Delirio místico” y “Masacre en Claypole”.

Luego fue el turno de que el thrash se apodere de la noche de la mano de Malditos, que a mi modo de ver fue la banda que exhibió el sonido más claro en toda la jornada. Cabe aclarar que de ningún modo digo esto porque las otras bandas no hayan sonado bien, sino porque el volumen excesivo del sonido atentaba contra la adecuada inteligibilidad de cada instrumento. Con unas composiciones muy sólidas estructuradas alrededor del riffeo característico thrasher y otras influencias del heavy más clásico, Gustavo Rubio (bajo), Walter Santillán (batería), Mariano Calvetti (guitarra)y Maxi Ghirlanda (voz) continuaron presentando el material de su álbum debut Liberando venganza, que vio la luz a mediados de 2013. Así pasaron el tema que da título al disco, “Sedientos y agresivos”, o “No olvidar”, uno de los temas más destacados del show. También hubo lugar para nuevas canciones como “Pesadilla”. Fue un set muy enérgico y muy festejado, destacándose el carisma del cantante. El final llegaría con “Donde más le duele” enganchada con la clásica “Ataque thrashero”, para dejar paso a Serpentor.

Y se hizo desear Serpentor. Eran las 03:50 cuando finalmente comenzó a sonar la intro con que comienza Privación ilegítima de la libertad, su ya lejana última producción que data del 2009. Los abanderados del thrash en la Argentina salieron a toda máquina con “Asesino”, acompañada de una arenga constante, enganchada con “Síndrome”, rememorando así el inicio de su disco más clásico Poseído (2004), que fue la placa mayoritariamente representada en la lista. Aunque de a ratos la guitarra quedaba un poco atrás, nada detuvo el agite en temas que a esta altura son clásicos como “Controlando la nación” y “Privación ilegítima de la libertad”, intermediado por el histórico e infaltable “Vomitando odio”, de su debut auto-titulado de 2001. La voz atronadora de Guillermo Romero, el tándem de guitarras que forman Jorge Moreno y Jorge Alcaraz brindando incansablemente un poderoso machaque tras otro, y la potente base que forman Pablo Lescano con el bajo y Alejandro Padín con la batería, son las cinco piezas integrantes de la aplanadora thrasher que conforman un todo inmejorable, mostrándose en un nivel superlativo.

En estos momentos se encuentran preparando material nuevo, estimado para salir al mercado a fines de año, y nos entregaron un adelanto del mismo con “Entre rejas”, que sintetiza todos los elementos clásicos del sonido de la banda. Tanto incitando a revolear las melenas con “Demonios al acecho” como al pogo más violento con “No me prediques”, la avalancha enérgica desde el escenario no cesaba nunca. Siguieron con aires más heavys con “Desgeneración”, también de Poseído al igual que las dos anteriormente mencionadas, para luego interpretar su versión en plan thrash del clásico de V8 “Cautivos de un sistema”, que grabaron para Final Sangriento (2007) con la colaboración de Hugo Benítez. Aquí originalmente iba a subir a cantar Maxi de Malditos, pero finalmente lo hizo para otro cover, en este caso “Into the pit” de Testament, en la que a pesar de no saber la letra le puso mucha garra. Entre estos temas, hubo también espacio para que sonara “Corrupción S.A.”, centrándose aún en su segundo álbum.

La recta final del show la encararon con “Enfermo poder”, otro de los temas más sobresalientes de su última placa que siempre es una fija en vivo. Y cuando el reloj ya se acercaba a las 5 de la mañana, llegó la dupla con la que suelen cerrar sus presentaciones: la inoxidable “Militares criminales” que abre su disco debut, enganchada para finalizar “Lloviendo sangre”, la versión en castellano de “Raining Blood” de Slayer que se encuentra en Poseído, y es una de las mejores adaptaciones al español de una canción en inglés, algo que no siempre resulta del todo satisfactorio en otros casos. A pesar del ensordecimiento resultante (es una constante evidentemente perder capacidad auditiva adentro de Sick Club), fue una noche muy grata, y esperamos pronto la segunda parte del evento. Mucha expectativa también para el próximo lanzamiento de Serpentor, quienes siguen demostrando por qué son la banda más grande del thrash.

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Cobertura: Sebastian De la Sierra
Fotografías: Caro Staley




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