
La banda encargada de abrir la noche fue Abducción que arrancó su corta lista de temas con «Humano experimento» y «Negro despertar», con un buen sonido y mucha energía por parte de Javier en la voz. Luego seguirían con temas como «Sidonia» y «Oscura», para finalizar con «El Rapto». A continuación sería el momento de Exilio, la banda conformada por Emanuel Lescano (Ex Serpentor y Razones Concientes) a cargo de las voces, Ezequiel Machuca y Juan Dobal en guitarras, Marcos Iowi en bajo y Jon Alcántara en batería. Salieron a escena con “Vientos de Destrucción” e “Incomprendido”, mostrando un gran sonido, mientras los fieles seguidores de la banda empezaban con el pogo en temas como “Cordero cruel” y “Basura mediática”. Tras alrededor de media hora de show, la banda se despediría con “Sed de Sangre”.
Minutos después le llegó el turno a Matan S.A., momento esperado por muchos ya que se avecinaba un show especial consistente en la presentación oficial de su último disco titulado Parte II: El silencio es salud, sucesor de Parte I: La Matanza está por comenzar, editado en 2010. El grupo liderado por el cantante Wata, acompañado de Horacio Miguez en bajo, Martín Soria en batería y Nini Carabajal y Norberto Oviedo en las guitarras, salió al ruedo con “A decapitar” y “Devorarte”, con un sonido prolijo y potente, calentando mucho más el escenario para los holandeses. Siguieron desplegando su sonido brutal con “Repugnante, Asqueroso y Malvado”, “Vuelvo a saciar mi sed” y “¿Estas enterrada?”, para finalizar su set con “El Legado” y “La matanza está por comenzar”, los temas que dan cierre a sus dos discos. Gran show de Matan S.A., que dejaba ya todo preparado para la salida a escena de Legion of the Damned.
Eran casi las 21:40 cuando llegó el momento que esperaban los aproximadamente 300 presentes que llenaban el local. El telón se abrió y comenzó a sonar una intro mientras la pantalla al fondo del escenario mostraba el logo de la banda. El cantante Maurice Swinkels, el batero Erik Fleuren, el guitarrista Twin van Geel y el bajista Harold Gielen (el segundo guitarrista Hein Willekens no tomó parte en la gira), de espaldas al público, aguardaban para comenzar a desplegar toda su potencia, que llegó con “Death’s Head March”, uno de los temas más furiosos de su debut Malevolent rapture (2006). Casi sin respiro le llegó el turno a “Night of the Sabbath”, de su última placa Descent into chaos (2011), “Demonfist” de Sons of the jackal (2007) y “Malevolent Rapture” del disco homónimo. El público respondía a la ola incesante de machaques demoledores con violentos pogos y revoleo de cabelleras por doquier. Es que, pese a que los solos de guitarra son ocasionales, los riffs se suceden uno tras otro con una potencia descomunal.
Tras una pequeña pausa debido a inconvenientes con la batería, los oriundos de los Países Bajos volvieron a la carga con “Cult of the dead”, uno de los puntos más altos de la noche, que fue enganchado con “Shrapnel Rain”, perteneciente a su último álbum. Acto seguido llegó el turno de un tema nuevo, adelanto de lo que va a ser su sexta placa Ravenous plague, cuyas grabaciones fueron postergadas debido a motivos personales del cantante, de modo que estaría viendo la luz recién a fin de año o principios de 2014. Me llamó la atención que no interpretaran “Summon all hate” flamante tema nuevo que forma parte de un split conjunto con Kreator.
La hora de los clásicos regresó con “Werewolf corpse” de su álbum debut, y “Pray and suffer” de Cult of the dead (2008) precedido por “Sermon of sacrilege”, la intro que abre el álbum. Continuaron con dos canciones de Sons of the jackal: “Undead Stillborn” y “Son of the jackal”, siendo en este último tema el único momento en que la pantalla de fondo cambió la imagen para mostrar la portada del álbum al que da nombre. Habiendo pasado ya casi una hora de show, se despachan con “Bleed for me”, tras el cual Maurice Swinkels anuncia que van llegando al final y solo queda una canción. Entonces sonó el clasicazo “Legion of the damned”, con el estribillo a cargo del público con puños en alto. Terminados los últimos acordes del tema apertura de su álbum debut que da nombre a la banda, los holandeses se retiraron del escenario. Sin embargo, todo indicaba que faltaba algo más, así fue como transcurridos cinco minutos, el grupo regresó a escena para despedirse con “Killzone”, una máquina de escupir riffs que lo hacen uno de los temas más destacados de su última producción. Así tras 75 minutos de show y la entrega de púas y palillos a modo de souvenir para los más cercanos al escenario, el concierto llegó a su fin, dejando un balance más que positivo.
Personalmente sigo disfrutando mucho los shows en el Roxy, ya que la calidad de sonido suele ser excelente y esta vez no fue la excepción. Un volumen no demasiado excesivo, junto a un sonido muy claro, permitía distinguir con facilidad todos los instrumentos, y particularmente las voces de Maurice que se escuchaban bien al frente. Lo único que me parece que hizo falta fue una mayor iluminación de frente a los músicos. En definitiva, fue una noche memorable, un recital que no bajó la intensidad en ningún momento y dejó al público satisfecho de lo que fue a buscar: una fuerte dosis del mejor death/thrash y un dolor cervical al comenzar el lunes.
Galería de Fotos:
Cobertura: Sebastian de la Sierra
Fotografías: Pablo Gándara
· Volver











