SANGRE, SUDOR Y THRASH. Exodus – El Teatro de Flores (12/10/2025)

Si hay una banda que simboliza el thrash metal puro y sin vueltas es Exodus. Se dice que es de las bandas fundadoras del género y no es para menos, quizás no tenga el reconocimiento que merece como los cuatro grandes, pero debemos admitir que tienen un legado indiscutible con discos y riffes únicos considerados himnos del metal. Su última visita fue en 2022, después de muchas idas y vueltas, el 2025 los trajo nuevamente a nuestro país en el marco de su gira 40 years of Blood, en la que repasan Bonded By Blood, el debut que marcó historia y abrió un legado en la historia de la música extrema. La fecha elegida fue el pasado 12 de octubre y el lugar fue El Teatro de Flores. Los invitados fueron los locales Lázaro, que debutó a paso firme y Tungsteno, que ya pisa fuerte hace tiempo. Había pronóstico de tormentas según decían, seguramente se referían a lo que iba a pasar en el teatro.

Refugiados de la lluvia y listos para el acto de apertura por parte de Lázaro, los primeros  en llegar escucharon el  adelanto del iniminente trabajo de estudio de la banda que  lleva a ex Serpentor Malicia, entre otros. Tungsteno, luego, tomó el escenario y brindó un set con canciones de sus dos primeros discos como “Vino y Velocidad”, “Speed Metal”, “La Guarida de los Chacales” y “Te-Trash” para iniciar con los primeros cantos y mosh y dejar bien parado al thrash metal nacional con riffes pesados y veloces.

El calor humano se empezaba a incrementar mientras más gente se hacía presente porque era momento del acto principal, de lo que vinimos a ver; era momento de Exodus. Pasadas las 21:30 el Teatro quedo a oscuras y comenzaron a escucharse grabaciones de Paul Baloff, el cantante original que grabo el Bonded by Blood y que falleció en 2002. Después del in memoriam, el telón se abrió e ingresaron Gary Holt en guitarra y Tom Hunting en batería, Lee Altus (Guitarra) y Jack Gibson (bajo). Mientras sonaba la intro de “Bonded By Blood”, el ultimo en aparecer sobre el escenerio fue Rob Dukes quien volvió a unirse a la banda a principio de este año para hacerse cargo, una vez más, de las voces. Como era de esperarse la locura fue instantánea, los fanáticos comenzaron a agitar y hacer la el circle pit más grande que podía llevarse a cabo. Sin mediar palabra, comenzó a sonar “Exodus” y si bien algunos problemas de sonido comenzaron a aparecer, se arreglaron apenas termino el tema mientras Dukes agradecía de estar nuevamente con nosotros. Pasado el saludo y con todo acomodado llegó “And Then There were None” y como era de esperarse el agite crecía y no iba a parar porque siguieron “A Lesson In Violence” y una de las más poderosas: “Metal Command”.

Si bien la idea es celebrar el disco y tocarlo completo, los de la bay area mecharon algunos otros clásicos entre medio para descontracturar. Por ejemplo, sonaron “Deathamphetamine”, “Blacklist” y “Fabulous Disaster”. Pasada la distención siguió la celebración con “No Love”, “Piranha” y según el gordo Dukes la favorita personal de Baloff “Deliver Us To Evil” que presagiaba el final, pero antes Exodus presentó al “Impaler” e invitó a bailar con “The Toxic Waltz” donde se dio el moshpit más grande de toda la noche. Claramente no era el final, quedaba un último disparo, un último grito, un último golpe, la bestia se preparó y sonó “Strike of The Beast” y como es la sana costumbre a la mitad de la canción Dukes separó al público y pidió lo de siempre ‘quiero que se maten con los del frente, pero cuando yo diga ahora…’ Lo que se dice la cosa sana, un Wall of death para cerrar una lista, corta quizá, pero que cumplió en todo aspecto.

Exodus demostró que el tiempo no pasa para ellos, que puede haber otros proyectos o pueden estar distanciados por algún motivo, pero la química en el escenario es innegable. Así como la potencia para cada canción, para cada acorde y para cada grito que se ve desde el primer día. Finalmente, las puertas se abrieron y la llovizna pegó en la cara. Nada de eso importa, al mirar al cielo se agradece haber sido testigo y parte de los 40 años de un vínculo más fuerte que la sangre, un vínculo con la música como solo Exodus lo sabe hacer.

Por Fer Gonzalez
PH: Ce Principe

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