Onslaught – Asbury Club (31-01-2014)

DSCN0000Los ingleses Onslaught y los daneses Artillery, dos leyendas thrashers que tienen en su legajo grandes álbumes clásicos del género como The Force y By Inheritance, habían anunciado inicialmente su gira sudamericana para el mes de noviembre. Sin embargo, dada la demora en la salida de sus respectivos nuevos álbumes se terminó postergando para los meses de enero y febrero, cayendo 31 de enero la fecha programada para Buenos Aires, en el Asbury de Flores. En un primer momento el horario de inicio se retrasó dos horas por inconvenientes con los vuelos de las bandas. Y si bien Onslaught se presentó al horario pactado, lamentablemente y para gran decepción de todos, los Artillery no pudieron ser de la partida. Insólito. La jornada la arrancaron los thrashers de zona norte de Necratal pasadas las 20 horas. Arribé al local para el momento del show de Dark Warrior, un número ya conocido de apertura de muchas bandas extranjeras. Muy en la vena del thrash teutón de Kreator, Sodom y Destruction, la banda formada por Ivan DarkWarrior en guitarra y voz y Adrián Scoppettone en la guitarra, quien se lució con su strato, además de los recientemente incorporados Ezequiel Ayas en bajo y Juan Calvete (también en Exterminio) en la batería, interpretó sus canciones presentes en el demo Thrash ‘till death de 2012 como “Gods of terror” y “Unlucky World”, para despedirse con el clásico de Sodom que habitualmente realizan, “Remember the fallen”. Alrededor de las 22 horas subió al escenario Dhak, legendaria banda del heavy nacional cuyos inicios datan de 1981, liderada por Alejandro Roldán, quien es secundado por una renovada formación desde el 2012 compuesta por Fabián Dotavio en las voces, Ernesto Nardy en el bajo y David Suarez en la batería. Interpretaron algunos de los clásicos de Furia Demencial de 1992 y Se decide justicia de 2006, siendo recibidos cálida y respetuosamente por los presentes pese a ser la única banda de la noche en no tocar thrash metal, y destacándose por el carisma y la aguerrida voz del cantante y los riffs y solos del pelado Roldán.

Pasó un largo rato hasta que alrededor de las 23:30 horas salió Onslaught a escena con “Chaos is King”, la brutal canción que (tras una breve intro) da inicio a su flamante nuevo disco, titulado simplemente VI. Mostrando un sonido arrollador y una enorme bandera tras la batería, los ingleses liderados por los históricos Nige Rockett en guitarra y Sy Keeler en voz, junto a Jeff Williams en bajo, Michael Hourihan en batería y Leigh Chambers en guitarra (en reemplazo de Andy Rosser-Davies), prosiguieron escupiendo sangre en la cara de dios con “Killing Peace”, tema del disco homónimo que a mi gusto está en el podio de los mejores discos de thrash del 2000 en adelante. “The sound of violence” de su disco previo de 2011 continuó deleitando a un público que ocupaba alrededor de la mitad de la capacidad del local. La hora de los viejos clásicos llegó con “Let there be death” del clásico álbum de culto The Force de 1986 (el año cumbre del thrash metal), que desató la primer gran ronda de pogo de la noche, para posteriormente retrotraerse a 1985 con “Angels of death” de su disco debutPower from hell. “I die, you die, they die, we die, rich die, poor die, every fucker gonna die” era la violenta alusión a la destrucción del mundo que cantaba Sy Keeler durante el estribillo de “Destroyer of the worlds”, tercer tema de Killing Peace, con el que parecían buscar que ningún cuello de los presentes termine la canción sano. El próximo tema fue otro nuevo que debutó en tierras argentinas, “66’fuckin’6”, una de las grandes canciones de VI con uno de los estribillos más pegadizos del álbum. 

Tras la arenga del público con el clásico “olé olé”, siguieron repasando The Force con “Fight with the beast” y “Metal forces”, destacandose a lo largo de toda la noche los riffs y machaques de Rockett y Chambers que son la materia prima básica del violento sonido thrasher de Onslaught. A continuación fue el turno de “Born for war”, la violenta pieza que abreThe Sound of Violence, y “Shellshock”, única canción interpretada del In Search of Sanity de 1989, el cuál fue el último de la banda por casi 20 años hasta su reunión a mediado de los 00’s. El tercer y último tema de su nuevo disco que sonó en la noche fue “Fuel for my fire”, y ya tras más de una hora de show las cosas parecían ir llegando a su fin cuando tocaron “Shock & awe”, perteneciente a  Killing Peace pero que recién tuvo su debut en vivo en esta gira, para inmediatamente retirarse del escenario. Como de otra forma no podía ser, a los pocos minutos regresaron para ejecutar los infaltables clásicos de su disco debut “Onslaught (Power from hell)”, enganchada con “Thermonuclear devastation”, que cerraron tras 80 minutos un gran show en el que dieron cátedra del mejor thrash. 

A continuación hubiera sido el momento de Artillery, pero no pudo ser. Tras una lentísima espera, me llegó la información de que los daneses no se iban a presentar debido a que se vieron demorados en el Aeropuerto de Ezeiza y según me fue comentado, el baterista no pudo ingresar al país. Muchos se quedaron esperando al arribo de los músicos para sacarse fotos y firmar autógrafos, pero fue realmente una gran decepción el no poder disfrutarlos arriba del escenario, y ni hablar para los que pagaron la entrada exclusivamente por ellos. Son cosas que pueden suceder cuando se organizan las giras con las fechas tan cercanas entre sí. Ya sucedió con Forbidden en 2011, quienes afortunadamente se presentaron tres días después, pero en el caso de Artillery habrá que esperar a que vuelvan a bajar a estas latitudes. Fue una lástima que la fiesta no pudo ser completa, pero en definitiva me quedo con un saldo positivo gracias a la excelente performance de Onslaught.

Cobertura: Sebastian De la Sierra
Fotografía: Martin Darksoul




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