
Por primera vez en la historia Cannibal Corpse y Testament se presentaron juntos en nuestro país. Con un aplastante sonido a lo largo de tres horas antes unos mil quinientos fanáticos en Groove.
En sus respectivos subgéneros del metal Cannibal Corpse y Testament son referentes de eso no hay duda. Por un lado, los oriundos de Nueva York son padrinos del death metal. Por el otro, los originarios de California son los dueños de los precursores de la segunda ola del thrash estadounidense. Los locales de Betrayer, comandados por Silvina Harris, hizo de lo suyo ni bien abrieron las puertas ante un gran número de presentes.
Cannibal Corpse salió a escena quince minutos después de las veinte horas. «Scourge of Iron» de Torture (2012) fue el primer tema que Fisher, Barret, O’Brien, Webster y Mazurkiewicz ejecutaron. La primera sorpresa fue contar en el primer tramo del set a «Evisceration Plague» y «Stripped, Raped and Strangled». Para todo aquel que todavía considera que el death metal es ruido le sugiero que analice las lineas de Axel Webster «Dormant Bodies Bursting», los riffs y solos de O’Brien en «Make Them Suffer» y «A Skull Full of Maggots». Fisher, sin duda alguna tiene uno de los mejores guturales. La caja profunda para los graves, la versatibilidad para poder cambiar de estilo y llegar a los agudos. De ultratumba. Si bien la lista estuvo plagada de éxitos también hubo tiempo para temas de su última placa A Skeletal Domain (2014) con «Kill or Become» y «Sadistic Embodiment». Las rondas crecieron minuto a minuto, y el sudor se notaba a cuenta gotas. El infaltable arengue porteño, pero si fue innecesario ‘Soy canibal, es un sentimiento’. Excesivo. El final llegó de la mano del sangriento himno «Hammer Smashed Face» aunque por ‘demanda’ local cerraron con «Devoured by Vermin».
El intervalo fue extenso, y el regreso de la distorsión no fue grato. Si bien se pudo recuperar fuerzas, ir por busca de bebidas y algún que otro energizante, cuando las cortinas de Groove se abrieron la banda reventó el boliche pero con una cuota de ineficacia. El público respondio severo, fuerte y agresivo, como de costumbre. Sin embargo el sonidista se excedió. La saturación tanto en la voz de Chuck Billy, y las guitarras de Eric Peterson y Alex Skolnick, fueron desastrosas. Sin embargo Steve DiGiorgio y su bajo, no sufrieron lo mismo. Esto se propago durante «Over the wall», tema que abrió el repertorio, «The Preacher», «Native Blood» y «Into the pit». Las rondas se mostraron fieles. Los gritos también. El sonido parecia no importar en los fanaticos argentinos. Desde el piso de arriba caía una desmedida lluvia de cerveza por thrasheros mientras que incesariamente eran alumbrados por la seguridad del local. Para la segunda parte el sonido mejoró. Temas como «First Strike Is Deadly» y «D.N.R» sonaron como debió haber sonado el recital completo. Billy deja en cada nota parte de su ser. Desde los clásicos alaridos del género hasta los guturales cercanos a sus compañeros de ruta de Cannibal. El final ante reiterados ‘uno mas?’ fue con «More Than Meets the Eye» y «The Formation of Damnation» culminando con DiGiorgio y un simpático y precario castellano.
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Cobertura: Jonatan Dalinger
Fotografías: Caro Staley
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