
Será difícil de olvidar esta quinta visita de Lacrimosa a nuestro país. Porque ni los más fieles seguidores habrán imaginado un concierto con tanta energía y calidad como el que Tilo Wolff, Anne Nurmi y compañía brindaron en el siempre elegante Teatro Vorterix bajo organización de Icarus Music. Con la misión de presentar su onceavo disco de estudio “Revolution” y, por supuesto, repasar algunos de sus grandes éxitos, el show de dos horas y media que brindaron ante una concurrencia estimada en aproximadamente 1500 personas, cumplió con creces las expectativas. Es difícil describir un show como el que brindan los alemanes, como también su música indescifrable pero siempre teñida de un fuerte halo gótico.
La primera banda que salió a escena fue Eva, banda de Gothic Metal de Buenos Aires que arrancó su set con “Sentir tu calor” y “Castigo”. La banda está formada por: Jonathan Ciancio en voz, Migue Castro y Pablo Pereyra en guitarras, Low en bajo y Ricka Castro en batería y demostró toda su potencia. Siguieron con el tema de su videoclip “Déjame caer”, luego de otros temas como “Ya más real” y “Ayúdame”, se vino el primer y único cover por su parte “Loversong” de la banda The Cure, que nos visitó hace poco, para terminar cerraron con “Un nuevo amanecer”.
La siguiente banda que pisó el escenario fue Iskemia que empezó su set con “Silence in the Night” y “Even my name”, la banda formada en 2008 por Silvina Taffaja (voz) y Martín Acosta (bajo) siguió con los siguientes temas “My Weackness” y “My Force”, vale destacar el gran labor de Alexis Stekelorum en guitarras y el acompañamiento de Isac Funes en violín que le daba un toque especial (los había visto sin violinista en Acatraz hace unos años). Para ir cerrando su pequeña actuación hicieron “Portrais of the win” y el cover de Lacuna Coil “What I See”.
La ultima banda soporte que se presentó fue Bloodparede, la reconocida banda también de Gothic Metal formada en 2002 y que tiene dos discos en estudio, un demo y un EP, se plantaría en escenario para mostrarnos temas de toda su trayectoria y además adelantar temas de su próximo disco que ya están grabando. Luego de la intro, vino «In your eyes» y «Scape» (Escapar). La banda está formada por Patricio Castelli en guitarra, Thav en guitarra, synth y programación, Ezequiel Fernandez en bajo, Mariano Miranda en batería y en la voz Brenda Jezabel Cuesta. Afilados y contundentes la banda seguía con su próximo tema que sería «By my side» y seguido «Take my Soul». Para ir cerrando esta presentación Brenda con gran carisma como siempre nombró el próximo tema que sería el último «Keep me hanging».
Finalmente el tan ansiado show de Lacrimosa. Entre luces y sombras, el comienzo fue a pura potencia rockera con los miembros de la banda acomodados en sus respectivos lugares y Tilo emergiendo para interpretar “Ich bin der brennende Komet”, a los que le seguirían “Schakal”, “Alleine zu Zweit” y Alles Lüge, envueltos todos en un sonido perfecto, un vestuario predominantemente negro pero con un cuidadoso sentido de la estética, con luces creando climas de acuerdo a la canción y la infaltable imagen del triste payaso malabarista de fondo. El protagonismo de la finlandesa Nurmi aumenta cuando su delicada y sensual voz se encarga de la melódica “Not every pain hurts”, y lo retoma con el atmosférico “Apart” y “If the World stood still a day” (tramos en donde el vocalista alemán hace uso de sus dotes de multiinstrumentista con los teclados o la guitarra eléctrica).
En el medio, vale destacarse algunos aportes interesantes del último disco, a la altura de una agrupación como Lacrimosa, como por ejemplo “Verloren”, “Ohne Dich ist Alles Nichts” y “Feuerzug”, donde hasta se atreven a jugar en ciertos pasajes con el power metal junto al darkwave que tan bien les sienta. Tal como mencionamos anteriormente, es muy difícil etiquetar la música de Lacrimosa, sencillamente por las inquietudes musicales que desde sus comienzos persiguen a su fundador, en esa inquieta búsqueda por mezclar lo gótico con el metal, la electrónica y hasta la música sinfónica. Pero ese recorrido que parece hacer la banda desde un comienzo cada vez que pisa un escenario, toma una sincronización armónica y melódica perfecta cualesquiera que sean los intérpretes. En ese sentido, bien vale resaltar la labor de Henrik Flyman y Jay Genkel (en guitarras armónica y melódica respectivamente), el recién integrado baterista Julien Schmidt y Yenz Leonhardt en bajo y coros. El final sería con dos tracks de su más reciente producción, “Rote Sinfonie” y “Revolution”, pero lo mejor estaba por venir. Más allá de los miles de aplausos y ovaciones que se iban llevando entre canción y canción, había un himno que (mal que le pese a Tilo por no ser demasiado de su gusto cantarla) se repetía incesantemente: “Copycat”.
Pero, como todo lo bueno se hace esperar, hubo dos tandas de bises. La primera en la que sobrevinieron “Durch Nacht und Flut” y “Stolzes Herz”. En la segunda, “Lichtgestalt”. Pero el público no se resignaba a irse sin sentir los acordes del tema más esperado. Fue entonces cuando se dio una situación risueña en la que Anne salió corriendo a buscar al resto de los integrantes para “ponerlos en su lugar” y aprestarse a interpretar el último hit de la noche, el antes nombrado “Copycat”. Así es Lacrimosa, una mezcla de carisma, fluido contacto con el público, elegancia, teatralización y arte, con mensajes musicales claros y melodías que invitan a ser escuchadas por todos aquellos que en sus mentes tengan ganas de experimentar nuevos sonidos. ¿Seguirán siendo una banda de culto? Seguramente sí. Pero la fidelidad del público jamás se negocia.
Galería de Fotos:
Cobertura: Andres Alcaraz
Fotografías y Videos: Pablo Gándara
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