FUE UNA BUENA NOCHE PARA . . . – Billy Idol – Movistar Arena (15/11/2025)
Sin animo de caer en lugares comunes, no hay nada que probar ni nada que perder cuando bailamos con Billy Idol. A tres años de su última visita a  la Argentina, el legendario músico británico regresó a Buenos Aires en el marco de su gira mundial It’s a Nice Day To… Tour Again!  y dio una cátedra de rock ante un Movistar Arena colmado de varias generaciones de fanaticos.
 Cuando me entere que William Michael Albert Broad volvía al país mi interes, y más que mi interes se trataba de mi deseo, fue inminente. Para la primera visita del astro, todavía no había nacido. Eso sería tan solo un año después. Para las siguientes, no tuve la oportunidad. Esta vez, quizas la última, pude estar a tan varios metros en una de los mejores  venues para semejante obra.
La apertura de la noche estuvo a cargo del artista argentino Marttein. A las 20:00hs subió al escenario, conocido por su estilo que fusiona rock, electrónica y hyper-pop que contó con la invitada especial Juana Rozas en “Qué importa”.Al tratarse de una audiencia de varias generaciones, incluso familias enteras, el caldo se iba cocinando. El público timido, pero receptivo. La propuesta es nueva, pero leyenda está viva.
A las 21:10hs sintetizadores para entrar en clima comenzaron a sonar por los parlantes del Movistar Arena que renovo el sistema de sonido hace un mes realizó  con la incorporación de una instalación en conjunto con L-Acoustics y EXOSOUND, distribuidor oficial de la marca en Argentina, con un sonido dedicado, lo que permite una experiencia uniforme para todo el público, sin importar su ubicación por lo que refuerza zonas como las plateas altas, bajo balcones, suites, el Puma Lounge y el Club Casino.
Con una energía y carisma intactos, Billy Idol salió a escena. Sobre el escenario también aparecieron, el guitarrista Steve Stevens, Stephen McGrath (bajo), Billy Morrison (guitarra), Erik Eldenius (batería) y Paul Trudeau (teclados/guitarra) y repasaron grandes éxitos de su carrera. Comenzaron con «Sill Dancing» y «Cradle of Love» y luego completaron “Eyes Without A Face”, “Rebel Yell”, “Dancing With My Self” y “Hot In The City”, en un aproximado de casi hora y media de concierto.
Con un sonido preciso y demoledor, acompañado de una puesta en escena contundente, Billy Idol convirtió al Movistar Arena en una autentica salón de fiesta. Es cierto, que minutos antes que empiece me llamo la atención la asistencia del campo teniendo en cuenta que las  tres plateas del estadio estaban agotadas. Abajo había lugar, caminar era sencillo y bailar aún más. Por un lado, gente mayor. Por el otro, adolescentes. En algunos sectores, grupos familiares tomando agua. En otros, adultos tomando cerveza. Todos al compas de clásicos del ex Generation X.
El escenario estuvo diseñado para que el recorrido abarque a cada uno de los integrantes de la banda. Las coristas del fondo o los músicos del frente. Para que Steve Stevens se luzca y para que Idol recorra de lado a lado y se suba a una tarima ubicada en el centro. En el fondo, una estructura enorme, pantalla gigante que reproducia un rayo, su rostre y visuales con televisores que mostraban la epoca de oro de la leyenda.
Indudablemente, Steve Stevens es un caso en si mismo dentro del universo de Billy. La dupla data de hace más de 40 años. Más que un ladero, Steve Stevens  y Billy Idol forjaron una sociedad. Bajo este punto, el guitarrista tuvo, y de manera temprana, un momento solo para él y destacar su virtuosismo. Arremetió con guitarra acústica piezas de “Eruption” (Van Halen), “Over the hills and far away” y “Stairway to heaven” (ambos de Led Zeppelin). Además, le sumo “Blue highway” y cerró con “Top Gun Anthem”, banda de sonido de la ya clásica  pelicula del mismo nombre.
El protagonista de la noche calzó un look basado en cuero, cadenas, anillos, pecho lampiño y cabellera rubia platinada. Con 69 años a cuestas, Idol no paró un soo momento en fomentar a las más de 10 mil personas que se acercaron a revivir su juventud o presenciar por primera vez a una leyenda viva. Porque esta será la tercera visita la país, pero bien sabemos, que más allá del buen estado físico, las agujas del reloj corren y no sabemos cuando pueda haber una nueva oportunidad para bailar con Billy.
El final estuvo a cargo de “White Wedding”, quizas uno de los clásicos más clásico del estadounidesne. “Gracias, estuvieron fantásticos, nos vemos la próxima vez” dijo Idol al retirarse del escenario, al mismo tiempo que todo el Arena coreaba: “Olé, olé, olé, olé, Billy, Billy”. Quizas, tengamos una nueva oportunidad, pero mientras tanto vale recalcar que fue una buena noche para cantar y bailar, otra vez.
Por Jonatan Dalinger






















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