THE BLACK TOUR PASÓ POR BUENOS AIRES. Imminence – El Teatrito (27/09/2025)

In Element tuvo la tarea más complicada: abrirle a un público que no aparentaba estar para descubrimientos. Formados en Buenos Aires en 2003, In Element llevan más de dos décadas defendiendo en Argentina un metal moderno que cruza melodic death y metalcore con una búsqueda de identidad propia. Con Charlie Oceans como motor desde el inicio, hoy se completan con Jimmy Alvarez en guitarra, Walter Damían en batería y David Balboa en bajo. Curtidos en la escena local, se plantaron en El Teatrito con la difícil misión de ser soporte de los suecos de Imminence, buscando abrirse camino ante un público que no siempre mira al under con paciencia.

Arrancaron fuerte, con riffs pesados y una vibra Sepultura notable. Sonaron ajustados, con experiencia encima, pero la sala parecía un poco fría. Cuando preguntaron cuántos los conocían, pocos levantaron la mano dando el presente. La gente charlaba, miraba el celular, y el cover de Phil Collins pudo no haber tenido el efecto buscado. Aun así, la banda le puso el cuerpo: recurrieron a consignas, se movieron, buscaron sacudir al público aunque fuera a fuerza de transpirar. No es fácil ser soporte en fechas así: hay que ser performer antes que músico. In Element lo entendió y peleó su espacio con solidez.

Pocos minutos después, telón de por medio y una expectativa palpable, arrancó Imminence con “Temptation”. Eddie Berg apareció, micrófono en mano y violín colgado. A un costado, Harald Barrett y Alex Arnoldsson clavaban los primeros riffs mientras la base de Höijer y Hanström empujaba con todo.

Formados en Malmö en 2010, Imminence se hizo un lugar en la escena gracias a un cruce poco común: metalcore con violín y arreglos clásicos. El metalcore que explotó en los dos mil dejó huella, pero también mucho lugar común: fórmulas repetidas, breakdowns previsibles y letras genéricas. La nueva camada viene con otra cabeza. Bandas como Imminence proponen un sonido más elevado, con capas sinfónicas y una búsqueda estética que va más allá de lo común y efectivo. Y no es casual que vengan de Suecia: hablamos de un país que lleva décadas marcando el ritmo del metal contemporáneo. De ahí sale esta forma de componer que combina lo pesado con una suerte de refinamiento que bien se traduce en el escenario. Y así fue.

Gran parte del setlist si bien estuvo centrado en The Black, el disco que los convoca, no faltaron los jóvenes clásicos como “Erase”. Hubo espacio para el metalcore más directo en “Infectious” o “Death by a Thousand Cuts”, y también para el costado más oscuro y cinematográfico, con temas como “Come Hell or High Water”. Lo interesante fue cómo la banda manejó esos cambios de clima: del pogo a la contemplación, y con el violín de Berg actuando de protagonista en cada momento. El final con “The Black” y “Le Noir” dio cierre a una noche intensa con un dramatismo minimalista y meticuloso. Todo lo que se fue construyendo durante el set tuvo su síntesis perfecta en ese momento.

En otras ciudades, Imminence viene tocando en teatros grandes y festivales abiertos. En Buenos Aires, la parada fue en El Teatrito, en pleno barrio de Congreso: un lugar más chico, más simple, sin las parafernalias de un estadio. Y justamente ahí estuvo la diferencia. Tener a una banda de este calibre a pocos metros fue un lujo. El escenario angosto obligó a los músicos a moverse apretados, pero eso se tradujo en cercanía: miradas devueltas, sudor que te llega, el violín sonando sólo a centímetros. La puesta fue la justa. No había necesidad por más. Lo que en un venue enorme se dispersa, acá se concentró. En un escenario mínimo, la banda sonó enorme: pura proximidad amplificada.

Desde el arranque hubo pogo y coros, pero lo más llamativo fue la entrega pareja: no importaba si el tema era nuevo de “The Black” o un favorito más viejo, la respuesta fue igual de pasional. Esa capacidad de pasar del silencio total al descontrol en segundos mostró que el público estaba completamente comprometido con la banda. La cercanía volvió sublime cada detalle y la banda se fue demostrando que no necesitan de estadios ni escenografías gigantes ni artificios por demás. Para ser la primera vez de Imminence en Argentina, la conexión fue inmediata y sin dudas dejó claro que acá tienen base sólida para volver.

Por Sofía Alvarez
PH: RTS Fotografia

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