Uno de los máximos exponentes de la NWOBHM visitó una vez más nuestro país, esta vez con la excusa de presentar material de lo que será su nuevo disco, el número veintiuno de su extensa carrera, “Sacrifice”. Llegué al recinto pasadas las 19:30 y estaba tocando Agitador, banda que lleva más de diez años en la escena, con un sonido emparentado con el heavy clásico de los 80’s muy en la vena de Judas Priest o el Accept de antaño, tienen un disco editado en el año 2002 y un segundo próximo a salir. Vi unos seis o siete temas de los cuales pude disfrutar ampliamente, al menos desde mi ubicación el sonido les jugo muy a favor, y sus temas están cargados de energía.
Luego salió a escena Mathras, banda que viene tocando desde el año 2008 y tienen un disco en su haber. Interpretaron unas diez canciones de un heavy clásico, con base en el bajo de Fernando Barreiro y la batería de Sergio Marti, muy correctas las voces de Martin Carriquirry, a quién estaría bueno (no por falta de capacidad) que lo acompañen en coros y las guitarras de Gustavo Ruben (quién con sus solos se destacó ampliamente), muy bueno el sonido, el gancho y lo compacto que suenan sus temas. Espero volver a verlos pronto.
Si bien conocía algunas cosas al azar de la discografía de Saxon, no estaba muy empapado en su propuesta. Apenas unos minutos pasadas las 21, irrumpieron en el escenario Nigel Glockler tras los parches, Nibbs Carter tras las cuatro cuerdas (ambos responsables de la pared que conforman como base de Saxon) la dupla de violas: Paul Quinn y Doug Scaratt y por último Biff Byford, arrancando con el tema que le da nombre a su nueva placa, “Sacrifice”, tema que demuestra que lo nuevo viene cargado de mucha fuerza como ya nos tienen acostumbrados. Seguido a este, hicieron “Chasing the Bullet” de su anterior disco, y ahí bajaron hasta el año 2002, con “Power and the Glory” que fue recibido de una manera increíble por el publico. Segundo nuevo de la noche, “Made in Belfast”, pesadísimo y con mucho gancho. Ahora volvemos a los 80’s, más precisamente a su segundo disco, “Strong Arm of the Law” con ese clasicazo que es “To Hell and Back Again”. Y de ahí nomás continuaron mostrando su nuevo trabajo, esta vez le tocó el turno a “Wheels of Terror” un medio tiempo que destila crudeza y demuestra en varias partes que bien se complementan las guitarras de Paul Quinn y Doug Scaratt. Sucedieron dos más de las viejas épocas: “Conquistador”, la pesadísima “20,000 Ft.” y la medio tiempo “The Eagle Has Landed”. Acá pasamos por el único momento del show en el cuál la banda salió del escenario, el solo de guitarra de Doug Scaratt, que necesitó apenas unos minutos para demostrarnos que además de esos riff’s demoledores, le sobra virtuosismo y buen gusto.
Para la vuelta eligieron otro tema de su nuevo disco, “Stand Up and Fight”, con ese nombre podíamos imaginar que dicho tema puede llegar a convertirse en un futuro himno, y no dudo que así sea, un clásico tema heavy metal con todos los ingredientes necesarios. Para el festejo de los muchos moteros que había en el show, Doug comienza el siguiente tema con su guitarra emulando el motor de una moto, así siguió “Motorcycle Man” de su disco Heavy Metal Thunder. Y acá es cuando comenzó la seguidilla de clásicos con la que terminaron de encender al público, comenzando con 747 (Strangers in the Night), Rock’n Roll Gipsy, Wheels of Steel, con el estribillo cantado por la gente a un volumen superior al que sonaba la banda, y un clásico de esos que no te podes sacar de la cabeza aún días después del show, “Crusader”.
Para los bises eligieron “Heavy metal Thunder” con un Biff cantando con toda la furia que siempre le puso este cantante emblemático con casi cuarenta años de carrera, más de veinte discos de estudio y una decena en vivo lo convierten en uno de los máximos exponentes del heavy metal de todos los tiempos. Continuaron con “Strong Arm of The Law”, “Denim and Leather”, dueño de otro de esos estribillos gloriosos que siempre nos han sabido brindar estos veteranos de la escena metálica, Y acá nos damos cuenta que el show llega a su final cuando suena el riff principal de quizás su mayor éxito, “Princess of The Night”, festejado, cantado hasta que la garganta dijo basta. Así después de casi dos horas de show se despedía Saxon una vez más de nuestro país. La banda con una sonrisa que desbordaba, y no es para menos, con 34 años de carrera seguir sonando tan bien y con una entereza que te pone los pelos de punta es digno de festejo, el público los ovacionó hasta el cansancio, palillos, púas y saludos a la distancia de por medio se despidió esta leyenda. ¡Larga vida a Saxon!
Galería de Fotos:
Cobertura y Fotografías: Nicolas Gimenez
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