Ayer deseo, hoy realidad. Si tendría que escribir un libro del concierto de anoche no hay casi ninguna duda de que llevaría por nombre el tema de Hermética, porque eso fue lo que vivimos todos los metaleros que fuimos al Malvinas Argentinas. Luego de 13 años de separación (sin contar la reunión del 2001 donde O’connor no aceptó y fue Eduardo Ezcurra quien lo reemplazó) Malón volvió con su formación original. Para muchos jóvenes fue cumplir su sueño, poder ver en vivo y cantar esos temas que de más pequeño no podía parar de escuchar, y para los mayores fue el reencuentro con su juventud, rememorando aquella época de los conciertos en Cemento, en Ferro, etc. Cuántas veces habremos imaginado una vuelta de Malón, ni hablar de Hermética, pero claro está que lo primero era mucho más posible que lo segundo teniendo en cuenta la relación que poseen cada una de las partes y sus diferencias con Ricardo Iorio. Y así fue, que ese día tan esperado fue anoche con un concierto casi perfecto, con un sonido brutal y una lista de temas implacable.
Pasado el mediodía y entrando en una tarde casi calurosa, las expectativas y ansias crecían a paso agigantado. Salí de mi casa al encuentro con unos amigos con el que compartí el viaje hasta el estadio. Al llegar (aproximadamente 18:15) ya se podía observar en las inmediaciones del lugar las primeras remeras negras, acompañadas por música y cervezas en la mayoría de los casos. Fuimos en busca de un lugar para comprar alcohol y nos encontramos con una parrilla/bar improvisada en el hall de una casa aledaña. Compramos varias cervezas y luego de un rato me fui hacia la intersección de las calles Tronador y Gutenberg al encuentro de otro grupo de amigos. Ya a esa hora, 18:45 más o menos, las filas para entrar eran larguísimas a pesar de que faltaba un poco para el horario estipulado de la apertura de las puertas. Con el transcurso del tiempo, las filas iban aumentando al igual que las concentraciones de gente alrededor de donde estábamos. Finalmente las puertas se abrieron (tarde) y decidimos entrar para ubicarnos en el lugar deseado. Luego de los controles característicos de todo recital (como me molesta la gente de prevención. Yo entiendo que es su laburo, pero que se crean los reyes del mundo por tener un chaleco realmente me molesta. En casi todos los conciertos que voy termino discutiendo con algunos, porque vienen a pedirnos incoherencias con fundamentos patéticos) entramos y habría unas 200 personas en campo y una cantidad similar en todas las plateas. Un telón gigante espectacular tapaba al escenario y no dejaba ver nada, al menos hasta cuando las luces de fondo eran probadas y se traslucía un poco. Quién conoce el Malvinas sabe que es un lugar caluroso, y ayer no fue la excepción. A medida que la gente iba entrando el calor aumentaba y los aires acondicionados que prometieron no los prendieron o no se notaban, y esa fue una queja casi general de todos los que estábamos ahí.
Ya el lugar estaba casi colmado, algunos se tiraban desde la platea al campo mientras los de prevención seguían molestando corriendo a la gente de la escalera. El horario estipulado era a las 21:00 y ya estábamos en ese horario, pero no había señal alguna de que el show iba a comenzar. La gente seguía entrando y quedaba espacio en algunos sectores, por lo que me que me hace suponer que la productora o la banda esperó a que esté casi completo. Finalmente se empezó a escuchar las primeras afinaciones y se veía bastante movimiento detrás del enorme telón, así que todos nos preparábamos para hacer historia luego de 13 años.
21:40 se apagaron las luces y “Síntoma de la infección” fue el encargado de dar inicio a un show de 25 temas mezclados entre Hermética y Malón. El sonido era prácticamente brutal, nada que ver a lo que había sonado hacía casi un mes cuando fueron soportes de Megadeth. La gente cantaba todo, pogueaba todo, era algo increíble. El campo estaba completamente lleno casi sin lugar para mover un brazo y el intenso calor se sentía mucho. Seguía “Culto siniestro” con el cual empezaron los problemas que por suerte no pasó a mayores, pero pudo haber sido una tragedia total. Al poco tiempo de empezar, la banda dejó de tocar y O’connor pidió por favor que no empujen porque en la valla la gente estaba siendo aplastada, lo que podía generar algún percance mayor y tal vez una suspensión del show. Luego de esas palabras, comenzaron otra vez con “Culto siniestro” hasta que nuevamente debieron parar. Claudio hizo el mismo pedido, porque la gente seguía siendo aplastada y muchos estaban lastimándose. Según pude saber, la valla había cedido debido a toda la presión que ejercía la gente del campo, y muchos de los fotógrafos de prensa casi terminan siendo aplastados por lo que debieron salir corriendo. La banda se retiró por completo esperando que el tema se solucionara, así fue que el concierto estuvo parado por un lapso de unos 15 minutos. La gente de prevención y de asistencia médica corría por los pasillos para socorrer a todos aquellos que habrían sufrido las consecuencias de una valla que terminó a 45º. Muchos pasaron con problemas como principio de asfixia, labios rotos, sangre en la nariz, manos y pies doblados, pero lo peor fue una chica epiléptica.
Solucionado el tema anterior, ahora si Malón pudo tocar sin problemas “Culto siniestro”. La verdadera fiesta estaba por empezar, aún quedaba mucho por cantar y por agitar. “Castigador por herencia” y el detonante “Nido de almas” marcaban el rumbo de una fiesta metalera en todo su esplendor. El sonido seguía siendo excelente, sobre todo la batería del “Pato” que te carcomía por dentro con cada sonar de ese doble bombo furioso. En algunas partes la voz de Claudio se perdía, pero no era algo negativo porque Malón estaba en las tablas después de más de 1 década y eso había que festejarlo sin importar nada.
El público cantaba absolutamente todo, era increíble escuchar cómo la gente desaforada seguía al pie de la letra cada canción que sonaba y cada riff que el “Tano” despedía desde su guitarra. “Hipotecado” y “Sobaco ilustrado” continuaban para darle lugar a un tema más tranquilo y bajar un poco las revoluciones. “Cancha de lodo” permitía que la gente tome un poco de aire y vaya a refrescarse.
Era hora de la nostalgia pura y el descontrol desmedido. La gente cantaba antes de empezar y en algunas pausas del show temas de Hermética casi como un derecho de todos los metaleros que habíamos llegado hasta La Paternal. O’connor hizo una pregunta cuya respuesta era más que obvia. ¿Están listos para la H? El sí escuchó en todo el estadio, como respondiendo a una obligación y no a un gusto personal. Así fue como el primer cover de la banda más grande de metal argentino se apoderó de todas las almas presentes. “Evitando el ablande” provocó una avalancha enorme en el campo y una euforia incontenible de todos los que estábamos ahí. Nadie dejaba de cantar, nadie dejaba de agitar, nadie dejaba de saltar. Era casi estar viviendo un sueño, que sigue muy lejano. Por mi parte no soy de los que dicen “Malón es Hermética”, porque Hermética fue una sola y habrá una sola, pero era lo más parecido a esa banda que nos marcó a muchos y que no tuvimos la suerte de ver en su época gloriosa por cuestiones simplemente de edad. Para terminar de matarnos a todos, a falta de mucho para la finalización del show y con muchos temas por repasar, la introducción de “Otro día para ser” sonaba para el “uuuhhh” de la gente como aprobando que el tema estaba por demás bien elegido.
Malón volvía a sus temas propios, esta vez con “Judas de oficio” y “Bajo el dominio danzante”, para seguir con una de las dos canciones que posee video oficial. “Grito de Pilagá”, el tema que abre el disco “Resistencia viva”, estaba marcando casi la mitad del show y estremecía con recuerdos a los que alguna vez escuchamos ese disco y soñamos que verlo en vivo. Si bien O’connor suele hacer temas de la H y el “Tano” también, esto era diferente porque ellos estaban juntos acompañados de Strunz y fueron los integrantes de aquella genial banda. Como dije antes, Malón y Hermética son cosas diferentes para mí, pero debo admitir que por algunos momentos me olvidaba de Kuadrado e imaginaba a Iorio en el bajo. Seguido a eso, “Espíritu combativo” le daba el pase a más temas de Hermética. “Gil trabajador” y el tremendo “Memoria de siglos” nuevamente llenaban nuestras mentes de recuerdos, pero sobre todas las cosas de satisfacción. Por momentos miraba a las plateas arriba mío y veía algunas banderas colgadas, lo que me hacía recordar a los viejos tiempos de Obras donde las banderas copaban casi toda la platea.
Cada tanto la banda desaparecía porque se iba a refrescar un poco, ya que el calor era casi exhaustivo y más para los músicos. Es así como luego de uno de esos parates, volvió solamente el “Tano” y se sentó en el escenario con una acústica, para tocar el instrumental de “30.000 plegarias”. No había una sola persona que no lo aplauda, el cariño de la gente fue total y se pudo ver a un Antonio Romano con algunas lágrimas en los ojos, producto del aliento y de cantos como “el “Tano” es lo más grande del heavy nacional”. Volvieron los 4 a escena para tocar “Cráneo candente” y “Gatillo fácil”, uno de los temas que más me gusta de la banda. Yo aquí note algunos problemas en la voz de Claudio, tanto en su voz propiamente dicha como en el problema de sonido que se perdía. Romano también tuvo algunos problemas en su guitarra, ya que se desconectaba. La primera vez que se desconectó la guitarra fue porque O’connor se tropezó con el cable y la desconectó y la segunda creo que fue un mal movimiento, pero no pude ver bien lo que pasó.
El show parecía encaminarse a su fin, ya que había pasado mucho (mucho desde los números, porque el concierto en total se pasó volando) desde el inicio y generalmente un concierto normal dura entre una hora y media o dos. “Vientos de poder” y “Cicatrizando” dieron paso ahora si a “30.000 plegarias” cantado o eléctrico, como más le guste al lector. El estadio casi se venía abajo, algunos pocos se apartaban de la multitud en busca de aire y agua, mientras que el resto seguía con la mirada clavada en el escenario, con brazos en alto y su canto en el cielo. Luego de un corto lapso de tiempo, la banda volvió para interpretar los bises y finalizar el show. El primer tema fue “Malón mestizo”, el cual yo pensé que era con el que abrirían el show pero fue todo lo contrario. Este fue uno de los temas que tocaron en la fecha de Megadeth, sólo que esta vez sonó muchísimo mejor y que todos los presentes cantaron sin piedad. Como aquella noche junto a Mustaine y compañía, Malón procedió a la introducción de “Masa anestesiada” para tocar de manera íntegra “Tú eres su seguridad”. Todo era una locura total, miraba el estadio repleto y se veía solamente rostros de felicidad con un agite incondicional. Por último, y para sorpresa mía y creo que la de varios, cerraron con otro tema de la H. “Soy de la esquina” fue el encargado de culminar el primer show oficial en vivo de Malón tras 13 años de ausencia en forma conjunta de los escenarios.
La banda se despidió bajo una lluvia de aplausos generalizada de todos los sectores del estadio, la historia había terminado de escribirse y muchos fuimos presentes en un nuevo capítulo de la banda y también de la escena nacional. Puede haber rivalidades (algunas estúpidas), puede haber preferencias musicales, puede ser cuestión de gustos, pero Malón fue Malón y lo de anoche jamás lo voy a olvidar. Y sin entrar en polémica, debo decir que siempre me incline más para lo que fue Almafuerte, pero no por eso voy a dejar de perderme una banda espectacular de metal argentino, que tanto escasea en nuestro país y donde las buenas bandas están condenadas al under por falta de apoyo a la movida. No tengo más palabras para describir lo de anoche, fue una vuelta espectacular, con un sonido brutal y una lista de temas abrumadora y letal. En lo personal voy a seguir con mi gusto preferencial sobre Almafuerte, pero no seré hipócrita y voy a decir que Malón dio un show como hacía rato no se veía. Casi 3 horas de show, 25 temas. Una exquisitez
La banda agradeció a todos los que fuimos a verlos, se saludaron afectuosamente con un abrazo cada uno y saludaron en conjunto a toda la multitud. Por último, una foto con el público de fondo, regalo de púas y palillos y finalmente se despidieron. El rebaño metalero salió del establecimiento boquiabierto debido al calor, pero sobre todo al show. A la salida me encuentro con el grupo de amigos con el que fui, para retornar a nuestros hogares luego de una noche histórica. Malón volvió. Ayer deseo, hoy realidad.
Galería de Fotos:
Cobertura: Nicolás Lopez
Fotografías: Walter Machi
· Volver