Y un día los oriundos de «Villa la verga» hicieron explotar las tablas de Suipacha y Güemes. Y la verdad debo decir que la convocatoria de público no deja de sorprenderme. No porque dudáramos de la banda en si ni mucho menos, sino que jamás calculé que sus discos de estudio hicieran tanto ruido por el corazón del interior del país, agregando que muchos de los espectadores pisaban el Dixon con solo un par de canciones escuchadas en programas locales como «220 Rock» del amigo Gabriel Glize y de «Argento» del amigo Pato Galetti en la Red TL 105.5. En fin, inmersos en locura total el público agitaba y en escena salían Richard Asspero (voz), Rockardo Asspero (guitarra), 3,14 Jota (bajo), Nicogollo Muñon (batería) y El Tumba (percusión) en medio de un pene gigante en el escenario saludando con mucho fervor y entusiasmo al aguante santafecino.
Temas como: “Pija”, “Directo al Tacho”, “Pogo al corazón”, “Calzón quitado”, “Culo sucio”, “El amor travieso”, “De lo bueno muy poco”, “Berrinche” y “Cuenta nueva” hicieron de las suyas con el correspondiente coro hasta llegar al clásico cover «Violeta», el cual se fue muriendo en medio de un «violento» pogo. Subieron a escena también en este tema dos disfrazados de color naranja subidos en una especie de zancos que animaron a los presentes, como así también un Batman con sobrepeso y una travesti rubia en pos de corear algún que otro tema. Como un extra subían las primeras chicas (dado a que en Rosario supuestamente están las bellezas más lindas) a bailar algún que otro hit. Richard Asspero se mostró sumamente feliz e invito al organizador de la fecha, Gabriel Glize, a subir a las tablas y seguir la noche a puro huevo y alegría dado a que este es «el ritual del pueblo para todos» diría alguien desde la tribuna.
En fin todos nos fuimos de Rosario cargados de «bizarrismo», metal del bueno y por qué no un sabor a regreso
¡Larga vida al metal señores!
Galería de Fotos:
Agradecimientos:
Gabriel Glize y Pato Galetti por la onda con Metal-Argento
Cobertura: Lorenzo Brujo López
Fotografias: Diego Jara
· Volver