
A tan sólo dos años de su anterior visita, y con una performance que había dejado mucho que desear por cuestiones de sonido, los históricos Marduk regresaron a nuestro país. Esta vez, para ejecutar de manera completa el clásico de su discografía Panzer Division Marduk del año 1999. Para la ocasión, los locales Psicosfera fueron los encargados de actuar en la previa.
Es un hecho que la convocatoria no fue la esperada, o la merecida, según como se quiera ver. Por otro lado los motivos económicos y, por suerte, una gran oferta de recitales, inciden de manera directa a esta cuestión. Recordemos que no falta mucho para que se presente Mayhem, y no hace mucho se presentó Sargeist. Originariamente, los suecos se iban a presentar en Uniclub, y terminaron pasando a Bula. El mismo día, Refused debía presentarse en Groove, y finalmente se movió el evento a Uniclub. Eventualidades del contexto actual.
Volviendo a lo que se llevó a cabo el sábado por la noche, y con los primeros en bajar a lo que mas adelante se convertiría en el mismísimo infierno, Psicosfera daba inicio a su presentación. La banda da una contundente descarga de un black metal experimental, mas ambiental que violento. Martin Madariaga, con la cara completamente pintada de negro y una cruz del mismo color sobre su abdomen, interpreta gesticular y corporalmente la música que realiza la banda. El resultado es un trance, un show con tintes de ritual maligno, hay maldad y sufrimiento en cada grito y cada acorde.
Los minutos pasaban y el sótano se iba llenando de gente. Luces tenues y pequeñas descargas de humo, iban aclimatando el recinto. Lo único que faltaba para convertirlo en un infierno, era sin dudas la presencia explosiva e imponente de los suecos Marduk. Dicho y hecho, pasada las nueve de la noche, se los vio bajar a los músicos y sumergirse entre la gente para llegar al escenario. El infierno era un hecho.
Panzer Division Marduk fue interpretado en su totalidad, incluyendo las pequeñas intros grabadas, pero el comienzo fue preocupante. Durante los primeros temas, la guitarra del único miembro original, Morgan, apenas si se lograba escuchar. Ojo, esto no impidió en absoluto que la violencia desatada desde el primer acorde y el primer golpe del tema homónimo, sea total. Una pequeña, pero agitada ronda, se mantuvo durante toda la presentación de los suecos, alternando intensidades. El desperfecto técnico imprimía en los músicos, sobre todo en Morgan y Mortuus un notable malestar, al punto de que pasado los primeros 20 minutos aproximadamente de show, los músicos abandonaron el escenario para que los técnicos trabajaran.
Una vez de regreso, y para tranquilidad de todos, la guitarra y la batería (también con algún desperfecto) se escuchaban, cuanto menos, de manera aceptable. La cosa estaba dada para que, ahora sí y de forma brutal, Marduk aplastara todo a su paso. Los músicos, con Mortuus al frente, mantuvieron su imponente presencia y su aspecto de pocos amigos, aunque en todo momento respondieron al afecto de la gente, que no perdió oportunidad para corear los nombres de los músicos como así también el de la banda.
Al finalizar «Fistfucking God´s Planet», tema que cierra el Panzer Division Marduk, la banda se retiro, sólo para volver al poco tiempo y dar una última descarga, rememorando otros trabajos discográficos. De esta manera, temas como «Those of the Unlight», «Shovel Beats Sceptre» o «Slay the Nazarene» pasearon a los presentes por distintas épocas de la banda. El momento mas festejado, o uno de los tantos, fue sin dudas con la poguera y hasta bailable (desde el respeto, sin herir susceptibilidades) «The Blond Beast». Acto seguido, los músicos se despidieron con «Wolves».
Marduk dio una contundente muestra del black metal en su forma mas tradicional, rápida y violenta. Bajar las escaleras de Bula, fue bajar al mismísimo infierno y afortunados los que por una hora logramos vivirlo. Tal como reza el clásico tema, del clásico disco ejecutado de principio a fin, la victoria fue de Satán, pero la batalla fue nuestra.
Por Juan Cordiviola
PH: Cuervo Deth






