¿Y AHORA CÓMO SEGUIMOS? Ulcerate – Uniclub (22-11-2025)

Uno de los shows mas esperados del último tiempo fue sin dudas el de Ulcerate. La banda formada en Nueva Zelanda en el año 2002, supo desarrollar un sonido, una estética, y una discografía por demás prolífica. Una cita imperdible que de antemano ya contaba con el mote de única y de culto. Extremos, disonantes y atmosféricos, el trío conformado por Paul Kelland, Michael Hoggard y Jamie Saint Merat aterrizó en nuestro país para presentarse en Uniclub en la noche del sábado 22 de noviembre. Como acto apertura el local Leandro Buceta, al mando de su proyecto Dios Serpiente.

Una propuesta particular y fuera de lo común. Eso es Dios Serpiente. Al mando del bajo y de una consola, Buceta llevo a cabo una atrapante presentación en la cual se paseo por estilo diversos tales como el stoner, el sludge, el drone, para dar forma de esa manera a un monstruo sonoro único. Con baterías pre grabadas, elementos electrónicos, su bajo y una voz rasposa y oscura, fue aclimatando el recinto.

No miento si digo que fue la primera vez que asisto a un recital, que desde el instante mismo en que la última (en este caso la única) banda soporte termina su presentación, de inmediato empieza el show de los protagonistas. Es que una vez cerrado el telón, una música ambiental comenzó a sonar. No hubo playlists, música del género ni nada. Desde ese momento, Ulcerate, sin siquiera estar en el escenario, comenzó su show. O al menos a prepararnos para lo que vendría.

Con una buena cantidad de humo en el recinto, y con toda la gente ya ubicada, el telón dejo al descubierto a los neozelandeses. Aquellos que estuvieron presentes no me dejarán mentir. Lo que comenzó de manera puntual a las 21 horas, plasmaría en nuestras retinas, oídos y memoria, durante una hora y pocos minutos, huellas imborrables.

No fue un sueño, aunque así pareció. Una atmósfera onírica nos cubrió a todos. Un sonido demoledor, imponente y apabullante nos llevó puesto. Los climas tan bien creados y ejecutados a lo largo de la discografía de la banda, escaló, en el vivo, a dimensiones inimaginables.

La presencia escénica de los músicos, aún bajo un halo incesante de humo y contraluces, fue intimidante. Parca sobre toda las cosas. No fue sino hasta momentos antes de concluir su set que Kelland habló al público para agradecer. Lacónicos, sin necesidad de comprar a la gente con frases, caras o ademanes. La música hizo la labor.

El año pasado vio la luz Cutting the Throat of God, por lo que la banda sigue presentándolo, con temas como «To Flow Through Ashen Hearts» o » To See Death Just Once», entre otras. Por otro lado y perteneciente al disco del 2020, Stare into Death and Be Still, «Drawn into the Next Void» o «Dissolve Ordes» también fueron parte del repertorio. Para cerrar, y luego de retirarse y volver al escenario, el trío desempolvó «Dead Oceans», del ya lejano disco del 2011 The Destroyers of All. En total fueron nueve canciones, lo que les llevó una hora y algunos minutos ininterrumpidos de la mas bella, caótica y disonante música extrema.

Post show, el shock fue palpable. Abundaron miradas en busca de algún tipo de respuesta, o quizás de complicidad. ¿Qué pasó? ¿Fue real? Ulcerate vino, tocó y deslumbró. Sin lugar a dudas, no fue un recital mas, algo mas hubo, algo mas paso. ¿Y ahora, cómo seguimos?

Por Juan Cordiviola
PH: Cuervo Deth

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