Therion – Teatro Flores (25-11-2015)

12065817_916476175054578_3752570888157346404_nPrepárense. Están a punto de leer una nota de 13 párrafos repletos de halagos y dulzura que no es apto para diabéticos.

Ver a Therion siempre es motivo de celebración. Si nunca asististe a un show de ellos en vivo te perdés una experiencia diferente a lo que pueda aportar cualquier otra banda. Metal y voces extraídas del olimpo (o similar nórdico en este caso) y músicos que te dejan los pelos de punta.

Sin disco nuevo bajo el brazo la excusa y riesgo, de esta visita era presentar un show completamente acústico. Que se entienda, la parte del riesgo a la que hago referencia es porque no todos los metaleros saben apreciar este formato.

Escapist hizo los honores de inaugurar la velada. El público, en sus respectivos asientos (la organización puso silla, e hicieron muy bien pese a unos pocos que se quejaron), quedó más que satisfecho con la banda que para quedar acorde a la propuesta de Therion también prepararon un show acústico exquisito. Con canciones propias como “Where the Rainbow Ends”, “Eternal Life” (busquen el video oficial en Youtube, vale cada segundo) e increíbles covers: “Snuff” de Slipknot en donde Martín Miciudas se lució tras el micrófono, y “Nemo” de Nightwish con Luciana Queirolo, cantante principal de la banda, a cargo de las voces. Nuestra propia Tarja, sin vueltas.

¿El sonido? Excelente desde el comienzo. Algún que otro pequeño ajuste, pero cada matiz a voz desnuda, cada guitarra acompañando, y el correctísimo cajón que utilizó Escapist sonaron a la perfección. Por algo se retiraron a crudo aplauso.

Therion se hizo esperar un buen rato, pero el clima no podía ser mejor. Amigos conversando, adultos felices y cómodos en sus sillas, y fotógrafos preparando sus equipos junto al escenario. Y se apagaron las luces por segunda vez.

Acá no hubo pistas con intros pomposas y grandilocuentes, desopilantes juegos de luces ni una máquina de humo que no permite ver ni al que tenemos frente nuestro. La idea de Christofer Johnsson era lograr conectar con los fans más acérrimos de la banda en una noche íntima, de no más de 300 espectadores, y al menos en Argentina lo lograron.

Thomas Vikström como siempre dio cátedra de lo que es ser un cantante y, como es costumbre en Therion, las angelicales voces femeninas fueron perfectas: la siempre sonriente Chiara Malvestiti y Emmie Asplund, quien no paró de bailar al ritmo de la música en cada oportunidad que tuvo, ardieron tras el micrófono.

El repertorio fue más que justo para el formato. Gemas como “Vanaheim”, “To Mega Therion” y “Quetzalquatl” no sólo sonaron de maravilla, sino que la performance y desenvoltura, sumando gran cuota de simpatía, entretuvieron al público más allá de lo musical. Sin dudas EL momento se dió cuando Thomas imitó a Vicentico. Sí, al mismísimo cantante de Los Fabulosos Cadillacs.

Christian Vidal se mostró contento por estar en su casa de nuevo y demostró una vez más porque Johnsson lo reclutó para su banda. Christian es de esos guitarristas que literalmente hacen hablar a su instrumento.

A Christofer en cambio se lo notó muy tranquilo. Apenas interactuó con el público y, por declaraciones propias, la gira no estaba saliendo como él planeaba: la noche anterior tocaron en Chile para un recinto repleto de fans, se estima que había mil personas, y no se mostró conforme con cómo salió ese show ya que rompía la magia de “encuentro íntimo” que él quería transmitir, máximo trescientos espectadores. En la única oportunidad que agarró el micrófono se lo escuchó tan bajo que nadie llego a entender el 100% de lo que dijo, pero al menos se lo notaba más conforme con cómo estaban saliendo las cosas.

Entre el público hubo algún que otro despistado que se enteró que el encuentro iba a ser acústico cuando llegó al Teatro, pero creo firmemente que nadie salió a la calle, ni por asomo, con un atisbo de decepción.

Un show distinto, desnudo, pero con una intensidad a la par que cualquier otra presentación previa de Therion. Me hubiese gustado escuchar alguna gema de “Les Fleurs du Mal” como “Lilith”, pero escuchar “The Dreams of Swedenborg” y, por sobre todo, “Nifelheim” a tres voces, despojadas de todo arreglo instrumental, en formato acústico fue algo que espero quede en mi memoria para siempre.

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Cobertura: Sebastián Giardino
Fotografías: Pablo Gandara




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