EPICA, ABSURDO Y POWER METAL. Gloryhammer – El Teatrito (15/11/2025)

El sábado 15 de noviembre El Teatrito se convirtió, por un momento, en un pequeño reino fantástico; y no es metáfora: desde la fila ya se veía gente con capas improvisadas, utilería, túnicas y todo lo que el lore de Gloryhammer habilita como juego para quiénes les acompañen. Ahí estaba el primer indicio, el público no fue a ver un recital, fue a ser parte del show.

Karkaman abrió la noche con un set de heavy clásico bien armado. Sonido firme, ejecución limpia, cero artificio y un cierre adecuado con “Highway Star” de Deep Purple. Un teloneo prolijo, efectivo y sin alardes.

Lo que venía, claro, era una entrada de Gloryhammer digna de su propia mitología. Luz tenue, un silencio calculado y de repente, un recorte tamaño real de Tom Jones iluminado mientras sonaba “Delilah”. Es muy sencillo, si querés entender la lógica de este cosmos, soltá cualquier expectativa de realismo.

La banda nació de la mano de Christopher Bowes de Alestorm, que no solo armó un proyecto de power metal sinfónico sino un lore completo. La formación actual también incluye a Sozos Michael en voz, Ben Turk en batería, James Cartwright en bajo y Paul Templing en guitarra. Todo gira alrededor del héroe Angus McFife, cuya identidad muta según la época, desde príncipe a viajero estelar y hasta heredero interdimensional; y su antagonista eterno, el hechicero Zargothrox. No es parodia del género, sino que es humor desde adentro, un universo exagerado que funciona.

En esa clave, la secuencia inicial cobró todo el sentido: “Land of the Unicorns”, “He Has Returned”, “Fly Away”, “Angus McFife”. Sozos Michael sostuvo la voz con soltura, sin perder un gramo de teatralidad, y el resto de la banda mantuvo precisión y personaje en partes iguales. El lugar no estaba lleno, pero la participación fue total con props alzados, saltos sincronizados y estribillos cantados con alegría.

El costado más cómico se materializó en una criatura verde que entró y salió varias veces. Primero con un saxofón de cotillón, después peleando contra Angus McFife y su martillo gigante, y finalmente en “Fife Eternal” con una peluca que duró diez segundos. Esa estética sci-fi, sumada al humor físico y a una actuación deliberadamente exagerada, fue parte del corazón del show donde música y performatividad funcionaban como un único relato.

En “Masters of the Galaxy” el acting tomó la delantera, mientras que “The Siege of Dunkeld (In Hoots We Trust)” y “Universe on Fire” desataron los pogos más intensos. La energía del público espejó lo que pasaba arriba del escenario al punto de que por momentos todos parecían haber ensayado la misma obra. 

El cierre con “Hootsforce”, “The Unicorn Invasion of Dundee” y “The National Anthem of Unst” redondeó la experiencia. La mayoría se metió en el pit final, y fue el mejor resumen de la noche: una comunidad entrando y saliendo de la dimensión de Gloryhammer mediante saltos, choques y risas.

La banda debutó en Argentina con un show que resultó ser un híbrido raro, potente y completamente efectivo: power metal sinfónico, teatro físico, humor y un fandom que no sólo compró la propuesta, sino que la convirtió en algo más grande. En esta esfera conviven unicornios galácticos, armas legendarias, guerreros inmortales como el Hootsman y un sinfín de criaturas que parecen salidas de un videojuego de PlayStation 2. Para los fans, ir disfrazados no es “cosplay”: es parte del contrato.Y cuando la banda se pone al frente, ese mundo capaz de meter “Also sprach Zarathustra” sin perder la épica encuentra su mejor versión: grandiosa, absurda y vivida como si el destino dependiera del próximo estribillo.

Pocas bandas logran que su propia ficción funcione tan bien en vivo. Gloryhammer lo logró. Y encima, con “Rockin’ All Over the World” de John Fogerty sonando de fondo al despedirse, se dieron el gusto de que este show se viva como si fuera parte del canon original.

Por Sofia Alvarez























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