
La banda celebró más de tres décadas de historia presentando su último trabajo, El Diablo, en El Teatro de Flores. Cinco minutos pasaron de las nueve cuando se abrió el telón del teatro. Inmediatamente comenzó una cuenta regresiva que pondría en escena a la banda argentina de metal Horcas. ¿El motivo? Tocar por primera vez en vivo su último disco, El Diablo.
Justicia Ciega fue la banda que teloneó el espectáculo. Con su tema que habla sobre Malvinas hizo emocionar a más de uno. El guitarrista Lautaro Medina bajó del escenario para tocar junto a las personas, que automáticamente armaron una ronda con él dentro.
Con un clima muy familiar y en medio de una vibración colectiva, Horcas rompió el hielo con «Ciego para ver», un tema del año pasado que actuaba como una premonición de lo que sería el espectáculo. Enseguida tocaron el corte de difusión del nuevo álbum, que tiene el mismo nombre, y el público, por primera vez, lo pudo cantar con ellos. Acorde al nombre del disco, algunas chicas utilizaron vinchas rojas con forma de cuernos de diablo que rápidamente prendieron para iluminar la escena. Mientras, en la pantalla del fondo, pasaban el videoclip.
El vocalista Walter Meza se veía muy entusiasmado y levantó una copa para brindar por quienes los vienen bancando desde hace más de 30 años. Les agradeció por tanto acompañamiento, y el público le devolvió el gesto con un “olé, olé, olé, olé, Horcas, Horcas”, que dejó la atmósfera preparada para presentar a su hermano del alma, el bajista Norberto “Topo” Yáñez.
El humo salía del escenario disparado mientras cuatro columnas con sus respectivos faroles alumbran a la audiencia. Con frenesí hicieron «Resistencia» y le pidieron al público que salte con ellos. El éxito era total y la temperatura iba en ascenso. Tocaron «La Jaula», un tema de 2013, y es entonces cuando el pogo se hizo presente en el lugar. Las cabezas revolearon sus pelos largos en forma circular, como si la música se apoderara de sus cuerpos.
Desde que la banda existe, tocaron 36 veces en ese lugar. Ahora prometen que, luego de promocionar sus nuevas canciones, le darán al espectador los grandes éxitos que quiere escuchar. Meza contextualiza un poco la historia de «Ya no hay dolor», canción que compuso junto al Topo durante la pandemia de COVID-19, ‘donde todo era complicado, había una falta de cariño y una falta de amor entre los seres’, y pregunta quiénes de los presentes estuvieron el año pasado en su recital en Obras. Anticipa que, ‘si no le da un bobazo’, habrá Horcas para 2026 en ese mismo lugar.
Luego presentó al guitarrista del barrio de La Matanza, Lucas Bravo, que tenía ganas de levantar el ánimo porque a la mañana le habían robado el tacho de basura de la puerta de su casa. Y qué mejor que hacerlo con «Abre tus ojos», que inicia diciendo: ‘somos la generación que vive en la desgracia, depresión, perversión bailan en tu cara’. Meza propone una «Mano dura» y un «Punto final» para ‘todos esos hijos de re mil puta’.
Llegó el momento de darle protagonismo a una pieza fundamental del equipo: con los pelos ondulados, largos al viento del ventilador que le apuntaba a la cara, ‘el señor del doble bombo’, Cristian Romero, quien fue ovacionado por la gente. A modo de dejar descansar un rato la voz a Meza, los integrantes de la banda interpretaron el cover de la noche: nada más ni nada menos que «Seek and Destroy», de Metallica y Sebastián Coria, guitarrista, se encargó de cantarlo junto a la gente.
Después, la noche de Flores se convirtió en homenaje y, mientras sonaba «Vencer», aparecían en la pantalla fotos de grandes músicos argentinos fallecidos: Norberto “Pappo” Napolitano, Ricardo Iorio, Gustavo Zavala, Guillermo Sánchez y el fundador de Horcas, Osvaldo Civile. Además, entre las personas que estaban en la sala se encontraba Jorge Gabarrón, uno de los autores, junto con Luis Ortellado, del libro que recopila toda la información de Civile en el heavy metal argentino y que en breve estará disponible para quien desee adquirirlo.
‘¿Vieron que Ozzy se retiró en una silla? Walter dice que va a poner una hamaca paraguaya de punta a punta”, bromeó el Topo, su compañero de hace muchos años. El evento llegaba a su final y se sentía en el aire, en el sudor de la gente y en la frenesí de los veintiún temas de la noche. Se despidieron con «Esperanza» y «Solución suicida». El confeti metalizado voló por toda la sala mientras la banda y el público se despedían con la misma fuerza con la que había comenzado, prometiendo volver a encontrarse pronto.
Por Micaela Perez Carrizo
PH: Maxi Padilla