
Todos crecimos escuchando Rata Blanca y mucho de su público más joven hasta nació el año de su creación. Y sin importar cuán metalero o rockero seas todos alguna vez escucharon un tema de Rata, siendo una banda que traspasó todas las barreras teniendo un público muy variado que creció y se educó escuchando a la banda: padres, hijos, nietos, todas las generaciones juntas con una única pasión en su corazón. A pesar de que el clima no era el más agraciado, absolutamente nadie dudó en hacerse presente y colmar el Estadio Malvinas Argentinas. A las 20.40 hs. las luces se apagaron de repente ante un público enardecido y ansioso que no paraba con sus cánticos, hasta que todo se redujo a un grito al ver salir de a poco a aquella formación original.
Arrancando con “La misma mujer” con Saúl Blanch en la voz, uno de los hombres mas esperados de la noche, a pesar que en otras oportunidades hemos podido presenciar a Saúl como invitado especial. Esta era una ocasión especial al estar rodeado de la formación original: Walter Giardino (guitarra líder), Sergio Berdichevsky (guitarra rítmica), Gustavo Rowek (batería), Guillermo Sánchez (bajo) y Danilo Moschen (teclados). Y así como si escucháramos el primero disco de Rata de 1988 con un sonido, voz y magia inigualable entre la emoción de los fans que no podían creer que era real este reencuentro, sobretodo los jóvenes que jamás pensaron presenciarlo. Continuando en orden la lista de temas del primer disco seguiríamos con “Solo por amarte”, “Gente del sur”, “Rompe el hechizo”, “El sueño de la gitana” y “Chico callejero”. De repente, el escenario quedaría vacío con un solo reflector apuntando una punta del escenario dando pie a uno de los solos más hermosos de Walter Giardino en “Preludio Obsesivo” destacando todo su virtuosismo en cada punteo. Para culminar con este disco histórico de la banda Saúl regresaría al escenario para interpretar “El último ataque” siendo muy aclamado por el público que lo veía muy emocionado.
Con un estadio repleto de punta a punta y con todas las generaciones que enardecían por igual, presenciaríamos el primer cambio dando paso a Adrián Barilari en la voz, ovacionado por un público muy acostumbrado a su presencia para arrancar con El libro Oculto, cuarto disco de Rata editado en 1993 comenzando en orden por “Basura”, “Asesinos”, “Cuarto poder”, “Lejos de casa”, “Agord, La bruja”. Ahora haríamos el último cambio de la noche dejando ir a Rowek y Berdichevsky para dar la bienvenida a Fernando Scarcella en batería, encontrándonos ante la formación actual, y más conocida de Rata por las nuevas generaciones. Giardino comenzaría con el aclamado riffs ya conocido por todos de “El Reino del Olvido” y con todos los rateros saltando sin descansar continuaba la fiesta, siguiendo con un setlist muy variado que nos harían recorrer de manera aleatoria distintos discos pasando por “En nombre de Dios” del disco El Camino del Fuego, “71/06 Endorfina” del disco El Reino del Olvido, volviendo al disco El Camino del Fuego a “Lluvia Púrpura”.
Finalmente llegaron hasta “Nada es fácil sin tu amor” del disco Guerrero del arco iris, un lento hermoso que nos permitiría aun más apreciar esos agudos magníficos e intactos de Barilari. Dejando de lado el romanticismo la euforia regresaría al golpe de los parches y platillos de Scarcella en “El beso de la bruja” del disco Magos, Espadas y Rosas, el más aclamado de la formación, sin dejar de lado “Aun estas en mi sueño” de La llave de la Puerta Secreta, y “El circulo de Fuego” del Reino del Olvido (2008). Y como todo tiene un principio y un final, esta no sería la excepción tras un breve receso. Volviendo al escenario para culminar un show muy emotivo, privilegiado que ningún fan olvidará cerraron con tres temas infaltables en un recital de Rata Blanca bien power arriba con “Abrazando el rock and roll”, “Mujer Amante” donde Adrián se estira con su micrófono para escuchar cantar a su público dándoles protagonismo, y acompañándolos.
Cerrando con broche de oro con “La Leyenda del hada y el mago” tras un show de tres horas consecutivas de recuerdos, nostalgia y alegrías. Con un Barilari emocionado diciendo “No nos dejen solos”, y un Giardino extasiado arrancando las cuerdas de su Fender para lanzarlas al publico solo dejando tres de ella para culminar los últimos arpegios. Culminando con un saludo final de todos los miembros de la historia de Rata Blanca, donde notábamos a Saúl muy emocionado de brazos extendidos escuchando las alabanzas de los rateros que no dejaban de proclamarlo.
Galería de Fotos:
Cobertura y Fotografías: Cynthia Zelarayan
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