
En los profundos bosques de Noruega, el black metal suena a toda hora; no esperes saber de donde nace, te rodea y engulle de pies a cabeza. En los profundos bosques del norte, uno se convierte en parte de algo más grande.
A dos horas de la capital del país, el pueblo de Borre se mantiene en paz durante el año, no es sino hasta cada agosto donde desde hace una década, en las cercanías del agua, donde se encuentra uno de los más grandes cementerios vikingos, que el Midgardsblot se lleva a cabo. Un festival donde se celebran no solo las antiguas tradiciones del pueblo vikingo a través de música cantada en la antigua lengua común del norte, sino también la ya conocida historia del país con uno de los géneros más oscuros del metal: el Black Metal.
Con la participación de bandas como Iskald o Mork, el festival atrae la escena del black metal desde una variedad de sitios del continente, que acampa durante cuatro noches a la intemperie para formar parte del evento. Grandes barcos vikingos navegan las pacíficas aguas, enormes fogatas donde el público se reúne a bailar, reír y beber øl (cerveza) desde grandes cuernos que cuelgan en los cinturones que dan forma a las túnicas color tierra que llevan. El Midgardsblot lo tiene todo, y todos quieren ser parte de él, inclusive Mayhem, quienes se presentaron el pasado viernes para cerrar la noche con broche de oro en el marco de su gira por sus 40 años de carrera.
Con inicio tranquilo que aprovecha lo mejor del que fue llamado “último fin de semana del verano”, el Midgardsblot abre sus puertas al público que con una calma impresionante se distribuye entre los diferentes escenarios, muchos de ellos no obstante se acercaban a la zona del Valhalla, donde Vǫluspá daba inicio al día con una fusión de folk-metal y letras inspiradas en la mitología nórdica a través de la poderosa voz de Sól Geirsdóttir. Con una recepción más que positiva, pero aún con poca gente en el predio, la banda coronó su set logrando hacer cantar a la recién llegada multitud, dando ahora sí por iniciado el festival.
Con la vara en alto, comencé a moverme por el bosque abierto que forma el festival. Afortunadamente, no hizo falta caminar mucho para toparme con una imponente puerta de madera que me invitaba a pasar. Vibraba al tacto, y una vez adentro era claro el porqué, Iskald se encontraba en el medio de su presentación, ante un publico con las caras pintadas de negro y blanco, directos desde el norte del país, haciendo temblar las paredes del pequeño recinto.
Tenían una energía cruda como pocas veces se puede ver en el escenario, quizás en parte gracias a la intimidad del recinto, la mezcla perfecta entre lo melódico y la brutalidad total hicieron del concierto algo enérgico de principio a fin. Aunque no obstante, sí me sorprendió la facilidad que tenía para moverme, no era poca la gente que gritaba y movía la cabeza sin parar al ritmo de Iskald, y si bien la música contaba con ciertos momentos de calma que recuerdan levemente al DSBM, mí pregunta era clara ¿Por qué podía simplemente llegar adelante de todo?
Más allá de la duda, me sentía merecedor de un descanso, busqué entre los infinitos de stands de remeras, parches, banderas que quizás nada tenían que ver con el line up del festival, pero que eran imposible de resistir, algo que comer y beber de forma rápida antes de que comience la próxima banda que me interese. Inclusive atravesé un mercado de artesanos donde los voluntarios campistas vendían manualidades, telas e instrumentos de envidiable calidad. Finalmente me detuve en un puesto que tenía poca fila, a la par de algo muy llamativo en el menú, la Pizza Midgardsblot: Queso, tomate, orégano, y carne de alce.
Degusté el animal de la forma más voraz que pude (no estuvo nada mal) acompañado de la cerveza más fría que encontré, y corrí hacia mi siguiente objetivo, el sonido que Mork estaba comenzando a crear en la otra punta del festival.
Al igual que Iskald, Mork forma parte de la escena actual del Black Metal Noruego, su sonido es sin embargo mucho más pesado, mucho más rápido, y sin juegos con sonidos melódicos u ocasionales voces limpias. El show también es una parte importante de su presentación, quizás no sea el más extravagante de los shows, pero la banda se oculta casi en la totalidad tras una espesa cortina de humo que solo se disipa gracias al ventilador que Thomas Eriksen, el creador y vocalista de la banda, usa para hacer volar su larguísima cabellera rubia hacia atrás, dándole un aura de epicidad oscura que solo el verdadero Black Metal sabe crear.
Algo importante a tener en cuenta en caso de escuchar a Mork, algo que recomiendo con total honestidad, es no confundir el nombre del grupo con la palabra noruega “Mørk”, que significa “Oscuridad”. Mork solamente quiere decir eso, pero lejos de los tecnicismos, me dí cuenta que volvía a encontrarme en frente de todo del escenario, sin empujones ni pedir permiso, sin mosh-pits ni rondas. Claro que había de acción, pero por primera vez desde que entré en el festival, deseaba encarecidamente algo del público argentino.
El Black Metal se tomó un descanso del festival por unos instantes para dar pie a otro gran despliegue de energía en el escenario.
Ensiferum, directos desde Finlandia, arrasaron con el público con su poderosísima demostración de melo-death metal. Las rondas de los mosh-pits eran más claras aunque igual algo sosas, pero dejó de importar cuando un grupo de unos seis sujetos, dos cabezas más altos que yo, entraron a la ronda portando unas brillantes armaduras de cota de malla y hachas en sus manos. Poco puedo decir de la experiencia sin mostrar los cortes y moretones que dejan las armaduras cuando te están golpeando, pero sí diré a forma a consejo que por más divertido que pueda sonar, recomiendo encarecidamente no golpearse contra armaduras de metal a no ser que lleves puesta una también.
La agrupación no bajó la calidad del sonido en ningún momento, guitarras y coros se entremezclaban con una eficiencia absoluta, entre el público había cantos, abrazos, cerveza y mucha alegría, pero eran pasadas las 20:30 pm, y el sol del verano noruego comenzaba a descender con velocidad. Me permití llegar tarde a mí cita con la próxima banda con tal de escuchar tanto “Lai Lai Hei” como “In My Sword I Trust”, pero luego del gusto, corrí nuevamente a la otra punta del Midgardsblot, Mayhem estaba a punto de comenzar.
La noche había caído sobre mí, la atmósfera era distinta, llegué sin aliento a donde los amos del Black Metal Noruego estaban por darle el golpe de gracia al viernes del festival. Una vez más, sin pedir permiso ni empujar, logre llegar adelante de todo entre el público, pero antes de volver a analizar el mismo tema con respecto al público nordico, fuí cegado por un pantallazo en blanco que levemente se fue oscureciendo hasta dar claridad al nombre de la banda. Un video con fotos, escenas, y una voces en off, nos relataba la percepción del país con respecto a la banda, el silencio en el público era total salvo cuando en las fotos aparecía el difunto Per Ohlin, mejor conocido como Dead, ahí es cuando el público realmente se vuelve efervescente en un mar de gritos y aplausos.
La oscuridad y el silencio volvieron a engullir al Midgardsblot, los miembros comenzaron a salir uno a uno al escenario para tomar sus posiciones hasta que finalmente Attila se hizo presente al frente de la agrupación, y “Malum”, de su disco más reciente Daemon, comenzó a sonar. “Milab y “Psywar” fueron los siguientes hasta por fin llegar a “Chimera” de su disco homónimo del 2004, de esta forma, la banda celebraba sus cuatro décadas con un setlist que tomaba la forma de un espiral descendiente hacia el pasado más oscuro de la música.
La imponente imagen de Attila en el escenario con Necrobutcher a su lado y la destacable habilidad de Hellhammer en la batería hacían del concierto algo completamente espectacular. Quizás conocer el trasfondo de las imágenes y canciones ayude a disfrutar el concierto un poco más, pero la presencia que la banda tiene en el escenario grita la experiencia y exclama la historia aunque uno no la sepa, lo único que no cerraba, era nuevamente el público. Vislumbre un pequeño grupo de fans que pretendían hacer un mosh-pit a la distancia, pero ya era demasiado tarde, ya había tomado mi decisión, el público no estuvo a la altura del festival en ningún momento en términos de Black Metal (muy distinto fue con aquellas bandas que pertenecen a otros géneros, especialmente las de folk): Estáticos, callados, distanciados, y sobre todo, blandos, son algunas de las palabras con las que se podría definir a la multitud. No obstante, me amigue con aquellas pocas personas que realmente querían una experiencia más brutal para semejante show, y eso me llevó irónicamente a tener una de las mejores experiencias posibles, haciendo crowdsurfing durante la canción que más esperaba oír en la noche, Freezing Moon.
El concierto siguió sin descanso, “De Mysteriis Dom Sathanas” y “Funeral Fog” estuvieron más que a la altura, para lo cercano que estaba al concierto a su final inminente. Sin embargo Mayhem tenía un as bajo la manga, trayendo a Messiah, quien fue parte del grupo durante en el año 1986, para cerrar la noche con los temas clásicos de ya conocido EP de portada rosa, Deathcrush, No sin antes un nuevo vídeo que aparece en la pantalla, esta vez sí, completamente dedicado a Dead y a Euronymous.
El EP sonó casi en su enteridad, dándole el respeto que merece a la historia de la banda, “Pure Fucking Armageddon” fue el tema elegido para cerrar la noche con la brutalidad que la caracterizó. La banda se acercó al borde del escenario para saludar al público que se mantenía igual de estoico que al principio, y uno a uno dejaron el escenario, llevándose consigo la oscuridad que había traído.
El Midgardsblot no es cualquier festival, es una experiencia que reúne a la gente del mundo bajo el mismo sentimiento de aprecio no solo por la música pesada, sino por la historia y origen de sus raíces, tras la despedida de Mayhem, el festival continuó un rato más con otra banda de folk que cantaba en nordico, con un gran hoguera en el centro donde quienes aún estaban presentes se juntaban a bailar con lo que el cuerpo aún les permitía. La experiencia del festival es algo que debe ser experimentado en persona, no queda de otra, el público argentino es claramente superior en cada uno de los aspectos que puedan pensar, y eso se probará en diciembre cuando Mayhem toque el suelo nacional, pero de contar con la posibilidad de vivir la experiencia del Midgardsblot, recomiendo encarecidamente que no la dejen pasar, dejense engullir por algo más grande que ustedes.
Por Uriel Hernandez Matusevich